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Teología y literatura

Caralvá

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La teología (del griego ???? [theos], buy viagra ‘Dios’, y ????? [logos], ‘estudio’, ‘razonamiento’, por lo que significaría ‘el estudio de Dios’ y, por ende, ‘el estudio de las cosas o hechos relacionados con Dios’) es el estudio y conjunto de conocimientos acerca de la divinidad y Literatura en su sentido más amplio, es cualquier trabajo escrito; aunque algunas definiciones incluyen textos hablados o cantados. En un sentido más restringido y tradicional, es la escritura que posee mérito literario y que privilegia la literariedad, en oposición al lenguaje ordinario. El término literatura designa también al conjunto de producciones literarias de una nación, de una época o incluso de un género (la literatura griega, la literatura del siglo XVIII, la literatura fantástica, etc.) y al conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia (literatura médica, jurídica, etc.). Estudiada por la teoría literaria… (Wikipedia)”, así teología y literatura tienen por frontera común, la narrativa dramática como en Friedrich Nietzsche que recurren a este instrumento.   Esta dicotomía no es casual, quizás la teología cristiana le debe su razón de ser a las letras, sin ella muchas historias se habrían perdido, así como nuestros libros precolombinos quemados en nombre de la misma condición de pureza cristiana. Es cuestión de realidades históricas. Algunos autores indican que los libros sagrados son en esencia textos personales, sin tiempo y sin lugar físico, por lo tanto las diversas humanidades se identifican con sus contenidos, mientras los documentos filosóficos insisten en proponer el “viaje del hombre hacia el hombre”, los religiosos marcan su sendero del “hombre hacia Dios” connotando una extraña relación cuando los religiosos son filósofos o los filósofos ejercitan con tanta propiedad sus principios que imponen una realidad “extrahumana”; incluso en el Siglo XX la filosofía materialista se identificó con principios similares a los Diez Mandamientos pero sin Dios.  Existen coincidencias teológicas y literarias: Sócrates acepta su condición de impiedad ante los dioses griegos, además la acusación de “corromper a la juventud”… que le lleva a la muerte, de la misma manera Jesucristo acepta su destino por principios que proponen “otro mundo”, un acontecimiento similar es el canto del gallo, como hemos leído en aquella obra de Fedón y el Nuevo Testamento; ante la vida e historia estas actitudes humanas son interpretadas en caminos diferentes, no obstante el producto final es la trascendencia del hombre. Al leer algunas de estas obras la identificación con los personajes es inmediata, de tal manera que los eventos suceden ahora; cuando un libro llama a la acción por diversos caminos se encuentran entre los “que reproducen la vida”, “la muerte” y “la cotidiana condición del presente”, esa literatura o teología es atemporal, así no perecen en una época solo se transforman;  el lector se encuentra con la magia esencial de “leer su historia”, como lo dicen las sentencias germánicas: “ a ti se refiere el cuento”. Julio Cortázar en Rayuela y otros grandes autores tienen esa dinámica en su narrativa, reproduciendo el esquema que anotó Walt Whitman: “esto no es un libro, quien vuelve sus páginas toca un hombre”.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.