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El científico salvadoreño-estadounidense, Carlos Vela considera que este 15 de septiembre, la oposición saldrá a las calles en busca de un retorno a la institucionalidad. Foto Diario Co Latino/Cortesía.

Hacia la Derrota De Bukele: Que Tipo de Candidato Necesitamos

“LAS ELECCIONES QUE SE AVECINAN NO TENDRÁN NADA QUE VER CON UNA CONTIENDA CÍVICA ELECTORAL POR UN NUEVO PRESIDENTE. DEBERÁ SER UNA LUCHA MILITANTE CONTRA EL RÉGIMEN DE BUKELE, SU INEPTITUD Y CORRUPCIÓN, Y LA MARGINACIÓN DEL PUEBLO. LOS PRECANDIDATOS DE LA OPOSICIÓN DEBEN DE ESTAR DISPUESTOS Y PREPARADOS PARA LANZAR, DESDE YA, UNA LUCHA TENAZ CONTRA LA INCONSTITUCIONALIDAD DE UNA REELECCIÓN, INCLUSO CONVOCAR A UNA HUELGA GENERAL DE BRAZOS CAÍDOS Y DE SER NECESARIO UNA INSURRECCIÓN CONSTITUCIONAL, SI SE REELIGE INCONSTITUCIONALMENTE. SE TRATA DE UNA LUCHA POR EL PODER DEL ESTADO PARA TRANSFORMAR A EL SALVADOR CONFORME A UN PLAN POLÍTICO CONCRETO. ES PARTE DE LA LUCHA DE CALLE CÍVICO-POPULAR.”

Carlos E. Vela,

Ingeniero Científico

Desde Washington, DC

Bukele se ha declarado candidato y es menester presentar de inmediato a un candidato de la oposición cívica, popular y política: capaz de unificar la oposición en una proposición, desenmascarar y derrotar a Bukele.

Se han presentado varios precandidatos para representar la oposición. Todos parecen ser personas honestas y buenas, pero no se ha escuchado nada de ellos en los últimos meses y es muy difícil determinar que tipos de candidatos serán. No se han manifestado contra: 1) la reelección inconstitucional de Bukele y Ulloa recién anunciada, 2) la eliminación arbitraria de los municipios, 3) las expropiaciones de tierras, 4) los males del país, etc. 5) Que piensan sobre el país y que harían para superar los problemas socio-económicos y desarrollar a El Salvador.

¿Qué tipo de candidato necesitamos para poner en jaque mate a Bukele?

Debe de ser una persona sólida, con experiencia profesional exitosa, capaz de gobernar el país, con un pasado limpio, una trayectoria de lucha activa y militante de la oposición contra Bukele. Debe estar dispuesta a desafiar a Bukele y a su gobierno como incompetentes, corruptos, mentirosos, violadores de los derechos humanos y constitucionales.

Una persona comprometida con el progreso del país y con una trayectoria de lucha por las reivindicaciones populares, y dispuesta a convocar una movilización que desemboque en una huelga de brazos caídos y, de ser necesario, lanzar una insurrección constitucional para reestablecer el orden constitucional, si Bukele se reelige inconstitucionalmente.

El candidato de la oposición deberá ser una persona capaz de unificar en la acción a las fuerzas del movimiento cívico y popular. Lograr un consenso político de los partidos políticos de oposición,’ debe de seleccionado por consenso por la oposición, en base a sus méritos, como el/la mejor represéntate de esta con perspectivas de triunfo. Se ha ganado el cariño y respeto de la oposición y, ante todo, tiene la capacidad de sintetizar el malestar (el “encachimbe”) del publo y oposición, y ganarse el cariño del pueblo.

La participación en las elecciones, forma de lucha popular

La formula presidencial debera utilizar la campaña electoral para una mayor ampliación de la conciencia de la población, las capas medias, y los sectores empresariales. Es decir, debera

utilizar las elecciones como instrumento de unificación y motor de los movimientos cívicos y populares para derrotar a Bukele.

