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Poemas de Jared Cerrato, desde Honduras

A ROQUE DALTON 

Grito perenne, palabra viva

Merecido lugar en el parnaso

Dragón multicéfalo de mil metáforas

Vos ROQUE, tan pueblo

Tan americano

Tan guanaco

Tan cabrón;

Eternidad a tus letras

Palabra hombre,

Palabra revolución, ternura

Ojo de venado

Metralla de sueños

Hambre

materia

Pan

Poema.

 

HACE YA MUCHO DE LOS IDUS DE MARZO

Esta mañana se cuela el humo entre tejados

Huele a viernes,

a incienso a olivos

a aserrín teñido

huele a costumbre

a dudosos creyentes

a colonia de obispo

a sudor de pobre

huele a tradición

pan y circo, vía crucis de opresión

a testaruda fe

resignación

huele a viernes a tristeza

y por qué no

a olvido.

 

LOS DOMINGOS A LAS TRES

tu sonrisa

se estrella contra los cardos

como un viento kamikaze.

 

DESCONOCIDOS BARBADOS ME CONDUCEN

De levita negra

sus ropajes

En lúgubre entrada

un cuervo grazna un réquiem.

La bienvenida

es con guadaña.

Ella me espera

No discrimina

No le sorprenden suntuosos trajes

Ni reverencia linajes.

Me recibe.

Llueve

Pero ya no importa

En el ocaso de mi cuerpo

Una última pausa

Un desmayo

Carcajadas

Absurdo protocolo

Al final, todos,

Todos lloran.

 

CUANDO MUERE UN POETA

Son más fríos los octubres

y más grises los tristes.

Inefable es su partida en el crepúsculo del verso

Vela en el parnaso.

Huele a nostalgia.

Silente se torna el mar de las metáforas.

No hay epitafio que le haga justicia.

Dolientes,

Nocturnas aves alzan vuelo.

Desprecia un ángel sus alas

De hastió muere un demonio.

El paraíso no le espera

En el averno, nadie lo reclama,

La tristeza es una vieja jorobada, mendiga un abrazo.

Absurda cae la arena

Cuando ya no ajusta el reloj

Inconsolable la pluma vive de nostalgia

naufraga

En un océano de poemas.

 

AQUELARRE

Gótico templo se estremece

Antiguo reloj marca las tres

un ánima

advertida por los canes,

 

En la azotea

una constelación.

Centellante

grazna un cuervo.

Frío el viento lanza una tonada.

Confundidas con humos industriales

se mesen las cortinas celestes

El vaho que respiran

proviene de las fauces

de la bestia que es la muerte

Aparece azul la luna

su reflejo se desliza

sobre espaldas de nocturnos seres.

Faunos y quimeras

Se oyen gritos,

aullidos

Sonrisas bacanales

Un réquiem es la tonada de

violines  infernales,

hay conjuros

Mandrágoras, viejas lápidas

Sobra el vino,

el estruendo de sus risas

mezcla seductora de sus cuerpos.

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