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Entre “el delator” y la tortura

Las principales noticias de la semana antepasada, que hay que dedicarles alguna atención, fueron las denuncias de tortura que reveló Kilmar Abrego García, en los primeros días que estuvo confinado en el Centro de Confinamiento (CECOT), y las revelaciones del New York Times que el director de Centros Penales, Osiris Luna, habría acudido a la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador, para ofrecerse como testigo contra el gobierno de Nayib Bukele por el pacto contra las pandillas.

El abogado de Kilmar reveló que mientras estuvo en el CECOT, en los primeros quince días, sufrió vejámenes en el centro penitenciario, entre estos golpes, falta de alimentación, por lo que habría rebajado 30 libras, y que en no lo dejaban dormir por las luces brillantes a las que lo exponían.

En el primer tema, el presidente Bukele reaccionó, descalificando las declaraciones de Kilmar, y para demostrar que no eran ciertas las denuncias, mostró fotografías en las que se ve a Kilmar atendido por una enfermera y en lo que sería una celda en los momentos que se apresta a dormir.

Sin embargo, conocedores del tema aseguran que las fotos presentadas fueron tomadas en un centro penal de Santa Ana, y no el CECOT. Y es que, al día siguiente, Kilmar fue deportado de Estados Unidos y recluido en el CECOT “por terrorista”, sus abogados, jueces y senadores comenzaron a pedir la liberación de Kilmar.

Y aunque el gobierno de Bukele y de Estados Unidos continuaban afirmado que kilmar es un “peligroso pandilleros de la MS”, fue sacado del CECOT y llevado a un centro penal de Santa Ana. ¿En qué momento ocurrió esto?, no se sabe con exactitud, pero cuando uno de los senadores que se reunió con Kilmar, en el hotel donde estaba alojado el senador, le manifestó que venía de otro penal y no del CECOT.

Esa reunión entre el senador Chiris Van Hollen y Kilmar fue ridiculizada por el presidente Bukele, cuando difundió un vídeo en que hacía ver que el reo y el visitante fueron recibidos con “margaritas” una bebida embriagante. El senador lo negó y acusó al presidente Bukele de “manipulador”.

Kilmar es el segundo reo que habla de torturas en los centros penales, el primero fue Alfredo Zavala, quien estuvo preso más de un año en el centro penal por un delito común y fue testigo de esos hechos.

Zavala ha sido nuevamente apresado. El gobierno, si no tiene como política esa práctica, debería ser de su interés, y por tanto investigar esas denuncias, en vez de desmentirlas y ridiculizarlas, porque el tema de tortura es un delito de lesa humanidad y El Salvador es suscriptor del tratado contra la Tortura.

El otro tema fue la revelación del prestigioso periódico de The New York Times, que el director General de Centros Penales Osiris Luna se había ofrecido en la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador para atestiguar contra Nayib Bukele por el pacto con las pandillas.

El New York Times manifestó que cables de la embajada enviados al departamento de Estado en su poder, señalan que Osiris Luna acudió en dos ocasiones a la sede diplomática a ofrecer su información contra Bukele a cambio de “asilo de lujo”.

De acuerdo al periódico, esto ocurrió a mediados de 2020. Sobre esto, el mandatario no ha reaccionado, pero sería interesante conocer por qué mantiene a un “delator” en su gobierno. Recordemos que Osiris Luna es, además, viceministro de seguridad.

La noticia es muy relevante, por un lado, porque queda demostrado que la reducción de los homicidios en el primer año de gobierno del presidente Bukele no fue por el Plan Control Territorial, sino por un pacto entre el gobierno y las pandillas.

Y cuando ese pacto se rompió, la MS respondió con un fin de mes sangriento, que dio origen al Régimen de Excepción que se ha mantenido por 40 meses hasta la fecha.

Sobre ese pacto, el periodismo investigativo ya lo había revelado, pero el gobierno lo ha negado, por eso es importante el reportaje del New York Times, porque es la misma embajada la que tiene las pruebas de que el pacto existió, por lo tanto el periodismo siempre dijo la verdad, y esto es lo más importante al final de cuentas.

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