Las elecciones son parte de la lucha cívica y popular con la intención de abrogar todas la leyes malignas y anticonstitucionales que ha implantado Bukele, principalmente la “ley del miedo ciudadano”, conocida como estado de excepción, y sustituirlo por un estado de sitio focalizado, cuyo objetivo sea proteger a la población y arremeter contra las maras y las pandillas. El objetivo final sería reestablecer el estado de derecho y el orden constitucional.

La lucha de calle como medio estratégico y fundamental del pueblo

En un país como El Salvador, donde existe un sistema político dictatorial, donde no funciona el estado de derecho, y donde el régimen ha demostrado ser corrupto e incompetente, hablar de las elecciones como una contienda cívica es ilusorio.

Las próximas elecciones en el país deberán ser una lucha popular por arrebatarle el poder a Bukele; y por encaminar al país hacia la construcción de una nación democrática, justa y con oportunidades socio-económicas, derechos de educación y de salud para el pueblo, en donde la dignidad del soberano sea la norma suprema.

Las elecciones que se avecinan deberán ser una lucha electoral popular que contribuya a acorralar a Bukele, y a ampliar el movimiento popular para derrotarlo electoralmente o mediante una insurrección constitucional si es que se reelige inconstitucionalmente.

Las elecciones que se avecinan no tendrán nada que ver con una contienda cívica electoral por un nuevo presidente. Deberá ser una lucha militante contra el régimen de Bukele, su ineptitud y corrupción, y la marginación del pueblo. Los precandidatos de la oposición deben de estar dispuestos y preparados para lanzar, desde ya, una lucha tenaz contra la inconstitucionalidad de una reelección, incluso convocar a una huelga general de brazos caídos y de ser necesario una insurrección constitucional, si se reelige inconstitucionalmente. Se trata de una lucha por el poder del estado para transformar a el salvador conforme a un plan político concreto. Es parte de la lucha de calle cívico-popular.

En la situación de El Salvador, la lucha electoral civico-popular y la lucha de calle popular sólo pueden ser dos caras de una misma moneda. Se retroalimentan y trabajan por un objetivo común: la derrota política de Bukele, la toma del poder y la transformación del país.

La lucha de calle popular

Es la organización local de los salvadoreños por sus reivindicaciones en sus lugares de vivienda sean colonias, barrios, tugurios, cantones, o caseríos; mercados, u otras localidades de trabajo informal, etc. Sus luchas incluyen: el derecho al agua; la higiene ambiental; el mejoramiento de los caminos vecinales; el respeto a sus propiedades amenazadas por confiscaciones del Estado; la eliminación de cárcavas; la atención médica; la defensa del medio ambiente; la lucha contra la pobreza y la extrema pobreza; la eliminación del elevado nivel de desempleo y las dificultades en ganarse la vida; la lucha contra el maltrato de las mujeres y el feminicidio; la lucha por mejores salarios, condiciones laborales, el desarrollo empresarial, protección de las pensiones y beneficios laborales; la seguridad local contra el crimen; el alto al maltrato y a los abusos de poder por parte de la policía y del ejército en el marco del Estado de excepción; la eliminación del pacto de

gobernanza del régimen de Bukele con las ranflas pandilleriles, entre otros

La lucha de calle popular incluye también la lucha política contra el gobierno incapaz y corrupto de Bukele, La lucha contra el despilfarro del presupuesto público, la inflación, los abusos del Estado de excepción, la corrupción, nepotismo, etc.

La lucha por estas reivindicaciones se realiza por medio de una organización territorial, con todo tipo de eventos, protestas y propuestas en las calles; denuncias y demandas por todos los medios divulgativos como los medios de comunicación, la prensa escrita, las redes sociales y demás; demandas judiciales; huelgas; marchas en las calles y carreteras; etc. Así también debe de ser lucha electoral popular

A nivel nacional, incluye movilizaciones y marchas; demandas ante la Corte de Suprema de Justicia y el Triunal Supremo Electoral, y otros organismos de Estado; huelgas; paros nacionales de labores y comercio; etc. El trabajo de calle empodera a los salvadoreños en la lucha por soluciones a problemas de la vida cotidiana. La meta principal de la lucha reivindicativa es eliminar las causas de raíz que generan las condiciones precarias de la vida diaria de la población salvadoreña en sus aspectos económicos, sociales y políticos. Comienza con las protestas, denuncias, desafío del poder y eventualmente la lucha por el poder propio por diversos medios.

