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Vulnerabilidades, ¿naturales o sociales?

La Asamblea General de la ONU decidió designar el 13 de octubre como Día Internacional para la Reducción de los Desastres con el propósito de concienciar a los gobiernos y a la opinión pública para que tomen medidas encaminadas a minimizar los riesgos por fenómenos naturales, muchos de los cuales se han agravado con el cambio climático, generan un impacto negativo en el desarrollo sostenible y en los resultados deseados.

El enfoque del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres se centra en proteger la vida de las personas y en las acciones que se deben tomar. Es pertinente tanto para los riesgos a pequeña como a gran escala, y tanto para los ocasionados por el ser humano como los producidos por las amenazas naturales. Abarca, además, los riesgos ambientales, tecnológicos y biológicos afines.

Los desastres naturales son inevitables, pero los daños que estos causan pueden minimizarse; en cambio, la vulnerabilidad social, económica y ambiental amplifica los efectos de los mismos. La reducción del riesgo de desastres concierne a todo el mundo, desde los campesinos hasta los jefes de Estado, desde los banqueros hasta los abogados, desde los meteorólogos hasta los jefes de medios de comunicación.

Por ese motivo, el Día Internacional para la Reducción de Desastres se estableció con el propósito de concienciar a los gobiernos y a las personas para que tomen medidas encaminadas a minimizar estos riesgos, como su prevención y mitigación, e incluyan actividades de preparación.

Para este 2017, el lema de la campaña es “Hogar, seguro hogar: reducción de la exposición, reducción del desplazamiento” y se enfoca en sensibilizar a la opinión pública mundial sobre una serie de acciones, políticas y prácticas que se han aplicado con éxito para reducir la exposición a los desastres en distintas comunidades, y con las que se ha contribuido a salvar hogares y medios de vida. Esto representa un gran desafío, que solo se puede superar a través de la coordinación, la cooperación y la colaboración entre los diversos grupos implicados.

Según el último Informe de la Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres emitido por la ONU en el año 2015, desde el año 2001 “el promedio histórico anual de pérdidas por eventos climáticos extremos en El Salvador es equivalente a casi el 60 por ciento del promedio anual de su inversión pública”; lo que señala una urgente necesidad de invertir desde un enfoque preventivo en materia de desarrollo territorial y de protección real de los ecosistemas para la reducción de las vulnerabilidades ambientales.

Este día nos recuerda la necesidad de prepararnos y crear conciencia de que los fenómenos naturales se convierten en desastres por la vulnerabilidad en que se encuentran las poblaciones, principalmente las más pobres y marginadas que generalmente habitan estas zonas de riesgo.

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