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Venezuela y la geopolítica del Golpe de Estado

Herson Vázkez
Enfoque de Relaciones Internacionales

Los sucesos acaecidos en los últimos días en la República Bolivariana de Venezuela nos invitan a reflexionar sobre cual será el rumbo de esta nación frente a la crisis política y social que amenaza su integridad y soberanía nacional. Nos preguntamos si aquellos entes oscuros que están manipulando a una pequeña minoría del pueblo venezolano, capsule intentan consolidar un derrocamiento directo, mejor conocido como Golpe de Estado, al Presidente constitucional Nicolás Maduro, mediante protestas callejeras, desestabilización social, exacerbación de problemáticas sociales inexistentes y un apoyo acérrimo de los medios de comunicación conservadores de toda América Latina.

La situación en Venezuela no tiene nada que ver con justificaciones ingenuas de personas quejándose en algunos medios por escasez de papel higiénico, jabón y champú. O por violación de los Derechos Humanos y libertades democráticas. El presente conflicto socio-político está íntimamente vinculado a la presión de grandes intereses geopolíticos hemisféricos que ostentan apoderarse de las mayores reservas de petróleo venezolano; detener el avance de la Revolución Bolivariana y el proyecto continental de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), por su importancia estratégica definida en la lucha antiimperialista y anti-neocolonial.

Para comprender más a fondo el problema en Sudamérica, el lector debe enterarse que este tipo de conflictos se están dando con mucha frecuencia y casi simultáneamente en otros países del mundo. Para no ir tan lejos, en 2011, el presidente Muammar Gadafi fue derrocado en Libia, y se instauró un gobierno de transición financiado por potencias occidentales, entre ellos Estados Unidos. Posteriormente, en 2012 estalló la crisis en Siria. La oposición exigía la destitución del presidente Bashar Al Asad; “respeto a libertades democráticas” y reformas constitucionales, entre otras. En este caso, el papel mediador de la Federación Rusa ha sido contundente y positivo para evitar un desenlace caótico regional en Oriente Medio que pudiese desatar un conflicto de escala internacional. Finalmente, a principios de 2014, Ucrania es víctima de la desestabilización social y política, algo muy similar a Venezuela. Protestas violentas apoyadas por milicias armadas; destrucción de oficinas públicas y exigencia de destitución del presidente Yanukovich. Resultado: golpe de Estado parlamentario para Viktor Yanukovich el pasado miércoles 22 de febrero.

Regresemos nuevamente a América Latina. Desde febrero del presente año, la oposición venezolana agrupada en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), fuertes partidarios de la ideología derechista continental y representantes de la elite empresarial venezolana, y con  fuerte respaldo de algunos sectores del gobierno norteamericano, como se detallara más adelante, comenzaron a fraguar la desestabilización de la administración del Presidente Maduro. Quienes han salido a las calles de Venezuela a generar un ambiente de terror y zozobra, lanzando bombas molotov; quemando automóviles; incendiando edificios del gobierno, así como actos de violencia y vandalismo; y, uno de los puntos más importantes y medulares del problema: exigir la destitución del presidente constitucional Nicolás Maduro. Es decir, el objetivo principal de la derecha venezolana. Situación muy similar a lo sucedido en Ucrania con la destitución del presidente Viktor Yanukovich, a través de una eficiente conspiración dentro del parlamento.

Por lo tanto, la geopolítica del Golpe de Estado es un arma muy eficiente que se está implementado en muchos países promotores del dialectico movimiento anti-hegemónico imperialista. La revolución bolivariana emprendida por el líder Hugo Rafael Chávez, junto al ALBA y el impulso de la Comunidad de Estados Latinoamericano y del Caribe (CELAC), constituye una amenaza real para las áreas de influencia geopolítica de Estados Unidos, país que históricamente ha considerado a Latinoamérica como su “patio trasero”, región que hoy en día lucha por la emancipación de la hegemonía militar norteamericana y el desarrollo de los pueblos. Entonces, cuando un gobierno se revela ante el modelo de conducción política y económica propiciado por Washington, se considera una “amenaza” que debe caer en un determinado período de tiempo.

