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¿Aumento de salarios a los trabajadores o de sueldos a los congresistas?

Isaac Bigio
Politólogo, economista e historiador con grados y postgrados en la London School of Economics

Jefe de la bancada opositora (Nano Guerra) pide más macro-sueldos a los parlamentarios, pero condenar a los trabajadores a perder derechos y mantener sus ínfimos nano-salarios.

Valerse d eun velorio ajeno para pedir mejorar sus propios ingresos
Durante el velorio al congresista oficialista Herrera Mamani, el líder del mayor Grupo Parlamentario opositor (Nano Guerra García de Fuerza Popular) utilizó sus palabras para dar el pésame a fin de resaltar la labor de los congresistas y demandar más sueldos y prebendas para ellos.
Tal intervención no debe haber generado simpatías dentro de sus deudos, sus camaradas de partido o el público. Cuando Herrera estaba vivo todos los fujimoristas le acusaron a él y a su movimiento de ser «comunistas» y «terroristas» que buscan implantar una tiranía tipo Sendero, por lo que no se les ha debido reconocer su triunfo electoral y hoy merecen la vacancia presidencial. Pero, ahora, que él está muerto, en ve de haber pedido disculpas por todas esas afrontas o haberse limitado a mostrar sus condolencias, se aprovechó su funeral para hacer propaganda para sus propios intereses.
Nano Guerra es el mismo que le hizo la guerra a los planteos de aumentar los salarios de los trabajadores cuando declaró ante cámaras que 930 soles es un montón para Perú. Sin embargo, él cobró los 15 600 soles por gastos de instalación, algo que es destinado para los congresistas provincianos que se vienen a instalar a Lima, y no para los que siempre han residido en la capital. Ese monto de dinero equivale al ingreso de 1 año y 4 meses de un trabajador que sobrevive con la Remuneración Mínima Vital (RMV) de 930 soles mensuales y a la pensión de 500 soles mensuales que cobra un jubilado por un lapso mayor al de 2 1/2 años.
Un parlamentario recibe 15 600 soles al mes, además de 7 617 soles por concepto de «función congresal». También tiene la posibilidad de destinar una cantidad de dinero para asesores, técnicos, un coordinador, un auxiliar y un asistente, lo que puede sumar un total de 35 mil soles por despacho. Según explica Víctor Andrés García Belaúnde él como congresista ganaba «doce sueldos más gratificaciones, catorce sueldos por año (…) 234 mil soles el primer año, los otros años vas a recibir 210 mil soles aproximadamente». Todo ello, además, de pasajes aéreos, viáticos, comida y alojamiento a los lugares que vaya, y también seguro médico y de vida.
Lo que gana cada parlamentario equivale al ingreso combinado de los trabajadores de una empresa, fábrica, fundo o taller mediano e incluso al de todos los jubilados de una modesta residencia de ancianos.
Una buena parte de los congresistas tienen ingresos superiores como resultado de sus propias empresas o rentas, por lo que el abismo con sus electores es colosal.
La preocupación más importante de un elegido debe ser servir a sus electores y no servirse de ellos para su propio beneficio. En Reino Unido, donde me encuentro, la diferencia entre el ingreso de un parlamentario y un trabajador con sueldo mínimo es solamente de 4 a 5, pero el portal TheWorldsNew.Net calcula que, sumando todos los beneficios que tiene un congresista peruano este gana 46 veces más que el sueldo mínimo de 930 soles.
Dos argumentos que se dan para justificar estos altos sueldos es que así se garantiza que los congresistas no se vean obligados a ser tentados por la corrupción y que ellos se lo merecen pues trabajan demasiado. Sin embargo, esos elevados ingresos no han detenido a numerosos casos de soborno y, son más bien, una tentación para que uno se preste mucho dinero para gastos electorales a manera de inversión. Mientras un legislador no tiene horario fijo y puede trabajar a la hora que quiere y desde cualquier parte, la mayor parte de los obreros y ambulantes peruanos deben madrugar, pasar horas en el transporte público y hacer horas extras para sobrevivir.
La economía requiere mejorar los salarios
Tener trabajadores mal pagados hace mal a una economía. Por un lado, empuja a que muchos de ellos para supervivir se desquiten de sus patrones apropiándose de productos o piezas. De otra parte, mal alimentados y cuidados su capacidad laboral disminuye. Se supone que la Remuneración Mínima para Vivir es lo mínimo que debe percibir un trabajador para sobrevivir y reponer sus energías para ir al día siguiente a laborar.
Con 930 soles ni Nano ni ningún empresario que guste comprar en Wong o ver su canal de Willax TV puede aguantar. Con ese sueldo apenas alcanza para comprar en ese supermercado un pollo chico a la brasa con papas fritas, una gaseosa y algunas frutas por día. Obvio que con ello no se puede alimentar a una pareja o a una familia, y menos aún alcanza para el vestido, calzado, transporte, educación, salud, recreación, etc.
Con 930 soles mensuales no se puede pagar el costo del alquiler de un modesto departamento en un barrio popular de Lima más los arbitrios, luz, agua, gas, telefonía, internet y otros servicios. Por eso muchas personas deben vivir juntas en reducidos o apartados espacios donde todos deben trabajar horas extras.
Una de las razones por las cuales hemos superado los 200 mil muertos por la pandemia en poco más de 1 año de esta, es por lo mal alimentada que está nuestra mano de obra, la misma que carece de buenos servicios de salud. La cantidad de fallecidos por el COVID supera al 1% de quienes fueron a votar en cualquiera de las elecciones nacionales y a la suma de todos nuestros muertos por terrorismo y guerra externa e interna en nuestros 200 años de historia independiente.