Las elecciones presidenciales que se avecinan, sólo pueden ser un contienda electoral popular.

A nivel táctico, una lucha electoral popular denuncia los problemas locales de la población, incentiva la lucha de calle local y articula soluciones a los problemas locales. Vincula los problemas locales a la incapacidad y corrupción del gobierno de Bukele. Promueve la organización de la población por sus reivindicaciones.

A nivel estratégico, una lucha electoral popular desenmascara ante todos los sectores del país y la diáspora, la incapacidad y corrupción del régimen Bukele; propone soluciones a las necesidades críticas del país; articula políticas de Estado para construir un país mejor; denuncia a nivel nacional e internacional la inconstitucionalidad de Bukele como candidato; y sienta las bases para que su reelección sea rechazada por amplios sectores de la nación y la diáspora, y sea declarada nula por la comunidad internacional.

Es decir, una lucha electoral popular utiliza las elecciones para movilizar a la población por sus reivindicaciones de la vida diaria e históricas más sentidas. El trabajo territorial sirve para profundizar el aislamiento local, nacional e internacional de Bukele y preparar las bases para una huelga general de brazos caídos o una insurrección constitucional si Bukele se reelige.

¿Elecciones dispersas o unificadas?
La participación dispersa en las elecciones:

  1. 1-  Le deja a Bukele un campo de batalla abierto para legitimarse como ganador con la mayoría de la votación.
  2. 2-  Las elecciones presidenciales arrastran al 15% de los votantes para la Asamblea. El no participar en coalición, se corre el riesgo de dejarle a Bukele una Asamblea Nacional con un número calificado de diputados.

3- Una participación dispersa es equivalente a abandonar un medio estratégico para denunciar la inconstitucionalidad de la candidatura de Bukele y la invalidez de una posible reelección del mismo.

La no participación en las elecciones por los movimientos cívico-populares, aludiendo que eso es cuestión de partidos o cualquier otro argumento, es una postura que hay que superar. Similarmente, la no participación por individuos o gremios de los sectores profesionales o empresa privada, aludiendo que no hay perspectiva de triunfo se auto condenan a cinco años mas de miseria política y mal manejo del país. Alerto, serán mas caros cinco años más de Bukele que el costo de derrotarlo políticamente.

La participación en las elecciones necesita un candidato aguerrido y capaz

Utiliza la campaña electoral para una mayor ampliación y movilización de la población, las capas medias, y los sectores de la clase empresarial. Es decir, se utiliza como motor de los agrupamientos cívicos y populares.

Organiza grandes movilizaciones locales, regionales y nacionales que levanten el ánimo popular para el triunfo electoral y contribuye a la maduración política de la población. Además, se “calientan motores” para una insurrección o una huelga general de brazos caídos sostenida que políticamente derrote a Bukele, en caso que Bukele se declare el ganador.

Abre las posibilidades de un triunfo, si se escogen y apoyan a candidatos dispuestos y preparados para una contienda aguerrida, capaces de gobernar y fieles a los intereses de la nación.

Utiliza la contienda electoral como un medio estratégico para denunciar nacional e internacionalmentela inconstitucionalidad e invalidez de una reelección de Bukele.

En caso de “ganar” Bukele, el candidato propositor y la oposición tendrían las bases legales y morales para:
1-Exigir ante el Tribunal Supremo Electoral que los votos de Bukele sean declarados
nulos por ser un candidato inconstitucional, y movilizar a la ciudadanía con esta demanda.
2-Disputarle el triunfo a Bukele ante los organismos internacionales y los países amigos, principalmente latinoamericanos, europeos y los EEUU.
3-Declararse el ganador legítimo por haber logrado la mayoría de votos constitucionales es decir votos válidos.
4-Convocar a la ciudadanía a una huelga general de brazos caídos hasta la derrota de Bukele, y de ser necesario, convocar una insurrección constitucional.

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