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“Ruta de la Memoria Histórica”, patrimonio que resguarda la sociedad

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

“-Me decían- ¿Esperanza porqué no nos vamos,?, mi conciencia no me daba, y no me podía ir porque había sido catequista y me sentía mal irme a refugiar, y que la gente que catequice estaba aquí en el monte, no era fácil y mi conciencia no me marcaba salir del campo de guerra”, narró Esperanza Ortega, sobreviviente de la Guinda de Mayo de 1982.

El testimonio de Esperanza Ortega, originaria de Arcatao, fue brindando en el marco de la Tercera Edición de la “Ruta de la Memoria Histórica”, que realiza la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos, la Fundación Mundubat, el Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA) y la Asociación de Derechos Humanos Tutela Legal “Dra. María Julia Hernández”.

“Yo andada con un niño de 6 meses, el papá llevaba el niño de 2 y 4 años y medio y un grandecito. Recuerdo que en la Guinda de Mayo, muchas personas murieron en el río (Sumpul), otro grupo fue ametrallado por aviones, fue difícil. Y no era fácil ver a la gente a los ojos y darle palabras de aliento, cuando uno mismo estaba mal. Después de todo eso mucha gente se fue a refugiar a Mesa Grande (Honduras)”, reseñó Ortega .

El mes de diciembre está lleno de fechas y conmemoraciones emblemáticas vinculadas a los derechos humanos como el 9 de diciembre que reconoce la labor de las personas defensoras de derechos humanos, para conmemorar el 10 de diciembre la Carta de Derechos Humanos a nivel internacional. Y sin olvidar los días 11, 12 y 13 de diciembre, con la masacre de El Mozote y lugares aledaños en Morazán en 1981.

Los 115. 2 kilómetros de distancia que separa al municipio de Arcatao (Casa de las Serpientes en lengua Lenca Poton), con San Salvador, encabeza la primera etapa en la Ruta de la Memoria Histórica, que se distribuye en visita a museos, santuarios y monumentos memoriales en los municipios de Arcatao, San José Las Flores y Guarjila, designándolo como “Chalatenango Histórico”.

Sobre el objetivo de realizar este peregrinaje en la Ruta de la Memoria Histórica, sus organizadores han planteado que la historia puede enseñar a presentes y futuras generaciones el origen de los grandes y graves problemas estructurales de país. Así también para contar con el conocimiento de estos hechos violentos y no se vuelvan a replicar jamás y exigir con convicción la justicia para honrar la memoria de las víctimas.

Y mucho más importante, para estas organizaciones que las nuevas generaciones conozcan esta conservación de la memoria histórica, desde los actores que vivieron y se encontraron involucrados en la guerra civil sin pertenecer a ninguno de los bandos beligerantes que libraron por 12 años esta confrontación contra el Estado hasta la firma de los Acuerdos de Paz.

El Comité de Memoria Histórica de Sobrevivientes de Arcatao Chalatenango, fue el anfitrión para recibir a una delegación de representantes de organizaciones pro derechos humanos. Elizabeth Ayala, integrante del Comité, fue la encargada de orientar a los visitantes y mostrarles lugares como el Santuario de los Mártires y el Museo Comunitario.

Elizabeth habló sobre el cambio generacional entre quienes sobrevivieron al conflicto armado y la juventud de Arcatao, quienes trabajan de forma combinada para tomar la estafeta de la historia y seguir el camino de la reivindicación de los derechos humanos de la población.

“El Comité lo integran 19 personas entre adultos mayores y jóvenes, con la idea de tener presente siempre la historia y trabajar para que no sea anulada, porque ya estamos viendo acciones (del Gobierno) que desean hacerlo es por esto que trabajamos bajo varios ejes específicos”, informó.

“Contamos con un Museo Comunitario para que la gente pueda venir y conocer la historia que están reunidos en evidencias, cartas, fotografías, pertrechos de guerra, libros y otros elementos que evidencian lo ocurrido y no dejarse sorprender diciendo que no pasó o no existió”, agregó Ayala.

Sobre el segundo eje de trabajo, Elizabeth Ayala abordó el tema de exhumaciones de las víctimas que al realizarse la exhumación forense decidieron en conjunto entre familiares y sobrevivientes edificar un lugar colectivo para honrar su memoria y fue así que crearon el Santuario de los Mártires, un osario que resguardan los restos de los exhumados.

Asimismo, incorporan los testimonios que en toda actividad se realizan ante el público visitante, desde personas que sobrevivieron distintas masacres, además, también el Comité ha realizado entrevistas individuales para ser guardadas como testimoniales de la época.

“El Comité prepara las conmemoraciones de fechas simbólicas y se visita todos los años los distintos puntos de masacres. Haciendo actividades en común, para que las personas que visitan conozcan más y se abren espacios para que jóvenes y adultos puedan participar y realizar ese intercambio generacional de la historia”, sostuvo Ayala.

Miguel Franco formó parte de la sociedad organizada en Arcatao, y refirió su testimonio sobre a Las Aradas, que se relaciona con la masacre del Río Sumpul, en donde refirió que mucha gente inocente se enfrentó a tres enemigos ese día “el río, el ejército salvadoreño y el ejército hondureño”, recordó.

