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La luz al final de túnel

El año 2020 terminará no solo con una elevada cifra de muertos o enfermos por COVID-19, sino con una economía con saldos rojos; pero no todo está perdido, pues, sobre lo primero, ya hay luz al final del túnel

Y es que varios países tienen avanzados los experimentos o pruebas de casi una decena de vacunas. La mayoría estarán disponibles, a mitad del próximo año, otras, incluso, en el primer trimestre de 2021.

Los contagios por COVID-19 alcanzaron ayer, a escala mundial, 61 millones de personas, mientras que los fallecidos suman un millón 432,452. En América Latina, suman 12 millones 704,156, de los cuales 440,598 han fallecido.

En El Salvador, a pesar de que los datos oficiales no son confiables, al 25 de noviembre reportaban 37,884 contagios en lo que va de la pandemia, de los cuales 1,098 han fallecido. La desconfianza se ha acrecentado luego de que el Gobierno declarara toda la información de la pandemia en reserva.

No obstante lo anterior, hay buenas noticias que pronto la humanidad podrá estar tranquila, cuando se comiencen a aplicar las diferentes vacunas.

La noche del miércoles, el presidente de la República (Nayib Bukele) anunció que ya negoció dos millones de vacunas para El Salvador, con un laboratorio y la Universidad de Oxford, Inglaterra.

“La vacuna la tendremos el primer trimestre del año 2021, negociamos con los cuatro laboratorios. ¿Cuánto va a costar? Mucho menor a lo que paguen los demás países, va a ser más barato”, dijo el mandatario, sin revelar el monto de la inversión, al tiempo que la ofreció gratuita, universal y será voluntaria.

El mandatario, además, informó que los primeros que recibirán las vacunas será el personal de salud, que son aproximadamente 50,000 personas.

De igual manera, el personal de la Policía Nacional Civil (PNC), Fuerza Armada de El Salvador (FAES) y Protección Civil.

Luego, el mandatario manifestó que se enfocarán en los diferentes grupos etarios, comenzando por los más propensos a la fatalidad; es decir, los de 80 años en adelante.

El tema del control total de la pandemia, sin lugar a dudas, es de meses; no obstante, mientras los seleccionados no estén vacunados, lo correcto es seguir tomando las medidas de protección, ya de todos conocidos a esta altura.

En el tema que sí se ve un gran nubarrón al final del túnel es en lo económico: en primer lugar, porque el Gobierno mantiene una actitud de “guerra” e intolerancia contra todos los sectores, sobre la base del apoyo de la Fuerza Armada, la Policía Nacional Civil, y miles de seguidores que, como hemos escrito antes, no analizan, no racionalizan, solo aplauden.

De ahí que, si el presidente se pelea con todos, desprecia a medio mundo, difícilmente va a generar un espacio de diálogo para llamar a una unidad nacional para tratar el rescate del tema económico.

Al escuchar a sus funcionarios más “estratégicos”, da la impresión que el rescate económico se logrará por “arte de magia”, producto del voluntarismo.

El proyecto de presupuesto presentado a la Asamblea Legislativa deja claro ese voluntarismo, pues, ignora el -7 % del decrecimiento en 2020, al volver los números en positivos, y casi dicen que El Salvador crecerá, el otro año, entre 3 % y 5 %. Cualquiera que tenga tres dedos de frente, al pensar el comportamiento económico de 2020 sabe que impactará la economía en 2021, sino es que el 2022 y hasta el 2023.

Claro, si este Gobierno abandonara la soberbia, y diera oportunidad al diálogo con sentido de nación, escucharía a los otros, y seguramente pudieran armar un buen plan de recuperación económica post COVID; pero, esto es ilusorio pensarlo con el actual Gobierno, por lo que la luz al final del túnel en lo económico ni siquiera es un espejismo.

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