Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
La grandeza de un pueblo pasa por soportarse en una legislación también grande, respetuosa del derecho, de la propiedad, los usos y costumbres comunes, sustentándose en la equidad, asegurando por ello para todos, acceso equitativo a los recursos y al trabajo, a una objetiva aplicación de la teoría del valor vigente.
En cambio, las transgresiones del régimen han sido diseñadas para asegurar los intereses representados por el poder, con la complicidad tanto de la partidocracia tradicional de derecha como del ejército, irrespetando la institucionalidad, al soberano, a la legalidad y al derecho común, para en cambio garantizar la profundización de privilegios y ventajas para esos sectores, con la aberración de gobierno que padecemos, dependiente por completo del capricho del caudillo, que pasa por haber corrompido al legislativo, reduciéndolo al papel decorativo que ahora es, estableciendo como legal la desigualdad y la inequidad, donde la aplicación arbitraria de la nueva norma favorece la ilegalidad, a los nepotes, perpetuando y profundizando esos privilegios sobre el derecho de todos.
Así, el régimen se vierte como poseso a establecer un compendio de reglas dirigidas a naturalizar sus privilegios, montando un tácito proceso de reingeniería social regresiva dirigida entre otros, a penalizar las demandas de la población cuando reclama respeto a su derecho a la propiedad, al trabajo, a la legalidad, a la libre expresión, de reunión, al libre desplazamiento, al acceso a la información de naturaleza pública.
Así cuando un ciudadano ha señalado públicamente los delitos cometidos por el régimen, este no duda en perseguirlo, difamarlo, desprestigiarlo, despedirlo, reprimirlo, torturarlo, asesinarlo y desaparecerlo, crímenes que el régimen reconoce haber cometido en alrededor de 490 personas, sin haber sido procesadas o condenadas, de las cuales hasta el 97% nunca tuvieron antecedentes penales, y sobre los que la relatora de DDHH de la ONU señala incluso podrían ser hasta 3,000.
Ahora mismo Amnistía Internacional, entidad internacional vigilante de los DDHH, establece la detención de varias personas por parte del régimen ilegal que nos mal gobierna, bajo la figura de “presos de conciencia”, es decir, víctimas de un patrón sistemático de parte del régimen dirigido a perseguir y suprimir a sus detractores, instrumentalizando sus respectivos procesos para amedrentar al resto de la población, convirtiendo estos en verdaderos circos mediáticos, donde para colmo aplica un jurísmo nulo por lo irregular, buscando suprimir por extensión la resistencia de la población en general.
Terrorismo estatal descarnado encubierto tras la retórica vacua de régimen.
Así, mediando un sistema híbrido cuyo propósito busca perpetuarse en el poder, el régimen ha instrumentalizado al estado y sus recursos sirviéndose de una mediática y una verborrea falaz para alienar a los simples, sumado al uso de la fuerza para atemorizar a las masas, mientras persigue anular a intelectuales, académicos, sindicalistas y organizaciones civiles, para tras el alegato de haber logrado una sociedad próspera, instalar en cambio un régimen que asegure beneficios para los de siempre.
Mientras el pueblo, sufre el más absoluto expolio.
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