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Ya hemos derrotado el miedo, hoy derrotaremos las campañas sucias

Juan José Figueroa

Los procesos electorales forman parte de nuestra democracia en desarrollo. No podemos apartarnos de esa ruta pues es la base de lo que somos, capsule un modelo basado en nuestra Constitución y en los acuerdos fundamentales que como sociedad hemos venido construyendo desde la firma de los acuerdos de Chapultepec.

Si hacemos un breve resumen de las elecciones celebradas con elementales garantías para las diversas fuerzas políticas, online incluyendo a la izquierda como candidata legalmente inscrita, thumb podremos observar que las elecciones de 1994 podrían ser consideradas, en nuestra historia, como las primeras realmente libres, y posibles solo luego de finalizada con la dictadura militar.

Desde entonces hemos visto una serie de eventos que formaron parte de la cultura política que permeó cada uno de los procesos celebrados hasta hoy día.  Probablemente uno de los mayores derroteros en esta larga lucha ha sido la derrota del miedo que se volvió el arma primordial de la extrema derecha en nuestro continente.

Los temores infundados han formado parte de la línea de las campañas políticas de la derecha extrema, esa cultura política ha sido columna vertebral del poder ideológico oligárquico que durante décadas se opuso a que aquellos que consideramos que El Salvador puede ser un mejor país, pudiésemos no solo ser libres para elegir y ser electos, sino ser actores en la toma de decisiones estratégicas para nuestra nación.

Ello tiene a su base una larga historia de represión estructural que limitó y reprimió las libertades ciudadanas. A la base de esas campañas de miedo estuvieron presentes cualquier cantidad de argumentos de carácter ideológico que buscaron que la población rechazara las nuevas formas de pensar y gobernar surgidas desde la izquierda.

Alcanzar los primeros escaños en la Asamblea Legislativa y el gobierno local en decenas de alcaldías fue permitiendo que poco a poco se derrotara el miedo, pero que subsistía y en gran medida cuando se trataba de candidaturas a la presidencia de la República. A partir de las elecciones presidenciales de 2009, cuando por vez primera una fórmula del partido FMLN se instala en el gobierno central, el miedo como factor determinante de las campañas electorales de la derecha comienza a ser desterrado de la cultura dominante de los procesos electorales.

Una vez el FMLN logra sostener, por un segundo período, el gobierno central con la llegada a la presidencia de Salvador Sánchez Cerén, podemos afirmar que el miedo como motivo para convocar la voluntad de los ciudadanos y ciudadanos demostró ser poco inteligente para quienes continuaron pretendiendo jugar bajo esas premisas.

Pero el miedo es solo uno de los motores de la ideología dominante de la derecha extrema. Las denominadas “campañas sucias”, basadas en la injuria y la difamación, por la ausencia total de propuestas, construidas linealmente bajo argumentos acusatorios y poco sensibles a las realidades sociales, siguen siendo hoy día motores para la extrema derecha y su red de medios de comunicación, quienes siguen proyectando los asuntos de este país como si de una finca de su propiedad se tratara.

Ante conductas de esa naturaleza, llevar adelante debates en los que se proponga y discuta las propuestas de los contendientes se volvió un imposible. No obstante, esas realidades han ido cambiando progresivamente; las campañas con propuestas y debates serios se irán imponiendo a las realidades y las viejas y cavernarias ideologías que sostiene la derecha, basadas en el odio y el desprecio a la inteligencia del electorado, también serán derrotadas.

El proceso electoral, limpio, honesto y basado en propuestas, es el mejor camino que hasta hoy sustenta nuestro modelo democrático de convivencia; la mejor forma de defenderlo es honrando a las y los ciudadanos que siguen confiando en este a pesar de sus defectos, y la mejor forma de honrarlo es siendo protagonistas de campañas electorales serias, inteligentes, sensibles a las necesidades del país, basadas en propuestas que lleven a la construcción de políticas públicas con la participación de los diversos sectores sociales.

De la manera en que como sociedad fuimos progresivamente venciendo las campañas del miedo que buscaron alejar al votante que simpatizaba por la bandera de la izquierda, de la misma manera las “campañas sucias” basadas en el chantaje, la difamación y la injuria serán derrotadas más temprano que tarde, y los partidos políticos que continúen empecinados en seguir con esas prácticas, también desaparecerán con ellas, esa es una realidad.

Ser candidato a diputado por el Parlamento Centroamericano por el partido FMLN, me ha permitido ver de cerca y ser actor de este proceso electoral de 2015 en el que elegiremos gobiernos municipales, diputados a la Asamblea Legislativa y PARLACEN, no me cabe la menor duda que el habernos apartado como partido y como candidatos, de esas campañas de provocación de la extrema derecha, nos valida como políticos que buscamos dignificar las distintas formas de gobierno de nuestro país, presentándonos como políticos con  coherencia con nuestros principios.

No puedo concluir este artículo sin confirmar nuestro compromiso por construir una cultura política del respeto cuyos ejes fundamentales sean la búsqueda de mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, la formulación de propuestas serias basadas en las realidades sociales y económicas de nuestra sociedad, en base a las consultas con el mismo pueblo, y la dignificación de la política por medio de la incentivación de la presencia de actores comprometidos con el desarrollo integral de El Salvador.

Mi mayor respeto lo calzo en favor de este pueblo trabajador que sigue yendo con entusiasmo a los centros de votación para disponer libre y soberanamente de su derecho a elegir sus gobernantes. Para ese pueblo mi abrazo solidario.

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