Varias de las principales televisoras del país se negaron el miércoles a pautar publicidad del Gobierno del Presidente Mauricio Funes, for sale sin que hasta el momento hayan dado explicación alguna.
No obstante, se puede inferir que entre las razones está, principalmente, que su candidato presidencial, Norman Quijano, está en clara desventaja en relación con la fórmula presidencial del FMLN, integrada por el Profesor Salvador Sánchez Cerén y Oscar Ortiz, de ahí, que o bien tomaron la decisión como entes orgánicos del actual Bloque Hegemónico, o recibieron órdenes expresas de los dueños del partido ARENA para rechazarla.
Obviamente, al rechazar la publicidad del gobierno, las televisoras pierden dinero, pero no lo suficiente como para entrar en crisis financiera, por lo que, en un afán de contribuir más decididamente a favor de su fórmula presidencial, “hayan sacrificado unos miles de dólares”. Aunque, se puede dar el caso que el dinero pueden reponerlo los del G20, al fin y al cabo, ellos también lo verán como una inversión, en tanto, lo que pretenden es “recuperar a El Salvador”.
Otra posibilidad de no recibir publicidad del Gobierno del Presidente Funes es que consideren que la misma es publicidad a favor de la fórmula presidencial del FMLN, y, dado que de ser así –aunque este no es el caso-, sería una violación a la ley electoral y las televisoras se están apegando a la ley. Esta versión, por supuesto no es creíble.
Veamos por qué. Al iniciar la campaña el Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunció que los medios deberían cumplir la prohibición de difundir campaña sucia.
A esa altura, a través de todas las televisoras y en los periódicos matutinos, ya se había difundido una gran cantidad de mensajes con claro contenido del utilizado en campaña sucia.
Cuando los representantes de los medios fueron convocados ante el TSE para tratar el asunto, varios de los asistentes dijeron que ellos no podían asumir la labor de “censores”, pues violarían el sagrado principio de la libertad de expresión, consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y lo contempla también la Constitución.
Entonces, si no pueden adoptar el rol de censuradores en el caso de la campaña sucia, ¿porqué si puede hacerlo con la publicidad del Gobierno? Sencillo, porque, hay muchos medios que tiene una doble moral, que muchas veces se esconden bajo la bandera de la objetividad e imparcialidad.
Los medios en tanto entidades ideológicas del Bloque Hegemónico salvadoreño –que entró en crisis desde el primer triunfo electoral del FMLN y Mauricio Funes en 2009-, tiene todo el derecho de cumplir ese rol no solo a hacia su clase (los oligarcas), sino hacia su expresión política (ARENA), pero, debería hacerlo con honestidad. Es decir, manifestándolo a la ciudadanía, al electorado. En esto se ha adelantado el Diario de Hoy, pues, nadie duda que está en campaña a favor de ARENA, y no lo esconde, esto es honesto, y por eso debe respetarse esa posición.
Es sencilla la respuesta: porque el ejecutivo no puede hacer campaña confrontadora al bando contrario usando los recursos y puestos del estado.
Una pregunta a don Francisco Valencia. ¿Cuál cree Ud. sería la mejor vía de acción de un próximo gobierno del FMLN: el modelo Chávez-Madura de Venezuela o el modelo Pepe Mujica e Uruguay? Razones para lo uno o lo otro. Gracias por su respuesta.
No soy Fransisco Valencia pero igual da, porque èsto es lo que cualquier salvadoreño bien nacido le puede contestar: El nuestro tiene que ser un gobierno de salvadoreños que atienda las necesidades de los salvadoreños con nuestros propios problemas que necesitan soluciones propias; y no es necesario que copiemos lo que otros han hecho. Sì podriamos consultar lo que otros gobiernos hacen pero sin querer transferir uno a uno las soluciones pues estamos hablando de realidades diferentes.
La realidades no son tan diferentes y las necesidades practicamente las mismas. Además, sólo para un ejemplo, en todos los países de gobiernos socialista tienden a nacionalizar, y otro… la prepontencia e iluminismo del ejecutivo es característico. Un pastel podrías ponerles tres o cuatro candelas, pero en esencia es el mismo pastel.