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Adultos mayores: una deuda histórica

Vanda Pignato

Este mes de enero se conmemora el mes del Adulto Mayor, en  medio de unas elecciones cargadas de entusiasmo e incertidumbre. La fiesta cívica del próximo mes es un recordatorio de cuanto hemos avanzado como país desde los acuerdos de paz. Durante la guerra, hablar de diferentes visiones ideológicas era sinónimo de traición y persecución; ahora es una parte esencial de la contienda política. Incertidumbre, pues existe un enorme riesgo que los avances en materia social puedan detenerse o reducirse si no se defienden con valentía y compromiso.

Al  igual que en el caso de las mujeres que fueron olvidadas, las personas mayores han sufrido de manera histórica violencia estructural, olvido e infantilización de parte de los diferentes gobiernos anteriores al 2009. Esta población no contaba con políticas públicas serias, solo habían fiestas piñatas y rifas.

A partir de 2009, en el primer gobierno del FMLN, la población adulta mayor tuvo una presencia y un valor innegables. Además de ser valorada como seres humanos plenos, se le incluyó en diversas estrategias y programas, culminando con la entrega de una pensión básica universal, alfabetización y programas de salud.

Se impulsó, desde el programa Nuestros Mayores Derechos, una serie de intervenciones en los centros de atención, con el fin de mejorar las condiciones de esta población; se reactivó el Consejo de Atención Integral a los Programas del Adulto Mayor, y se impulsaron normativas con el fin de su protección y facilitar el ejercicio pleno de sus derechos humanos. Este trabajo comprometido y arduo, culminó con la aprobación de la Política Pública de la Persona Adulta Mayor, y la Convención Interamericana para la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de la OEA, siendo este el primer instrumento jurídico internacional de carácter vinculante para esta población.

Por primera vez, las personas mayores son escuchadas y fortalecidas. Durante los dos períodos en los que he servido como Secretaria de Inclusión Social, se aumentó notoriamente la participación de las organizaciones de personas mayores, trabajando de la mano con sociedad civil.

Para la elaboración de la política, participaron más de dos mil personas mayores, quienes reiteraron como su mayor aspiración el ser reconocidas como parte importante de nuestro país. Nunca antes se elaboró una política con este nivel de presencia de personas mayores.

Este nivel de respeto e inclusión es un punto esencial para las próximas elecciones. Las personas mayores no son solo un mero voto, que siempre es significativo porque representa un 12 % del electorado; son una parte vital de nuestra sociedad, los sostenes de las familias, cuidadores de otros, principalmente las mujeres, motores de la cohesión social y, sobre todo, depositarios de la memoria histórica de este país que ha pasado por mucho, y que debe aprender de su historia.

Quiero compartirles una anécdota que habla por sí sola. Como Primera Dama realicé una visita al Centro de Atención a Ancianos Sara Zaldívar; vi cómo los hombres y mujeres que ingresaban en pareja eran obligados a estar separados, sometidos a una mala atención, todo eso en medio de una gran corrupción. Bajo mi supervisión, cambiamos todo eso y creamos un espacio para que las parejas pudiesen vivir juntas. El Amor no tiene edad y el Estado no tiene el derecho de decidir hasta qué edad se puede amar y formar una pareja.

Ahora, faltando pocos días para las elecciones me gustaría saber qué propuestas tienen los Candidatos Presidenciales para que los y las Adultas Mayores puedan seguir siendo beneficiadas con políticas públicas.

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