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Para este 29 y 30 de julio se ha previsto el nuevo juicio contra los cinco ambientalistas de Santa Marta, Cabañas, lo que no solo representa una aberración jurídica como lo califican expertos, sino que además es un claro ejemplo de persecución política, en este caso contra líderes históricos en su lucha contra la minería.
En el gobierno de Nayib Bukele se ha puesto en boga la persecución política contra aquellos que son disonantes contra los propósitos del clan Bukele o porque van en contra de su narrativa. La lista de los capturados, perseguidos o autoexiliados se cuentan por decenas. Entre este listado encontramos defensores de los derechos humanos, ambientalistas y periodistas, entre otros.
El caso de Santa Marta inicia el 11 de enero con la captura ilegal de Fidel Dolores Recinos Alas, Saúl Agustín Rivas Ortega, Teodoro Antonio Pacheco, Miguel Ángel Gámez, Pedro Antonio Rivas Laínez y Alejandro Laínez García, acusados por la fiscalía un supuesto asesinato ocurrido en 1989. En aquella fecha también la Fiscalía ordenó la captura del firmante de la Paz y miembro de la ex comandancia general de la guerrilla del FMLN, José Eduardo Sancho Castañeda, conocido como Fermán Cienfuegos.
Todos fueron liberados de los cargos en octubre de 2024 por el Tribunal de Sentencia de Sensuntepeque, Cabañas. “por unanimidad, las tres juezas integrantes de dicho tribunal resolvieron que el caso ya había prescrito y que, por tanto, la acción penal ya no era posible”.
Sin embargo la Fiscalía apeló, y por órdenes superiores, la Cámara Penal de Cojutepeque anuló el fallo absolutorio y ordenó repetir el juicio en otro tribunal, que es justamente lo que se hará entre el 29 y 31 de julio, si es que no se suspenda este segundo juicio, que a todas luces es un doble juzgamiento.
Precisamente porque ya habían sido declarados libres del caso, los cinco ambientalistas no se presentaron a la nueva vista pública, y esta, a pesar de que los cambios a la ley permite juzgar en ausencia de los procesados ha sido aplazada en cinco ocasiones. Esta tardanza podría ser adrede, para alargar no solo la intranquilidad y la zozobra de los procesados, sino para ganar tiempo mientras consolida los nuevos planes de explotación minera.
Recordemos que en el 23 de diciembre de 2024, la Asamblea Legislativa, a solicitud del Ejecutivo aprobó la ley de minería y abolió la ley que la prohibía, y que había sido aprobado, producto de un concenso en 2017.La ley que prohibía la minería fue encabeza por los ambientalistas de Cabañas y otros lugares, entre ellos los de Santa Marta.
La lucha contra la minería metálica en El Salvador, incluso, dejó muertos como Dora Sorto, Ramiro Rivera y Macercelo Rivera. Estos mártires ambientalistas se opusieron, hasta el último momento a que la empresa Pacific Rim, ahora Ocean Gold, consolidara la explotación minera en El Salvador.
Ante una nueva embestida de la explotación minera, encabezada por el mismo presidente Nayib Bukele, sin presentar estudios técnicos para tal fin, es que se da la persecución contra los líderes de Santa Marta.
El propósito del gobierno al apresar a los ambientalistas de Santa Marta, Cabañas, era tener vía libre para la explotación minera, y los de Cabañas eran una amenaza por los antecedentes de lucha contra Pacific Rim y al logra una ley que prohibía la exploración y la explotación minera. Todo esto quedó claro con la eliminación de la ley que prohibía la minería y al aprobar una nueva que la aprueba.
Pero, los de Santa Marta no están solos, y nunca los estuvieron pues la iglesia católica, algunas iglesias evangélicas y las iglesias históricas, así como centros de educación como la UCA y la UES, así como organizaciones de la sociedad civil se oponen a la explotación minera. Pero no solo estas entidades, el pueblo en general está en contra de la minería, así lo dicen las encuestas.
Esperemos que, en la ilegal nueva vista pública, los cinco líderes ambientalistas salgan libres nuevamente, para que puedan volver a sus senos familiares y a su comunidad, pero sobre todo, a seguir luchando por el medio ambiente en El Salvador.
