Por Leonel Herrera*
En un video que circula en redes sociales, un activista del oficialismo critica a Nayib Bukele por arrogarse competencias que no son del Ejecutivo, sino de otras instancias y funcionarios estatales. El “yutuber” bukelista Marcelo Larín también señala que Bukele actúa como dictador.
(https://www.tiktok.com/@notelabogadodelpueblo/video/7265832754493885738?is_from_webapp=1&web_id=7253184805956142598)
Los señalamientos del “influencer” radicado en Suecia hacen referencia a un mensaje escrito por el presidente Bukele informando sobre el procedimiento legal contra el diputado gobiernista Erick García y el asesor de seguridad Alejandro Muyshondt, defenestrados en una reciente operación de supuesto combate contra la corrupción al interior del gobierno y del partido Nuevas Ideas.
El parlamentario ya fue desaforado y está procesado por el delito de falsedad ideológica, mientras que el asesor tiene la extraña acusación de ser un “doble agente”. Como dije en una columna anterior, los hechos parecen más un show distractor o un castigo (para Muyshondt) por revelar información que compromete al oficialismo, pero no una acción genuina de perseguir la corrupción como pretende hacer creer la propaganda bukelista.
(https://www.diariocolatino.com/limpiando-la-casa/)
En dicho mensaje Bukele mezcla diferentes roles y habla al mismo tiempo como fiscal, juez, director de la inteligencia estatal y jefe del partido gobernante. Larín observa que la investigación penal la dirige la Fiscalía y que, por tanto, informar sobre las diligencias contra los acusados no le corresponde al presidente Bukele.
El “yutuber” bukelista -experto en ovnis, extraterrestres y otras hierbas- también identifica el comportamiento dictatorial del presidente. “A Nayib no le gusta que le digan dictador, pero a veces a él se le olvida y actúa como tal”, afirma Larín, quien -además- señala que Bukele “manda al Fiscal, a Canal 10 y a todos…”.
Enhorabuena que los seguidores de Bukele empiezan a constatar por sí mismos (y no por denuncias de la oposición) la megalomanía y la actitud “todóloga”, autocrática y dictatorial de un gobernante que se comporta como un monarca o jefe supremo de todo el Estado, en detrimento de la separación de poderes, la independencia judicial, la institucionalidad y el estado de derecho.
Ojalá que Larín y otros propagandistas del oficialismo vayan también descubriendo y denunciando la corrupción, la desinformación, las falsas soluciones, la continuidad del neoliberalismo, las negociaciones con las maras, la destrucción ecológica, la alianza con los grupos oligárquicos, las violaciones de derechos humanos, la aspiración de perpetuarse en el poder y demás aspectos que caracterizan al gobierno de los hermanos Bukele.
Por el bien del país es deseable que la población todavía adormecida por la propaganda oficialista vaya despertando y asumiendo una actitud ciudadana crítica, activa, empoderada y demandante. Esa es la única forma de revertir esta barbarie y re encausar al país por un rumbo verdaderamente democrático.
*Periodista y activista.