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Una reflexión atenida, que no hay que pasar por alto

Luego que por mayoría el plenario de la Corte Suprema de Justicia decidiera mandar a juicio civil por sospechas de un posible “enriquecimiento ilícito” al expresidente Mauricio Funes, ask da la impresión que aquellos ya lo condenaron, buy viagra y que lo que sigue nada más es simple trámite.

Lo anterior se deduce, capsule no solo por lo que Mauricio Funes ha expresado, que se trata de una venganza, de una revancha de cuatro de los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional, sino, también por la reflexión que hiciera en un canal de televisión el abogado y periodista Lafitte Fernández.

Fernández argumentaba que iniciar un proceso como el que enfrenta Funes y otros convertidos en sospechosos de enriquecimiento ilícito, en lo más alto de las instancias judiciales, la Corte en Pleno de la Corte Suprema de Justicia, es como condenarlo al principio del proceso, pues, el acusado no tenía otra instancia a quien recurrir.

Y que instancia abajo en la pirámide de la justicia, reflexionaba Lafitte, se va a atrever a ir en contra de la decisión del máximo órgano de justicia.

Y si a lo anterior le agregamos que en el Pleno de la CSJ existen cuatro magistrados (los de la Sala de lo Constitucional) que quieren cobrarle una factura al expresidente Funes, que esperanzas tiene este de acudir en recurso a otra instancias, pues, son los mismos los que hoy han decidido que ha cometido un ilícito, y por lo tanto ya lo condenaron.

Porque aún y cuando la resolución de la Corte Plena dice que su decisión no representa en manera alguna la culpabilidad del sospechoso, lo cierto es que estos ya lo condenaron y los subalternos, en este caso la Cámara Segundo de lo Civil, no querrán ir en contra de sus superiores.

Cuán sabia fue la Asamblea Legislativa cuando aprobó la Ley de Probidad, que en vez de Corte Plena, había dispuesto que los juicios los ordenara la Sala de lo Civil, y no Corte Plena, ni mucho menos la Sala de lo Constitucional por los sesgos hasta hoy acumulados.

Y es que si la Sala de lo Civil le hubiese  correspondido dar el fallo final, las partes, sobre todo el “sospechoso”, hubiese tenido lugar a recurrir a una instancia superior, que hoy no tiene, pues fue esa instancia superior la que certifica la sospecha, y por tanto, para ellos ya es culpable el sospechoso.

Desde esta líneas, lo menos que podemos desear es que, en la señora jueza o señor juez de la Cámara Segundo de lo Civil, tenga cabida una pequeña ventana de independencia judicial, y sobre todo, de justicia, para que el expresidente Funes pueda demostrar su inocencia.

La comunidad de abogados debe tener claro que la acusación contra el expresidente Funes es por haberse atrevido a denunciar el modus operandi de la corrupción de ARENA, y la oligarquía salvadoreña, y eso no se lo perdonarán nunca.

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