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CARTA DE SALARRUÉ A LOS POLÍTICOS MEMORIAS: RECORDATORIO EN NOVIEMBRE DE SALARRUÉ (Sonsonate 1989-San Salvador 1975)

Renán Alcides Orellana,

Escritor y periodista

 

Salarrué (pseudónimo de Salvador Salazar Arrué),  nació en Sonsonate en 1989 y murió en San Salvador en 1975. Pintor personalísimo, también escribió poesía y novela, pero su verdadera vocación se manifestó en el cuento y,  en ese sentido, es uno de los autores centroamericanos más prolijos en este género. Salarrué es también uno de los escritores salvadoreños de mayor importancia en el Siglo XX, no solo por su personal estilo narrativo y su vasta producción artística, sino también por la profundidad psicológica de los personajes tratados en su obra. Es tanto lo que se puede comentar del poeta.

Por su actualidad, para reflexión político-social, el siguiente texto suyo es de mucho interés, aparte de ser un tanto desconocido. Documento para reflexionar, precisamente ahora que están próximas las elecciones de 2018 y 2019. De un humanista integral, los siguientes son fragmentos de la carta abierta “Mi respuesta a los patriotas”, publicada por Salarrué el 21 de enero de 1932.

— … “Mis amigos me han dicho: – “Tú que eres sereno, tú que ves las cosas con ojos adormilados, tú que estás siempre en la tierra del ensueño, en ese mundo irreal a donde los golpes de la marea de aquí abajo no llegan, por lo mismo, por eso tú debes dar tu opinión en estos momentos en que la patria se encuentra en la indecisión. Apunta tu microscopio y dinos que ves y como lo ves, de algo ha de servirnos, hazlo por patriotismo, dígnate pisar con tus plantas la tierra firme, siquiera por una vez…” Y -continúa Salarrué- se han echado a reír. Conozco en su manera, que lo han dicho en parte como burla amistosa, con el cariño que infunden los locos pacíficos, en parte en serio y es por ello que yo me he quedado perplejo y me he sentido luego como incomprendido, tenido como un ser vago e inútil, de un mundo problemático. Y me he indignado en mi dignidad de hombre y he alzado mi grito de protesta como la voz en el desierto, escribiendo esta respuesta a los patriotas (políticos) sin nombre:

—… “Yo no tengo patria, yo no se qué es patria: ¿A qué llamáis patria vosotros los hombres entendidos por prácticos? Se que entendéis por patria un conjunto de leyes, una maquinaria de administración, un parche en un mapa de colores chillones. Vosotros los prácticos llamáis a eso patria. Yo el iluso no tengo patria, no tengo patria pero tengo terruño (de tierra, cosa palpable). No tengo El Salvador (catorce secciones en un trozo de papel satinado); tengo Cuscatlán, una región del mundo y no una nación (cosa vaga) Yo amo a Cuscatlán. Mientras vosotros habláis de la Constitución, yo canto a la tierra y a la raza: la tierra que se esponja y fructifica, la raza se soñadores creadores que sin discutir labran el suelo, modelan la tinaja, tejen el perraje y abren el camino. Raza de artistas como yo, artista quiere decir hacedor, creador, (modelador de forma cosa práctica) y también comprendedor…

—   … La mayor parte de vosotros se dedica en su patriotismo a pelearse por si tienen o no derecho, por si es o no constitucional, por si será fulano o zutano, por si conviene un ismo u otro a la prosperidad de la nación. La prosperidad -sigue sentenciando Salarrué- es para vosotros el tenerlo todo, menos la tierra en su sentido maternal. Capitalistas embrutecidos, perezosos y bribones muestran sus caras abotagadas y crueles… Mientras dos bandos en todos sus grados de intensidad se gruñen unos a otros, nosotros los soñadores no pedimos nada porque todo lo tenemos. Mientras nosotros los soñadores, sin que nadie se oponga, hacemos crecer la espiga embelleciendo el paisaje, gozamos la música del maizal que sonríe con la brisa, recogemos cantando la mazorca y dejamos el comerla a tarrascadas a los puercos…”—

Hasta aquí fragmentos de la carta Mi respuesta a los patriotas.

Hoy, más de ocho décadas después, el cuestionamiento de aquella carta persiste, solo que ahora el “gruñido” del que habla Salarrué, es aparente, pues es un juego de los políticos hacia intereses mutuos.

Como siempre, valgan los mínimos casos de excepción de diputados honestos.

Martin Caparros, escritor y periodista argentino, ha escrito: “Pasa también con los partidos políticos: sus disgustos son simbólicos, pero, en general, representan a los mismos sectores, los mismos intereses. No se van a matar.”

Así es, pero el pueblo ya no ignora esta realidad, como antes.

Las aparentes contradicciones entre los políticos y sus partidos, diz que por cuestiones ideológicas, son en realidad parte de un juego con la apariencia democrática de los pesos y contrapesos. Con algunas excepciones, resultan ser arreglos y componendas para lograr o mantener prebendas y privilegios. Es un ir y venir del clientelismo político. “El patrioterismo –dice Caparros- limita el pensamiento”.

Bien por el maestro Salarrué y su denuncia antigua, la que a pesar del tiempo sigue vigente.   (RAO).

De mi libro JUICIO PARALELO, San Salvador, abril 2014.

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