Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
La semana que recién concluye una funcionaria del ministerio de salud cometió una falta de tránsito de la que era responsable, por lo que el afectado grabó el incidente, que luego hizo público.
La situación en cuestión si bien implicó algunos daños materiales, la verdad es que no era algo grave, que pudo resolverse con un poco de disposición.
En cambio, ella respondió prepotentemente.
Las advertencias del agredido quedaron grabadas, como también el menosprecio de las quejas de este, por la tal funcionaria.
Lo que se volvió viral, un verdadero circo.
Haciendo público la desfachatez de la tal, que todos conocemos del actuar de todos los funcionarios partidarios en el estado.
Porque si algo caracteriza a este régimen es además de su incapacidad, su regia prepotencia, practicada en todos los niveles, por todos sus elementos, con completo descaro.
¿Por qué no son capaces?
Porque esa incapacidad absoluta es consecuente con la falta de idoneidad para el ejercicio de esos funcionarios, patente en el desgobierno, lo que es sobre todo evidente en el despilfarro.
Ello ha degenerado en la mayor cleptocracia habida en el país, luego de los gobiernos militares y de arena, que en razón de esa prepotencia ni se preocupan en encubrir practicándola abiertamente, porque además de ser la mayor cleptocracia en el poder de nuestra historia, conforman una mitomanía institucionalizada.
Por eso, por supuesto que la población celebra esa medida disciplinaria contra esa persona, pero de inmediato también se cuestiona, ¿está el régimen disciplinando o sirviéndose de un supuesto despido de una funcionaria prepotente e incapaz cómo ejemplo para el resto de sus elementos en el estado?, y si se trata de disciplina, ¿Cuándo se disciplinará el desfalco de la cosa pública?, ¿Cuándo se procesará a los torturadores y asesinos dentro de los penales?, ¿Cuándo se disciplinará a los manilargas?, ¿Cuándo, en particular el caudillo dará cuentas por sus crímenes?.
No. Este es solo el aprovechamiento de un desliz de la falta de una de sus funcionarias que se hizo público, proyectando lo que es una práctica cotidiana que toda la población sufre desde el arribo de este régimen al poder, y que conforma la cultura identitaria y característica del cuerpo graso con que el régimen ha cooptado al estado, que el equipo de sus comunicadores instrumentaliza para intentar mediante sus recursos comunicacionales, procurar una lavada de cara a la credibilidad del régimen, lo que vimos con el despliegue inmediato y desmedido que todos sus troles y difusores hicieron, con su característico abuso, con un lenguaje dirigido a establecer esto como la voluntad de hacer las cosas bien, sin hacerlo bien.
Para hacerlo creíble debía regresar lo robado, ¡los billones robados por todos los agentes del régimen dentro del estado!, procesándolos públicamente, regresado a sus cargos a los despedidos, resarcidos a los detenidos injustamente, procesado a los que actuaron prepotente e ilegalmente desde la administración, etcétera, etcétera, etcétera.
Pero eso supondría comenzar con el caudillo.
Pero solo es otra medida dirigida a mantener las apariencias.
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