Por Francisco Jara
La Habana/AFP
Las delegaciones del gobierno de Colombia y la guerrilla FARC retomaron este lunes las negociaciones de paz en La Habana, here tras días de tensión por una nueva escalada en el conflicto armado interno en ese país, que ha dejado más de 30 rebeldes muertos.
Las negociaciones recomenzaron en un ambiente de tensión y se desarrollan nuevamente en medio de combates en Colombia -tal como al inicio de las pláticas de paz, en noviembre de 2012-, pues ambas partes echaron pie atrás en medidas unilaterales de desescalamiento, que habían permitido reducir los enfrentamientos y las bajas.
«Escalar la guerra no es el camino», dijo a la prensa el comandante guerrillero Pablo Catatumbo, quien admitió que «los luctuosos acontecimientos ocurridos la semana pasada son un paso atrás en lo avanzado hasta ahora en la mesa (de diálogo) de La Habana», que busca terminar un sangriento conflicto de medio siglo.
La delegación de paz del gobierno no formuló declaraciones a la prensa al reanudarse el diálogo.
Las conversaciones fueron interrumpidas el viernes, tras un bombardeo de las fuerzas militares a un campamento de las FARC el día anterior en Cauca (suroeste de Colombia), al que siguió otro ataque el sábado en Antioquia (norte).
Ese día las delegaciones se aprestaban a anunciar el inicio de un programa conjunto de desminado, pero ese proceso ha quedado en suspenso.
En sus declaraciones de este viernes, Catatumbo dijo que en los dos ataques de la semana pasada murieron 37 guerrilleros (27 en Cauca y 10 en Antioquia), pero el gobierno ha informado por ahora de 36 (26 y 10).
El ataque de Cauca condujo a la guerrilla comunista el viernes a suspender un cese el fuego unilateral decretado en diciembre.
Ese bombardeo ocurrió en la misma región donde murieron 11 militares en una embocada de las FARC, el 15 de abril, en medio de la tregua unilateral.
Tras la emboscada a los militares, el presidente colombiano Juan Manuel Santos autorizó reanudar los bombardeos a bastiones de las FARC, que había suspendido en marzo para desescalar el conflicto, que ha dejado 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según cifras oficiales.
«Acostumbrada a la guerra»
Catatumbo fustigó al presidente Santos por ordenar los ataques a campamentos de las FARC: «ese es un camino equivocado y es obvio que la paz no se alcanzará nunca escalando el conflicto», dijo.
«Duele constatar que una parte de Colombia se ha acostumbrado a una guerra que dura ya más de 50 años y aún no tiene vencedores ni vencidos», expresó. «No puede pretenderse que a través de la presión militar o de las amenazas, se pueda doblegar nuestra voluntad de lucha», agregó.
Ambas partes han consensuado hasta ahora tres de los seis puntos de la agenda de paz, además del plan de limpieza de minas, sembradas a lo largo del conflicto y que han dejado 11.000 víctimas, entre muertos y heridos, desde 1990.
El proceso de paz ha generado controversia en Colombia debido a que hace más de un año que las partes no logran cerrar un punto de la agenda: el último, drogas ilícitas, lo consensuaron el 16 de mayo de 2014.
Las partes discuten actualmente sobre reparación a las víctimas, pero no han logrado avanzar por desacuerdos sobre justicia. Además, vienen tratando en forma paralela sobre los pasos para el fin del conflicto, en una «subcomisión» conjunta de generales y guerrilleros.
Pese a las tensiones, ninguna de las partes ha amenazado con abandonar el proceso de paz, en el que Noruega y Cuba sirven de «garantes», y Chile y Venezuela de «acompañantes».
«Tenemos que tomar decisiones para parar esta guerra lo más pronto posible, y yo estoy listo a acelerar las negociaciones para obtener ese cese al fuego bilateral y definitivo a la menor brevedad posible», expresó Santos el sábado.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) son la mayor guerrilla de ese país, con unos 8.000 combatientes. El gobierno desarrolla además diálogos exploratorios con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), que tiene unos 2.500 efectivos.