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Entrevista en migración Houston II

Caralvá

Fundador

Suplemento Tres mil

 

Eran las 08:30 a.m. cuando el avión despegó impecable con destino a Houston, viajé con esa silla vacía pensando en el incidente de aquél infortunado personaje que atrapó la policía minutos antes de nuestro abordaje, en realidad esos instantes parecían una película barata; el hombre con las agallas suficientes para transportar un ilícito, no midió el límite entre la prudencia y la estupidez, esa zona donde se escriben historias audaces o tragedias trilladas, fuimos testigos de lo último; él podría ser tan valiente para desafiar a los  cuerpos especiales, no contaba con los perros policías, los cuales no saben de valor humano, pero si el olor del ilícito… Llegamos sin novedad a las 13:54 de Houston, desde la altura se visualiza un extraordinario aeropuerto con aeronaves de todo tipo, con insignias de muchas líneas aéreas, el colorido identifica o recuerda a las naciones, son aviones banderas.

Al llegar realicé una llamada a mis amigos que esperaban en las salas exteriores, por algún presentimiento tercermundista sospechaba que no permitirían entrar o el reciente incidente antes del abordaje había quebrado mis nervios provocando que mi imaginación se desbordara. Ahí estaba en la fila esperando la entrevista con el agente de migración, después de mi esperaban unos diez o más viajeros. El agente migratorio cumplió su rutina de chequeo en forma impecable, hasta que llegó el momento de las preguntas.

– ¿Qué viene a hacer a Houston? … respuesta de 5 minutos y entregué mi agenda.

– ¿Le pagan por eso? … respuesta 5 minutos

– ¿Usted visitó San Francisco? … respuesta 5 minutos

– ¿Trae objetos de valor?… 5 segundos

– ¿No cree que los libros son objetos de contrabando? ¿Cuánto vale un libro?…  respuesta de 5 minutos

– ¿Usted ha ganado premios cuál es el monto?… 2 minutos… ¿Los libros son regalos o donaciones?… ahí deje de contar el tiempo… ¿A quién le queda el dinero de los libros?… ¿Usted qué hace?… ¿Qué es poesía? ¿Puede hablarme de su vida? ¡Su visa no le permite trabajar! ¿a qué viene? ¿Explique por qué no tiene deudas?… porque no tengo crédito respondí, añadiendo: ¡aún no vendo mi alma al diablo! fue mi respuesta final.

– Nadie creerá mis argumentos, me sentía en un columpio con la cuerda extendida al máximo, en ese estira y encoje con movimiento pendular, el primero permitía mi entrada a Estados Unidos, el otro me deportaba, no podía ocultar mi risa, especialmente cuando en tono serio y contundente me interrogó: ¿qué es poesía?… no me pude contenerme, por mi mente surgieron retazos de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Roque Dalton etc.  solo puede afirmar que eran palabras gratis y gratas, pronunciadas en las Baskethouse como Bob Dylan… La entrevista ya tenía más de una hora, mientras la fila de mis sucesores había desaparecido, la adrenalina explotaba en mis arterias, ya perdía toda esperanza de ingresar a Houston y me atreví a pronunciar: “bueno he venido porque me invitan” y si no quieren… pues ni modo… Debí parecer resignado a mi suerte, entonces el agente aceptó mi ingreso y me deseó suerte…le invité a la conferencia… afirmó que no podía avalar ninguna acción sospechosamente gratis. No oculté mi alegría, pronto relaté a mis amigos el episodio del péndulo y la deportación.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.