Página de inicio » Suplemento Tres Mil | 3000 » Llorar todo lo llorable: 20 razones para llorar

Llorar todo lo llorable: 20 razones para llorar

LLORAR TODO LO LLORABLE: 20 RAZONES PARA LLORAR

Por Wilfredo Arriola

En su momento, ni más menos. Sucederá, eso tenlo por seguro. La desgracia tiene muchos nombres: casualidad, destino, causalidad, suerte, saña, muchas designaciones; pero un solo sentir, caminos distintos que van a dar al mismo lugar, a uno mismo, y sí, hay que soportarse mientras suceda.

La palabra desgracia está asociada a la mala suerte, al infortunio y proviene del prefijo des-(negación) sobre la palabra gracia. La misma que viene del latín gratia, agradable o agradecido. Llorar todo lo llorable, parecido al clásico poema de Oliverio Girondo: «Llorar de amor / de hastío / de alegría. / Llorar de frac / de flato, de flacura. / Llorar improvisando / de memoria. / ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!». A pesar de ser un pasaje normal en nuestra vida siempre existe esa limitación de ser contado como quisiera contarse, porque no hay una persona que pudiera comprendernos como quisiéramos o por limitar ese espacio a nuestra intimidad.

Muchos no soportan saberse descubiertos o en desventaja, o peor aún, mostrando un lado que va en contra de lo que suele mostrarse. A solas, como se está en los momentos más importantes de la vida. Aprender a llorar también tiene sus reglas, o quizá no, pero he intentado a manera de ejercicio, crear una pequeña lista para retratar el momento:

1-      Llorar entre cortado y decir lo indecible.

2-      Llorar recordando, a fondo, bien y con los detalles que en su momento hirieron el hilo que sostenía la cordura.

3-      Llorar a solas, después de haberlo hecho frente a alguien —a solas en nuestro lugar seguro —.

4-      Llorar por lo imposible, por lo que pudo haber sido, pero decidimos elegir las lágrimas por no continuar.

5-      Llorar frente al arte, impensable. Manifestar sin palabras lo que el llanto puede.

6-      Llorar ante las partidas. Partirse, irse con quien ya no está, que ya no estará.

7-      Llorar ante la fascinación y sentir que la vida tiene sentido.

8-      Llorar en el extranjero, en otra casa. Traducir el silencio.

9-      Llorar ante la victoria. Saber lo pasado, el trayecto, la lucha, la soledad de esa lucha y los pocos que estuvieron.

10-  Llorar porque sabes —que perderás incluso a los de arriba (9)—

11-  Llorar manejando o en el transporte. No mirar a nadie, saber que no hay nadie.

12-  Llorar en un lugar, con una canción, dejar de cantar a mitad del coro, irse a mitad de camino.

13-  Llorar firmando.

14-  Llorar en los cumpleaños. Solo tú sabes las razones.

15-  Llorar el dolor físico, es la antesala de lo inexplicable. Solo sentir.

16-  Llorar el talento, digerir si es maldición o nuestra desgracia.

17-  Querer llorar y no poder (Síndrome de Sjögren) pero seguramente te manipulas para poder. Al llanto se llega sin invitación como a los funerales.

18-  Llorar fingiendo, faltarle el respeto a lo sagrado del sentimiento. Ocupar lo loable para otra causa  no valedera.

19-  Llorar diciendo ¡Basta! y al día siguiente continuar.

20-  Llorar y negarlo después.

Dice Gabo Ferro en una memorable canción: «¿Por qué se guardan las cosas? / Tanto trueno tanto rayo / Las cosas que no se dicen / Se hacen flores de un pantano. / La muerte no existe acá, / Todo está vivo, presente. / La memoria es asesina, / La muerte a la misma muerte. Desembala la memoria / Que no hay cosa que no sirva. / Te va a servir lo amarrado. / Y lo que anda la deriva. / ¿Por qué no lloras un poco vos que vas bailando tanto? / Llora bien, abrí los ojos y después seguí bailando».

Y seguí bailando…

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.