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Gaspar Romero, hermano menor de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, habla sobre la vida de su hermano. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez

“Monseñor Romero es un símbolo de paz”: Gaspar Romero

@GloriaCoLatino

La sala de estar en casa de Gaspar Romero resalta por su quietud y por las incontables imágenes de Monseñor Óscar Arnulfo Romero que llenan paredes y mesas, help patient ya sea como fotografías, search help afiches y hasta una maqueta de diseño, para un plaza a su memoria.

Gaspar es  el menor de los hermanos del mártir de la Iglesia católica, quien reiteró  la vocación pastoral por los pobres de su hermano mayor, al que con mucho respeto llama “Monseñor Romero” , de quien aprendió la humildad y el perdón.

La noticia sobre la designación como mártir que da paso a la beatificación de Monseñor Romero le llegó a las seis de la mañana del pasado martes, cuando familiares y amigos le comentaron de la decisión tomada por la Congregación para la Causa de los Santos,  en Roma, Italia.

“Han venido de muchos medios de comunicación, de Ecuador, han venido de Los Ángeles, Estados Unidos, y otros que ya ni recuerdo, me llaman  de muchos países preguntándome por Monseñor Romero, porque él ya no es solo de la Iglesia (católica) es de todos y todas”, comentó.

– ¿Cuál fue su reacción con el anuncio de la Beatificación de Monseñor Óscar Romero?

La decisión no me agarró tan de sorpresa, porque esperaba que de un momento a otro sucediera … era una corazonada, pero fueron las primeras llamadas de los amigos y medios de comunicación los que me pusieron al  lleno de tanta alegría que aun estoy emocionado.

Un vecino me llamó y me dijo -vea Telesur- están pasando algo de Monseñor Romero y que el Papa habla de la beatificación, primero fueron amigos y los familiares me preguntaron luego ¿Qué está pasando? , el teléfono no paraba de sonar, querían que les dijera, si era cierta la noticia y solo respondí -estoy igual que ustedes… sorprendido y alegre,  como familiares de Monseñor Romero es un honor para toda la población salvadoreña y gloria para la iglesia.

¿Qué sabe sobre los preparativos de la beatificación?

Todavía no me ha dicho nada la Iglesia, porque ellos dicen que todavía no está confirmada la fecha de beatificación en el país. Por ahora solo hay rumores que podría ser  el 24 de marzo o que probablemente sea el 15 de agosto que es la fecha de su cumpleaños y otros aseguran que en septiembre que es cuando el Papa llegará a Estados Unidos y luego, vendría para acá, pero todos esos son rumores, no hay nada concreto.

– ¿Qué fecha le gustaría Don Gaspar?

Yo tengo la corazonada que será en marzo, y me gustaría que cuanto antes mejor porque así, ya lo disfrutamos y todos complacidos, después de haber visto tanto sufrimiento que él tuvo en sus últimos días.

De los siete hermanos que éramos seis varones y una mujer, solo hemos quedado dos, el penúltimo que vive en San Miguel, que se llama Arnoldo y su servidor y todos estos actos que Monseñor Romero recibe nos llenan de mucha alegría.

– ¿Cómo celebró Ciudad Barrios, en San Miguel, la noticia de la beatificación?

Supe que hicieron una gran ceremonia  el pueblo, lastimosamente no pude asistir, pero sé que fue un gran acontecimiento de la Iglesia junto a la población llena de júbilo y alegría por su memoria.

 Gaspar Romero, hermano menor de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, muestra una imagen de su familiar. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez
Gaspar Romero, hermano menor de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, muestra una imagen de su familiar. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez

– ¿Considerá la beatificación  un acto de justicia para Monseñor Romero?

Creo que es una deuda que se tenía con él. Porque él se entregó a los pobres y por haberse entregado a los pobres de este país, fue ofendido, amenazado y asesinado; solo  porque amó y defendió a los pobres.

– ¿Cree usted que las personas que lo ofendieron y algunos que sin conocerlo lo criticaron deben pedir perdón?

Como cualquier humano que comete un error, moralmente están obligados a pedir perdón -claro si lo reconoce- pero le digo el 95% o más de la población lo quieren  y lo respetan y solo un 3% o menos no lo quieren y quizás,  porque no lo conocieron totalmente.

Yo a estas personas -les sugiero- que lo conozcan bien, leyendo sus homilías y un poco de historia con las biografías que se han publicado sobre su vida. Solo la UCA (Universidad Centroamericana) tienen su biografía en distintos idiomas: alemán, francés, italiano y creo que esto es lo que faltó aquí; conocer su vida humilde y dedicada a Dios y al Evangelio.

– ¿Cómo una materia de historia para que lo conocieran los jóvenes?

Supe que el gobierno tenía en mente poner en las escuelas, una clase referente a Monseñor Romero … no sé si la llevaron a cabo esa idea, o está en preparación esto le compete al gobierno.

Lo que si puedo decirle -aunque no soy político- el gobierno anterior tuvo mucha deferencia para Monseñor Óscar Arnulfo Romero, ahora el Aeropuerto Internacional y el Boulevard llevan su nombre y eso nos llena de alegría. Y también la Sala de Honor de Casa Presidencial  que puso una pintura de Monseñor Romero, son muchas cosas de estas que nos dan alegría.

– ¿Cómo recuerda a Monseñor Romero, como hermano?

Son pocos los recuerdos de infancia porque él tenía 12 años, cuando nací, pero cuando tenía 13 años y se fue al Seminario Menor a San Miguel,  y cuando regresaba de vacaciones lo empecé a conocer. Y cuando se fue para Roma (Italia) volvió ordenado ya como sacerdote, disfruté mucho, que además de hermano él fue mi amigo.

