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Dante Alighieri y Monseñor Romero

Caralvá

Fundador

Suplemento Tres mil

Mientras el pueblo en las avenidas celebra la memoria del héroe y mártir Oscar Arnulfo Romero en el cual convergen: vocación religiosa y la defensa de los derechos humanos, sick el Vaticano un 23 de mayo de 2015 reconoce su martirio por: “Odio contra la fe”, purchase debido a que su obra transcurrió en el peor tiempo de violencia social, generic en el cual miles de ciudadanos perdieron la vida o desaparecieron en medio de la guerra civil, aquél hombre valiente dejó su legado escrito, ejemplo y trascendencia en la tierra, la cual ilumina a esta generación y posiblemente al mundo. Ahí estábamos en medio de las multitudes que recordaban La Divina Comedia, en un extremo la clase política, religiosa, económica e invitados,  en el otro el pueblo abrazado en: diversos idiomas (Pentecostés), sin jerarquías, niños, adolescentes, ancianos, banderas, grupos, familias,  unidos por una alegría desbordante; el contraste no podía ser más dispar; allá los trajes europeos con galas de primer mundo, el otro los trajes del tercer mundo y descalzos, aquello parecía un jardín de fotografías en movimiento, de lo mínimo a lo máximo con el rostro de Monseñor Romero, era la fiesta popular retrasada 35 años por el triunfo del salvadoreño más universal, ahora con un lugar en el cielo y la tierra.

Decenas de pancartas, afiches, posters y mantas artesanales expresaban sus pensamientos, muchas contenían citas de las homilías, fragmentos poéticos, logos extranjeros, etc., otros recordaban a sus asesinos con ironías sobre los dueños de la nación, algunos con el repudio a los grupos extremistas que celebraron aquél horroroso crimen; pero ahora 35 años después nadie pagaba con su vida esa denuncia.  Por alguna asociación recordé a Dante Alighieri con su descripción en La Divina Comedia del: infierno, limbo y paraíso… en el infierno se encuentran algunos que en  vida gozaban del poder terrenal, algunos jerarcas de la Iglesia, otros políticos, muchos enemigos personales, etc. Dante al visitar aquél territorio no condenaba sino observaba, evidentemente la realidad no podía ser más elocuente, en aquél horizonte se podían observar políticos y  potentados que estaban en el lugar equivocado. De pronto la multitud comienza a gritar: ¡asesino! ¡asesino! con un estridente Buuuuu  y más Buuuu, con frases: ¡sáquenlos!, ¡sáquenlos!, cuando pude observar las pantallas transmitían los rostros de poderosos dirigentes políticos  y algunos con apellidos ilustres asociados al magnicidio; fue un momento paradójico, mientras un hombre como Romero es santificado por su nombre, otros son satanizados por  sus apellidos entre las multitudes, como si repitiéramos algún pasaje de la Divina Comedia… la Justicia Divina se expresaba en ese momento;  así como Dante se compadece de los residentes del infierno que ha colocado ahí con su pluma, los coros populares envían el mismo mensaje siglos después, la multitud comprende y no perdona, observa que en el extremo más cercano al cielo –en la tierra- se encuentran personajes fuera de lugar, fragmentos del infierno en la plaza estaban en primera línea, no obstante la lógica terrestre no coincide con los designios de Dios, allá el poder terrestre y sus potentados, en el otro el pueblo con Romero que recordaba al “humano Jesús de los evangelios” reclamando justicia… Dante vigente en el siglo XXI… quizás Dios perdone todo y  hasta el infierno… no obstante aquél día Dios y Romero estaba entre nosotros.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.