Para profundizar acerca de la intervención del gobierno estadounidense contra la revolución Bolivariana, cito el periódico británico The Guardian, que en una nota editorial aborda la situación caótica de Venezuela bajo el título: “El apoyo de Estados Unidos para un cambio de régimen en Venezuela es un error”, escrito por el periodista londinense Mark Weisbrot. Quien dentro del artículo afirma lo siguiente: el gobierno de Estados Unidos interviene en Venezuela; luego remarca, en su presupuesto 2014, la Casa Blanca destinó 5 millones de dólares del presupuesto federal para solventar las actividades de la oposición dentro de Venezuela. (The Guardian, Tuesday 18 February 2014 12:30 GMT).

También resulta interesante las declaraciones del Canciller venezolano Elías Jaua, en una entrevista concedida a RT: No nos queda la más mínima duda de que el propio Gobierno de Barack Obama (…) y sectores de la oligarquía colombiana, especialmente expresados por Álvaro Uribe, quien es asesor y financista directo del [líder opositor venezolano] Leopoldo López, están detrás de este plan de desestabilización de la revolución bolivariana y del Gobierno del presidente Nicolás Maduro. (RT, 19 feb 2014 | 12:51 GMT). Esta postura es delicada, y aquellos medios amarillistas de la región tampoco la mencionan en sus reportajes. Entonces, ¿Será que el derrocamiento del presidente Maduro se ha fraguado desde actores externos a Venezuela? De ser así, la ruta trazada es la destitución del gobierno actual y la instauración inconstitucional de una administración conducida por la oposición derechista, favorable a la sobreexplotación de los recursos petroleros.

En conclusión: desde la perspectiva geopolítica del poder, el petróleo podría ser la raíz profunda que está en juego en los últimos acontecimientos en Venezuela. Y desde la teoría del imperialismo, la cual establece que las potencias capitalistas usurparan a los países débiles poseedores de materias primas; Venezuela que alberga las mayores reservas de petróleo crudo a nivel mundial, registradas en unos 297 mil 700 millones de barriles, representa una zona geopolíticamente estratégica para los grandes consumidores petroleros del mundo. Y, según el informe de Repsol 2011, los mayores importadores de petróleo son Europa con el 22% y EEUU el 21% a nivel mundial. No nos extrañe entonces la intromisión norteamericana en el conflicto, y de cómo el senador republicano John McCain, emite la siguiente declaración al respecto: hay que estar preparados con una fuerza militar para entrar y otorgar la paz en Venezuela y, sobre todo, garantizar y proteger el flujo petrolero hacia Estados Unidos, cuidando esos recursos estratégicos y velando por nuestros intereses globales.(Según el link :http://www.elciudadano.cl/2014/02/20/102543/john-mccain-senador-republicano-de-usa-confiesa-intencion-golpista-en-venezuela-por-sed-de-petroleo/  ) [Consultado el 04 de marzo de 2014].

Finalmente, el gobierno de Venezuela aun esta en tiempo de evitar la crisis y el deterioro social hacia donde los grandes intereses capitalistas quieren conducirla. La última palabra la tiene el pueblo soberano quien defenderá los intereses de la nación por la vía de la paz, el dialogo, el consenso, la democracia y el Estado de derecho. Como pueblos latinoamericanos nos solidarizamos por la solución pacífica del conflicto; condenamos las injerencias de actores externos y abogamos por la autonomía de los Estados para resolver sus problemas internos tal como lo establece las Carta de las Naciones Unidas, sin que pretendan otros Estados intervenir o agredir militarmente la hermana república bolivariana de Venezuela, porque eso constituiría una violación al Derecho Internacional. ®

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