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Ley por el respeto a los derechos de los animales, camino de la ruta democrática

Wilfredo MámolWilfredo Mármol Amaya.

El lunes 17  de marzo, cialis no rx fui sorprendido por la Licenciada Alicia Herrera Rebollo, quien puso sobre el escritorio de mi oficina una carta solicitud para el respaldo al anteproyecto de ley para la protección de los derechos de los animales, al escuchar los argumentos y sin mediar palabras, le pedí el lugar donde tenía que estampar mi firma, acompañando el número del DUI. Una demanda insoslayable e ineludible al compás de espera de la historia realmente democrática.

Al día siguiente, el partido político Cambio Democrático, CD,  presentó en la Asamblea Legislativa la iniciativa de ley, marcando un punto de inflexión en la evolución de la patria, pues al fin hemos dado un paso al encuentro de  los derechos de los animales. Felicito la loable iniciativa del Diputado Douglas Avilés

De inmediato vinieron a mi memoria dos hechos que han marcado momentos de cambio en el país, lleno de sorpresas y por supuesto de esperanzas. El primero fue la ocasión cuando el poeta y escritor Néstor Martínez puso en mis manos una propuesta de un libro de su autoría titulado LA VERDAD SOBRE EL ESPINO, que ponía en blanco y negro al conocimiento público de la verdad, de manera valiente y arriesgada, la maraña de arbitrariedades de los órganos del estado en beneficio de la Familias representantes de la oligarquía salvadoreña,  los Dueñas y Los Poma, romper con ello “la barrera oficial” de los acontecimientos contados y actuados por las instituciones, partidos políticos, Corte Suprema de Justicia, las Alcaldías de San Salvador, Santa Tecla y Antiguo Cuscatlán en manos de Arena. Marcó un punto de partida para que en el país se hablara a partir de ese momento de la ética verde. Eso fue hace ya  muchos años.

El segundo hecho, fue precisamente el día de ayer-18 de marzo de 2014- momentos en que los noticieros televisivos matutinos, informan a una fundación presentando el estado actual de un perrito recogido de la calle, totalmente abandonado, desnutrido, tan flaco que por el amor de los huesos no se le caían los huesos. “Patrick” su nombre y en condiciones -luego de tres meses de albergue, alimentación, cuido y franca recuperación- está casi listo para darlo en adopción a una familia que ame y no maltrate los animales.

El momento de volver la mirada a la expresión de Mahatma Gandhi ha llegado: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales”, este pensamiento ha llegado para quedarse a El Salvador; claro ha implicado saltar a momentos de calidad histórica, como el dado por Néstor Martínez, cuando el  alzar la voz era una condena a la cárcel, exilio o la muerte.  El momento ha llegado para nuestros animales.

El Lic. Douglas Avilés, Diputado del Grupo Parlamentario de Cambio Democrático, juntamente con organizaciones sociales: Asociación Milagros de Amor, Casa Roly, ARANI y Cat Dog El Salvador,  han acompañado la iniciativa en el Congreso justificando que el maltrato a la fauna doméstica comprende una gama de comportamientos que causan dolor innecesario, sufrimiento o estrés a los animales, que van desde la negligencia en los cuidados básicos hasta el asesinato malicioso e intencional. Dicha iniciativa ha tomado en consideración La Declaración Universal de los Derechos de los Animales, proclamada el 15 de octubre de 1978 y aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y posteriormente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU); establece en su artículo 2 “a) Todo animal tiene derecho al respeto, b) El hombre, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales; c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del ser humano. Actualmente la Ley Marco para la Convivencia Ciudadana y Contravenciones Administrativas, establece en su artículo 22 literal d “que un deber de la ciudadanía con el medio ambiente es garantizar el bienestar de los animales domésticos, de granja o mascotas que posea, mediante el cuido adecuado y sin maltrato”. En esencia el anteproyecto de ley propone una reforma al Código Penal para multar, incluso la cárcel  a las personas que de manera reiterada maltraten a un animal doméstico. Vale la pena recordar que hace unos meses un perro fue quemado con agua hirviendo por un ciudadano agresor de animales, sin responsabilidad debido a la impunidad que significan estos actos.

El psicólogo español-salvadoreño, Dr. Ignacio Martin Baró, en su libro ACCIÓN E IDEOLOGÍA, señalaba la importancia del aporte de La Etología, esa rama de la psicología que estudia el comportamiento de los animales en el medio en el que se encuentran, ya sea en situación de libertad o en condiciones de laboratorio. Los etólogos, por lo tanto estudian las características conductuales distintivas de un grupo determinado y cómo éstas evolucionan para la supervivencia del mismo en un ambiente determinado. Su objeto de estudio es el comportamiento animal en su interacción con el medio. Por lo tanto, los objetivos de los etólogos es el estudio de la conducta, instinto y de las relaciones con el medio, así como el descubrimiento de las pautas que guían la actividad innata o aprendida de las diferentes especies animales. Así, los etólogos han estudiado en los animales aspectos tales como la agresividad, el apareamiento, el desarrollo del comportamiento, la vida social, la impronta y muchos otros.

Los seres humanos, también animales, forman parte del campo de estudio de la etología. Esta especialización se conoce con el nombre de etología humana. La etología nos ofrece una gama necesaria e indispensable para pronosticar que la armonía del ser humano con los animales es una posibilidad de mejora del ambiente social y la conducta humana como tal, al fomentar precisamente conductas no violentas.

La presentación de esta iniciativa de ley, es un fuerte llamado a la conciencia ciudadana que por años ha estado ausente del dolor de la fauna doméstica  y por momentos cómplice al guardar silencio, indiferentes al dolor de los animales, que no es más que la extensión de la violencia social generada por la cultura machista, es decir la cultura del patriarca, que se traduce en conductas cotidianas de no mostrar respeto, empatía e interés por el bienestar de los animales. La ley busca ampliar el artículo 261-A de tal manera de penalizar el abuso y maltrato desmesurado contra los animales, ya sea de forma alevosa y premeditada, que llega incluso al asesinato de animales.

A la vuelta de algunos años -al igual que la valentía de la sociedad salvadoreña en momentos de la historia, como los arriba señalados- se espera sea natural y normal el buen trato y la sana armonía entre seres humanos y nuestros animales, y sea sólo cosa del pasado de cuando la sociedad salvadoreña era antidemocrática, mercantilista e irrespetuosa de los derechos de los animales, recordemos una vez más, lo ha acuñado por  Mahatma Gandhi “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales.”

No hay dudas El Salvador sigue cambiando, vale la pena no volver atrás la mirada, salvo para aprender de los errores del pasado, promulgados por el abuso e intereses de los privilegiados de siempre. Esperamos que esta ley sea   aprobada por unanimidad de los 84 curules.

Sigamos haciendo patria donde quepamos todas y todos, independientemente de nuestras posiciones políticas, religiosas, sexuales, sociales, económicas, que envuelva, incluso a nuestros queridos animales.

Que así sea.

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