Y luego, tuve la dicha, la felicidad y la bendición de estar muy cerca de él en su vida sacerdotal, que me permitió vivir muchas anécdotas con él. Lo primero,  él se daba a querer con la gente pobre y su atención a la población.

Recuerdo que cuando lo enviaron a Anamorós (La Unión), al llegar estableció para los niños y niñas la doctrina, para los jóvenes el deporte y con los adultos les daba charlas instructivas; tanto que cuando lo retiraron de esa parroquia, la gente no quería que se fuera.

En San Miguel realizó el mismo trabajo, hizo una reunión con los lustradores de zapatos, una reunión con vendedores de periódicos, una con alcohólicos anónimos, siempre se dio a querer con la gente más humilde y su generosidad fue otra virtud, todo lo que le llegaban a regalarle, él  se los daba a los pobres. Y lo mismo hizo cuando fue nombrado Arzobispo de San Salvador a finales de los años setenta.

– ¿Tiene una anécdota sobre esto?

Sí, recuerdo que yo le manejaba y estábamos en la calle parados por un semáforo en rojo, y de pronto me dice ¿no tienes algunas fichas ahí? Y pensé  que él quería comprar algo -meto mi mano al pantalón y le doy las fichas-  y se las dio a un señor que estaba ahí en la cuneta pidiendo dinero,  Monseñor Romero nunca andaba dinero, porque todo lo regalaba.

– ¿Cuál es el recuerdo más triste que vivió con Monseñor Romero?

Eso fue en los últimos días de vida, que lo ultrajaban, lo insultaban, lo calumniaban en campos pagados en las páginas de los periódicos era una campaña, donde lo llamaban subversivo, agresivo, que era un loco, un borracho, todo eso me dolía mucho a mí; pero cuando platicaba con él -me decía- Sí, es doloroso que levanten tanta calumnia, porque vos me conoces mejor; pero lo que ha dolido es que tres compañeros fueran a Roma (Vaticano) a denunciarme.

– ¿Qué ocurrió con eso?

Bueno, de Roma enviaron una comisión a investigarlo y comprobaron que no era cierto lo que decían, al contrario, encontraron muchas buenas referencias y recomendaciones que así deberían trabajar los Obispos católicos, dedicarse a los pobres.

– ¿Monseñor Romero estuvo cuando más lo necesitaba el país?

Yo siempre he dicho, Monseñor Romero fue un hombre fuera de serie, hasta creo que profetizaba, porque antes de que lo asesinaran me dijo en una plática -yo sé que me van a matar, el Papa me mandó un aviso con el Nuncio de Costa Rica, que tienen conocimiento que me van a matar y que si quería me podrían trasladar a otro lugar o darme seis meses de vacación.

Pero ya les dije, que prefería quedarme al lado de mi pueblo, de los pobres, hasta las últimas consecuencias.

– ¿Qué le impactó más de este comentario de Monseñor Romero?

Que me dijera en ese momento  -desde ya perdono a los que lo hagan- eso es el martirio.

– ¿Cuál es la enseñanza que le dejó como hermano y hombre de Iglesia?

Como le digo, fue un hombre fuera de serie que siempre practicó todas las virtudes: no mentir, no calumniar, ayudar al que estaba caído y siempre perdonar, esas eran las enseñanzas y ejemplos de su vida, porque él era un Santo.

– ¿Cómo hermano Monseñor Romero?

Siempre disfrutó de las bromas, él fue quien nos casó a todos los hermanos Romero y nos obligaba que en Navidad y Año Nuevo lo pasáramos juntos, pero primero íbamos a misa a medianoche en familia … ya en el hospitalito  de la Divina Providencia.

Luego, llegábamos al comedor para la cena familiar y nos decía, aquí ya no hablaremos cosas de Dios, aquí solo bromas y nos reíamos mucho, la pasábamos felices. Son buenos recuerdos.

– ¿Por qué Monseñor Romero prefirió vivir en el Hospitalito de la Divina Providencia y no en el Arzobispado?

Al principio vivió en el Arzobispado porque tenía ahí su oficina, pero como él era muy humilde consideró que era mucha ostentación, además comenzaron ciertos roces de señoras de familias acaudaladas que estaban en la Iglesia  y le dijeron que le tenían preparada una casa digna para él, en la colonia San Benito. Él les agradeció el gesto y su atención, pero les sugirió que mejor vendieran la casa y el dinero se lo dieran a los pobres.

– ¿Y cómo llego al hospitalito de la Divina Providencia?

Llegó a pedir posada y dormía detrás del altar. Entonces, las madres le mandaron a construir la casita que está ahí … al principio no quería, pero al final se pasó ahí y estuvo hasta sus últimas días.

Fue una lección de humildad, no quería ostentar con nada y todo lo que le llegaba lo regalaba.

Una vez llegué a visitarlo a su oficina y me dijo “a tiempo venís, quiero que me digas, cómo ves mis zapatos” , yo te los veo bien y están buenos; entonces, agarró del escritorio una caja que contenía un par de zapatos lujosos que valían 800 colones, era un regalo que le hicieron. Entonces, me dijo –llevátelos, se los das al jardinero y dile que se los regalo- y  viene la tentación, y le digo, ¿por qué  no me los regalas a mí ? … no seas mal pensado -me dijo- en primer lugar tienes buenos zapatos y como comprarlos; pero el jardinero no tiene ni dinero para comprarlos, ni tiene buenos zapatos.

Son anécdotas que me pegaron y marcaron mi vida.

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