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Limpiar la casa, ¿puede hacerse?

Luis Arnoldo Colato Hernández

Educador.

Desde el 1 de mayo hemos escuchado el mantra oficial que traslada la responsabilidad de lo ocurrido al interior del estado, al soberano, con frases tales como “el pueblo nos mandó…”; “el pueblo nos ordenó hacer…”, y otras mas también ausentes de ninguna razón.

En cambio, lo que sí sucedió es que los votantes en su mayoría otorgaron su respaldo al partido oficial y cualquier lectura alejada a ese hecho no es más que una subjetiva interpretación, por lo que añadir cualquier exégesis en torno al respaldo electoral del oficialismo, debemos entenderla como una maliciosa, malintencionada e interesada interpretación, que debe encasillarse en el ámbito de lo turbio.

Por otro lado, el que el votante en su mayoría respaldara a un partido cuya propuesta electoral es ahora, como en el momento electoral, por completo desconocida, en el que además sus candidatos carecían de proyecto, pues en las entrevistas a las que asistieron apenas podían  parafrasear dos o tres expresiones sin contenido, y lo que sí se les escucho redundantemente fue “estoy para apoyar a mi presi…”, no deja espacio para ninguna consideración, pues el proyecto, los candidatos entonces, funcionarios ahora, y demás montaje del actual Gobierno, en realidad gira en torno a la persona del ejecutivo.

Así de simple.

Es decir, el partido, las personas, el proyecto todo es el ejecutivo y nada más.

Ahora bien, lo que supuestamente el electorado ordeno (“limpiar la casa”), no pasa por ninguna acción que difiera de las antiguas prácticas de la derecha electoral; es decir, luego de la respectiva toma de posesión simplemente dedicarse a hacer espacio para quienes sudaron la camiseta. Con tal ánimo la presente administración a vejado el derecho al trabajo a alrededor de 7,000 empleados públicos de las distintas dependencias de gobierno, so excusa de haber estos “concluido su contrato”; a cambio, incorpora arbitrariamente en dichas plazas un número mayor de incondicionales partidarios, para cooptar las oficinas invadidas sin resolver las supuestas deficiencias administrativas por las que se señala a los cesados, anquilosando más en el proceso al Estado, por la grasa electoral que se le incorpora.

Ah, pero ahora existe una novedad: el que la sala de lo contencioso administrativo ha concedido la razón en lo relativo al auto golpe emprendido el 1 de mayo, cuando se removiera a la sala de lo constitucional y al fiscal; tal resolución ha envalentonado internamente al ejecutivo y sus acólitos, pues nada menos que una sala en pleno legitima ese mamotreto.

Para explicarlo algunos han inferido que los miembros de la cámara sufrieron de intimidación por parte de agentes del estado; lo cierto es que estos personajes son cómplices oportunistas, que buscan en el orden derivado del 1 de mayo, coimas con que enjugar su deshonor.

Como sea, ello evidencia el que hay ahora mismo en el estado salvadoreño un relevo de personal y nada más, pues la fiesta, el arbitrio y el desacierto administrativo seguirá para favorecer a los mismos de siempre, en detrimento también de los mismos de siempre.

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