“La gente estaba sumamente abatida y aunque hay un registro que dice que fueron 600 personas -les digo- que no fue esa la cantidad, fueron muchos más y no tuvimos la oportunidad de sacar el dato exacto de la gente que murió”, señaló.

“Porque una gran parte la mató el río Sumpul y otra gran parte de personas fueron asesinadas por el ejército salvadoreño y el ejército hondureño, es más, algunos salvadoreños que vivían en Santa Lucía, Honduras , fueron sacados para entregarlas al ejército salvadoreño y allí hicieron las filas de gente y mataron a niños, mujeres y hombres”, recordó Franco.

La visita al Museo Comunitario permitió a los visitantes acerarse a la década de los años ochenta con el cúmulo de elementos históricos que han sido donados por la misma población y que ellos mismos resguardaban.

Tras firmar el libro de las visitas, la Ruta de la Memoria Histórica lleva a los visitantes al Santuario de los Mártires, un memorial que se encuentra en los límites de Chalatenango, a tan solo 2.5 kilómetros de Honduras. En el Santuario de los Mártires, Elizabeth Ayala manifestó que era un lugar “sagrado”, en donde las personas que entregaron su vida en una lucha por altos ideales humano dignifica su memoria y sus familiares pueden acercarse y honrarlos cuando lo deseen.

“Es un espacio para que la familia venga y les traiga una flor a orar por ellos, como Comité todos los años cada 8 abril, que es el Día de las Víctimas de Arcatao se hacen un Vía Crucis martirial desde la Plaza Central hasta el Santuario de los Mártires y se hace una tarde cultural y de reflexión sobre la memoria histórica”.

La segunda escala de la Ruta de la Memoria Histórica es a 16 kilómetros de distancia de Arcatao, con la visita al Museo de la Memoria Histórica de San José Las Flores, dentro del Turicentro del Río Sumpul.

Este municipio fue reconocido como los primeros en emitir una ordenanza municipal (2014) que prohibía la exploración o explotación de la minería metálica en su territorio.

Felipe Tobar, exalcalde y participante de la visita, afirmó, que este trabajo de recopilación de la historia tiene como objetivo honrar la memoria de los mártires y dar testimonio de los impactos negativos de la guerra, al describir sobre las armas utilizadas durante el conflicto.

“El armamento que está aquí es variado, hay unas que eran bombas pequeñas para dar aviso que venía el ejército y otras que eran más fuertes para otras estrategias o para no permitir que entraran en camiones y dar tiempo a la gente a escapar”, dijo.

“Eso que ven allí, es una simulación de trinchera (montículo de piedras y ramas) que tanto lo hacía el ejército como la guerrilla, era una medida de autodefensa para protegerse de las balas o esquirlas de morteros, todo lo que está dispuesto acá es el pasado y queremos que los jóvenes conozcan este pasado para que aspiren a un mejor futuro en paz”, acotó Tobar.

La búsqueda de mantener viva la Memoria Histórica es una lucha social de muchas organizaciones pro derechos humanos, y el tercer lugar, de la Ruta de la Memoria Histórica, lleva a los visitantes al Monumento de Jon Cortina, fundador de Asociación Pro Búsqueda, organización icónica en la búsqueda de la niñez desaparecida durante el conflicto armado, que se encuentra a una distancia de 8.4 kilómetros de San José Las Flores.

Edith Guardado, de la comunidad de Guarjila, fundada en 1987, señaló que la característica de esta comunidad era su origen de “repoblación”, producto de la huída de asentamientos humanos para evitar ser masacrados durante el conflicto armado.

“Somos refugiados que venimos de Mesa Grande, Honduras, donde estuvimos refugiados se organizó y junto al ACNUR, que les ayudó para regresar a sus lugares de origen y otros se vinieron a Guarjila y se vino a repoblar entre 1987 y 1988, nos acompañó, y ahora este fin de semana volveremos a abrir su casa como museo de la memoria también, porque es parte de nuestra historia, es un amigo, un hermano ayudando a reconstruir“, recordó Guardado.

Asimismo, señaló que el 12 de octubre se celebra la “Fiesta de Repoblación”, que es un espacio muy significativo porque les recuerda su camino de Mesa Grande, Honduras, hacia Guarjila, El Salvador , en donde se fortaleció el trabajo de la ADESCO para el desarrollo de la comunidad.

María Cecilia Dubón recordó como el padre Jon Cortina intercedió por el bienestar de la comunidad en tiempos aún del conflicto armado, llegando hasta poner en riesgo su vida. “Sabemos que fue un sacerdote muy inteligente Jon Cortina, de quien aprendimos mucho de él, porque fue una persona que le gustaba ser claro con sus ideas, y colaboró para que se construyera el puente del Sumpul, para que pasara el transporte para la gente aún durante el conflicto”, dijo.

“Una vez venía en su carro y un francotirador le disparó y por la frente le pasó la bala pero sobrevivió pero eso no le impidió seguir trabajando por la gente. Y lo que prometía lo cumplía como las viviendas que tenemos ahora, fue por él porque siempre buscó que la gente desposeída tuviera una vivenda”, puntualizó Dubón.

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