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El presente nos recuerda: “las prisiones nazis”

César Ramírez
@caralvasalvador

Es necesario estudiar la historia, comprenderla, al menos para que no se refiera a nosotros.

Reproduciré algunos fragmentos del libro: Los verdugos voluntarios de Hitler/Daniel Jonah Goldhagen –México: Santillana (Taurus), 2005.  Pág. 752; un estudio que describe el fenómeno de prisión nazi en la Alemania del siglo pasado que acompañó con sus voluntarios a los criminales de Hitler, la siguiente es parte de la saga que hemos descrito en los artículos anteriores, nos ayudan a denunciar la injusticia y la defensa de los Derechos Humanos, rechazamos creer que el modelo de prisiones se encuentra sobre las leyes nacionales e internacionales.

“El sistema de campos1  era un mundo donde se aplicaban las reglas y prácticas morales que gobernaban la sociedad alemana “corriente”. En este mundo, gobernado por la moralidad nazi alemana de crueldad en la aplicación de la violencia a los “infrahumanos”, el hombre y la mujer nazis podían tratar a quienes no era alemanes como lo creyeran conveniente, según la comprensión, ideológicamente moldeada, que tenían de las víctimas y de acuerdo con sus viles deseos personales más profundos. El nazismo, en el terreno del sistema de campos les daba plena libertad para ello. (…) característica esencial del sistema de campos era su transformación de las víctimas para que se adaptaran a la imagen que los nazis tenían de ellas. Puesto que los nazis esclavizaban a los habitantes del mundo de los campos, no es sorprendente que tomaran muchas medidas para deshumanizarlos. Despojaban a los prisioneros de su individualidad, tanto por que así les resultaba más fácil tratarlos brutalmente como porque los consideraban apropiado, de conformidad al orden moral del mundo, pues los alemanes no concebían a los prisioneros merecedores del respeto fundamental que confiere el reconocimiento de personalidades individuales. No es sorprendente que los alemanes tuvieran la costumbre de cortar al cero el cabello de los internos, con lo cual aumentaban su carácter indistinto de masa. En efecto, cuando les cortaban el cabello y los sometían a desnutrición extrema, hombre y mujeres parecían casi indistinguibles. Los alemanes casi nunca se molestaban en aprender nombres de los internos de un campo. En Auschwitz negaban la misma existencia del nombre de un prisionero, esa señal de humanidad, tatuando a cada uno con un número que, con excepción de algunos prisioneros privilegiados, era la identificación utilizada por el personal del campo. (…) Deshumanizar a cada persona despojándola de su individualidad, convirtiéndola, desde el punto de vista alemán, en un mero cuerpo más entre una masa indiferenciada, era el primer paso del procedimiento de crear seres “infrahumanos”. Los alemanes sumieron a los habitantes del sistema de campos en unas condiciones físicas, mentales y emocionales llenas de privaciones y desesperadas, mucho peores que cualesquiera que se hubieran presenciado en Europa durante siglos”. Idem pág. 230

Como hemos indicado, el producto del actual sistema carcelario salvadoreño tiene similitud al modelo descrito en los documentos históricos, si hace algunas décadas leíamos esos textos que nos parecían lejanos, ahora observamos casos y testimonios de sobrevivientes que denuncian esas horrorosas condiciones: golpizas, torturas, desnutrición, muertes, terribles humillaciones o el caso de Alejandro Muyshondt etc. hasta parece que poseemos campos de concentración nazis.

“La violencia ocasionaba también una serie de consecuencias psicológicas, creaba terror entre los prisioneros, haciendo que se encogieran de miedo en presencia de sus amos alemanes, que se encogieran como nadie lo haría ante sus iguales. La visión, frecuente en el mundo de los campos, de alguien sometido a una paliza brutal sin que alzara una mano en defensa propia (que era la regla de los prisioneros) sólo podía confirmar a los alemanes lo carentes de dignidad que estaban aquellas criaturas, lo lejos que estaban de ser humanos dignos de respeto y plena consideración moral” Idem pág. 231.

Se trata de la defensa de los inocentes, de proclamar los Derechos Humanos como Ruth López, mencionar a los venezolanos y muchos más, por que nuestro futuro en democracia es posible. amazon.com/author/csarcaralv

1. Campos de concentración

 

 

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