El precio de los productos en Perú es similar a los de Europa, pero con la diferencia de que en la tierra de los incas una educación o salud decentes son caras y privadas, mientras que al otro lado del océano estos servicios son gratuitos y de calidad. A los pésimos salarios se suman gastos excesivos por educación y salud particulares. A los enfermos de COVID el Estado peruano, a diferencia de otros países, no les paga por quedarse en casa y ni siquiera les da un balón de oxígeno (el cual puede conllevar por mes al ingreso combinado de varios años).
Tener salarios tan bajos no ayuda a la reactivación económica. Si se quiere desarrollar el mercado interno urge aumentar la demanda. Para que haya compradores a los que hacen confecciones en Gamarra, zapatos en Trujillo o prendas de abrigo en la sierra, se requiere que los peruanos mejoren sus niveles de ingreso y tengan más dinero para gastar, aparte del destinado a sobrevivir.
El aumento del salario implica aumentar la demanda por casas, turismo interno, recreación, restaurantes, electrodomésticos, ropas y demás cuestiones que ayudan a desarrollar nuevas empresas, nuevos puestos de trabajo y más riquezas para la sociedad.
Sin embargo, el salario mínimo sigue congelado desde hace más de 3 1/2 años, lo cual implica que ha perdido un tremendo poder adquisitivo como efecto del alza de precio y de la moneda extranjera, el cual ha pasado de alrededor de 3.5 soles por dólar a más de 4 soles por dólar. La verdad es que no es que el salario mínimo se haya mantenido igual, sino que en términos reales ha caído … y mucho.
Con salarios tan bajos no se puede combatir al COVID, se permite que los servicios médicos se saturen y colapsen cuando hay rebrotes y conduce a que muchas empresas queden paralizadas cuando hay muchos contagiados.
Salarios bajos son algo antieconómico. Además tener una producción basada en ingresos tan bajos equivale a un sistema de exportar el hambre, es decir, a competir en el mercado internacional con productos agrícolas y materias primas recolectados con una mano de obra mal pagada o hambrienta. Las economías en desarrollo son aquellas que invierten en la educación y capacidad de consumo de su mano de obra para aumentar su propio mercado interno y hacer que sus exportaciones sean más sofisticadas y tengan valor agregado.
Contra los trabajadores
Lo más grave de la propuesta de la derecha en el Congreso no solo es que quieren aprovecharse de la muerte de un congresista al que antes tildaron de ser parte de un movimiento terrorista para pedir más prebendas, sino que, además de considerar que los 930 soles que gana un trabajador con el sueldo mínimo es mucho, encima quieren reducir los derechos laborales.
La presidenta del Congreso ha presentado varios proyectos de ley encaminados a subir el tiempo parcial de 20 a 24 horas semanales (para que luego suban el de tiempo completo de 40 a 48 horas semanales?), la virtual eliminación de las gratificaciones, más facilidades para despidos y menores posibilidades para entrar a la planilla fija.
No por casualidad la última encuesta hecha por DATUM ha mostrado el escalofriante dato de que solo 1 de cada 5 peruanos apoya a este Congreso. Dicho sondeo fue hecho antes de que el Parlamento apruebe reducir los poderes presidenciales para poder suspenderlo o de que se vayan a discutir las nuevas leyes antilaborales, por lo que es posible esperar que el nivel de rechazo al legislativo siga creciendo.
A 3 meses de haberse instalado el actual Congreso no ha aprobado una sola ley que beneficio a cualquier sector de la población. Por ello no puede sorprender que, cuando el Presidente Castillo fue a Tacna al entierro de su camarada Herrera Mamani, la gente gritaba «cierren el congreso», una consigna con la cual miles marcharon a dicho edificio el día en que Herrera fallecía en otra parte de Lima.
Nano Guerra ha militado casi su vida política en la izquierda y tras haber sido dirigente del Partido Socialista Revolucionario y partícipe de movimientgos antifujimoristas, él ha terminado integrándose al partido de Keiko Fujimori donde es el líder de su bancada. El aprovechar todo momento para pedir un aumento puede ser un rezabio de su formación laborista, pero el solicitarlo como su gran objetivo puede evidenciar que es su necesidad de mejores ingresos lo que le hice desertar d etener una vida sacrificada en las filas socialistas para preferir las prebendas fujimoristas.
El hecho de que el jefe de la principal bancada opositora haya dicho que los nano-salarios de 930 soles mensuales son «mucho», mientras que él crea que sus macro-sueldos son insuficientes, puede hacer que lo que realmente aumente sea … el descrédito del fujimorismo y de este Congreso.
Hasta la fecha ni el Legislativo ni el Ejecutivo han planteado el inmediato aumento de salarios. Esta tarea es más que urgente, y también debe darse con la creación de un sistema que provea cajas o bolsas de comida y productos esenciales a precios módicos a todos los pobres. El Estado adquiriendo directamente dichos productos de los campesinos, productores de carnes, lácteos, aves y huevos y de los pescadores debe crear paquetes a ser distribuidos a bajos precios a todos. Para garantizar que ello se dé y se eviten acaparaciones y malos manejos dicha distribución debe estar hecha con base en asambleas de bases, las mismas que deben educar a la población a ejercer su propia democracia y autoorganizarse para hacer frente a todos aquellos que quieran volver a implantar una dictadura.
El aumento salarial debe ayudar a la economía y también a darle estabilidad política al Gobierno o a quienes quieren evitar otro golpe parlamentario como el que se dio en noviembre 2020.

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