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Alfabetización para la emancipación

Oscar A. Fernández O.

En la alfabetización y la pedagogía de la habilitación política, viagra treatment Gramsci considera la alfabetización una práctica social y un concepto, por un lado configura el conocimiento y el poder, y por el otro la lucha política y cultural, es decir la alfabetización para Gramsci es un argumento de doble filo: por una parte logra la habilitación individual y grupal y por la otra las relaciones de opresión y dominación. Se puede aprender para aceptar el sistema de dominación, o para liberarse de la opresión y tomar la decisión de ser libre, para ser libre. No ser libre para ser esclavo.

Toda alfabetización tiene un espíritu crítico, una ideología con una construcción social, un proyecto de posibilidad tanto en la comprensión como en la transformación de la sociedad, es decir está se tiene que emancipar tanto socialmente como culturalmente. Como movimiento social, la alfabetización está ligada a las condiciones políticas y materiales para formar “educadores” (concienciadores) tanto en la educación formal como en la no-formal.

Un contexto político cambiante, así como una realidad social en transición, hicieron posible concebir una práctica de la alfabetización que rompiera con las estructuras pedagógicas formales establecidas. No se trató tanto de priorizar los contenidos sobre el educando, o el educando sobre los contenidos, más bien se trató de trabajar con el pueblo como principio pedagógico que Freire (La educación como práctica de la libertad, 1977, p. 97, Siglo XXI) llevó a su máxima expresión: “Confiamos siempre en el pueblo. Negaremos siempre las fórmulas dadas. Afirmamos siempre que tenemos que cambiar junto a él, y no sólo ofrecerle datos.”

Entonces, situado el pueblo en el punto de mira de la propuesta pedagógica, debemos comenzar toda una tarea de construcción metodológica, que parte del rechazo frontal de cualquier propuesta mecánica de alfabetización. Se piensa, como asegura P. Freire (1997), en “una alfabetización que fuera en sí un acto de creación capaz de desencadenar otros actos creadores, en una alfabetización en que el hombre, no siendo su objeto, desarrolle la impaciencia, la vivacidad, característica de los estados de estudio, la invención, la reinvención”.

Por lo general, la alfabetización lo que pretende es facilitar la capacidad de leer y escribir dentro del entorno escolar, para aquellos alumnos de las clases trabajadoras.

Siendo la educación la reproducción y el reflejo de un determinado grado de desarrollo material de la sociedad, de las formas de propiedad existentes y de la manera cómo se relacionan los hombres para producir, resulta una actitud subjetiva el tratar de diseñar modelos educativos que nada tienen que ver con la realidad concreta, obedeciendo sólo a esquemas mentales que pueden ser aspiraciones legítimas pero ajenas a las leyes del desarrollo social. Esta manera de plantear las cosas cae en la utopía voluntarista y es preciso comprender que las sociedades no se comportan según buen deseo de los hombres sino de acuerdo a leyes objetivas que rigen el curso de su desarrollo.

El modelo emancipador de nuestro proyecto político sostiene que no solo es comprender y transformar las experiencias propias sino que también hay que reconstituir una relación con toda la sociedad. Establece una relación entre:

•La dimensión fundamental de la entidad humana,

•Un rol en la construcción desde la experiencia, desde la organización y la legitimación de las prácticas sociales.

•Una verdadera materia prima de la cultura.

•Un contexto social en el cual se otorga significados a deseos, aspiraciones y sueños.

No estamos hablando de un método educativo concreto, sino de una filosofía pedagógica que, eso sí, requiere una implementación coherente, o bien, si empezamos por el otro lado, de una práctica que tiene que ver con referentes emancipadores. Se trata, por tanto, de un enfoque que admite la pluralidad dentro de sí, incluso en los nombres: hay quien habla de “educación crítica”, “educación transformadora”, “educación liberadora”, “educación popular”, “educación emancipadora”, etc. Intentaremos reseñar lo que nos parece que son los fundamentos más valiosos y con los que más nos identificamos de entre las diferentes formas de entender la educación crítico-transformadora.

La educación crítica parte de la profunda  insatisfacción que genera una sociedad injusta y de la voluntad de transformarla. No hay educación liberadora si no pensamos que hay algo de lo que liberarse, no hay educación transformadora si no se siente un deseo y una posibilidad de cambio social. No es necesario estar de acuerdo en un mismo modelo ideal, ni siquiera tener una alternativa global ya diseñada, sino compartir una orientación utópica para superar las limitaciones del presente, y creer que la educación no puede ni debe rehuir sus responsabilidades.

La alfabetización, como forma de política cultural, proporciona un punto de vista importante para comprender los intereses, los principios políticos e ideologías y que están en juego durante la interacción del educador y educando y la forma de comprensión que se producen entre ambos.

La importancia del acto de leer no consiste en descifrar lo leído sino que más bien es el conocimiento de la realidad en el que uno vive. Por eso la lectura de la realidad siempre precede a la lectura de la palabra, así como la lectura de la palabra implica una continua lectura de la realidad. La lectura critica de la realidad que se produce dentro del proceso de alfabetización, siempre implica una percepción, una explicación, una interpretación y una reescritura de aquello que se lee.

En la alfabetización de adultos, resulta imposible hablar de una educación neutra y más bien se habla de una educación amplia para todos, es decir que éste al servicio de la gente en general. Es también impensable hablar de la práctica política desprovista del sentido educativo, es posible pensar en la educación sin considerarlo la cuestión del poder. De hecho, es necesario que la alfabetización de adultos y el proceso posterior estén al servicio de la reconstrucción de la nación y contribuyan a que el pueblo, al apropiarse de partes cada vez mayores de la historia, pueda finalmente darle forma.

Pero lo más importante es que los educadores no estén solos para “educar”, sino que en esa educación hay más gente y tienen el derecho a expresar sus pensamientos y hablar. El educador tiene que aprender a escuchar a los demás, de sus situaciones, sus experiencias vividas. Siempre hay que hablar con los educandos y escucharlos, esta es la actitud de un buen educador abierto hacia los demás y nunca autoritario.

En las bibliotecas populares, aparte de respetar la alfabetización de los adultos, también es importante los programas educativos que se desarrollan dentro de estos lugares, así como fomentar la cultura popular en general, desde un pueblo, barrio hasta en la ciudad. Es muy importante fomentar las bibliotecas, ya que la literatura como bien dice Antonio Muñoz es vida, inteligencia, vida, felicidad, es decir es algo necesario.

Para que los pueblos se emancipen, se necesita que se cree una escuela nueva, sobre una nueva praxis educativa, está escuela nueva debe estar por una pedagogía radical, que materialice valores como la solidaridad, la responsabilidad social, la creatividad, la disciplina consciente, pero el rasgo más importante dentro del nuevo plan educativo seria el desarrollo de programas de alfabetización que estén arraigados en la cultura salvadoreña y que los lectores sean sujetos más que objetos.

El programa de alfabetización sé ira alejando de los enfoques tradicionales poco a poco. Por esto la alfabetización se basa en la reflexión crítica acerca del patrimonio cultural de los oprimidos, y es por ello que los oprimidos reciban los instrumentos pasa re-apropiarse de su historia, cultura y lenguaje.

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