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El Escultismo como prevención de la violencia

Guido Castro Duarte

La violencia es el principal problema que padecemos todos los salvadoreños, ambulance cialis se deriva de la delincuencia común y organizada, purchase y se convierte, click además, en causa de otros problemas sociales.

El combate directo de ese fenómeno está a cargo constitucionalmente de la Policía Nacional Civil, pero su prevención, a efecto que no crezca ni se profundice, se encuentra bajo la responsabilidad de la familia, la Iglesia y algunas organizaciones de la sociedad civil.

El Escultismo en El Salvador está cumpliendo 100 años, y en algunas épocas de nuestra historia contemporánea, jugó un papel fundamental en la formación de la niñez y juventud, ya que desde sus inicios, se ha comprobado su efectividad en la formación del carácter del individuo, a través de los principios que se le inculcan en el desarrollo de las actividades y el adiestramiento que en las distintas ramas recibe el lobato, el explorador y el rover.

En 1914, el General chileno Julio Salinas, quien dirigía la misión chilena que dirigía la formación de los cadetes en la Escuela Politécnica Militar, en un viaje a su país, tuvo contacto con la naciente asociación de exploradores que había surgido a raíz de la visita de Lord Baden Powell en 1909, dándose cuenta que el escultismo en nuestro país, también podía dar excelentes resultados en favor de la juventud.

Así nació la originaria Asociación de Exploradores de El Salvador, que contaba entre sus miembros  con José Antonio “Chino” Pinto Lima, miembro de la familia propietaria del entonces Diario Latino. Este niño explorador llegó a convertirse más adelante en un scouter que conduciría en 1937 una patrulla de niños hasta la ciudad de Guatemala, lo cual, en ese entonces, se consideró una proeza realizada en apenas ocho días.

Luego de esta primera época que duraría hasta aproximadamente 1930, surgió una segunda época que tendría por promotores a don Rafael Meza Ayau, el “Chino” Pinto Lima y el Padre Juanito García Artola; éste último, lograría el reconocimiento mundial del Escultismo salvadoreño en 1941, que en ese tiempo se reducía a algunos grupo que nacieron al amparo de colegios y parroquias católicas, destacándose como exploradores de ese tiempo a José Napoleón Duarte, futuro Presidente de la República, al abogado Ítalo Giamattei y a los hermanos Simán, entre otros.

El dinamismo del Movimiento lo llevó a una revolución interna dirigida por Napoleón Duarte, quien superó la época del Padre Juanito, y llevó el Escultismo a todos los rincones del País, llegando a contar con unos 20,000 jóvenes y niños organizados en unos 150 grupos a lo largo y ancho de El Salvador.

En el Escultismo los niños adquieren conocimientos y habilidades que los preparan para enfrentar la vida. Aprenden el valor del servicio a través del ejercicio de la buena acción diaria, y rigen su vida con el honor que deriva de la Promesa y de la Ley del Explorador.

Los principios del Escultismo son Dios, Patria y Hogar, con los que el muchacho empieza a sentar las bases de su personalidad y su relación con la sociedad.

El joven explorador es visto en sus comunidades como un hombre de honor y un servidor nato, y además como alguien a quien se puede acudir en caso de una emergencia, por sus conocimientos en primeros auxilios, evacuaciones y manejo de emergencias.

La post guerra llevó a una decadencia del Escultismo en nuestro País, pero desde el año 2010, se refundó la Asociación de Exploradores de El Salvador con antiguos dirigentes formados en las líneas originales del Escultismo.

Resurgen los Exploradores para aportar su cuota de trabajo en la prevención de la violencia social, formando una nueva generación de niños exploradores que se convertirán en líderes y futuros conductores de la Nación, y que desde ya, puedan superar los efectos de la desintegración familiar que se produce como efecto de la emigración y la pérdida de valores en nuestra sociedad.

Los niños y jóvenes sufren una grave deficiencia en el aprovechamiento de su tiempo libre, pero estamos seguros que poco a poco, la magia del Escultismo los volverá a cautivar y se convertirá en un importante factor de cambio de nuestra realidad social, fortaleciendo la construcción de una sociedad más justa y más humana.

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