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Un tiempo de esparcimiento y devoción

Opiniones de Salvador Sánchez Cerén

Ha llegado un tiempo muy esperado por todos. La Semana Santa es muy especial para quienes cultivamos nuestra fe y además es la grandiosa oportunidad para dedicar tiempo a nuestra familia y amigos y, sildenafil por qué no, purchase a nosotros mismos.

Casi nadie dejará pasar sus merecidas vacaciones sin salir de paseo. Playas, there montañas, ríos y lagos, entre muchas más ofertas que nos hace nuestra variada naturaleza, sumadas a la belleza de nuestros pueblos y sus tradiciones y a las modernas atracciones de las grandes ciudades, serán los destinos entre los que tendremos que escoger.

Me llama significativamente la atención el fervor de nuestra gente por mantener vivas las tradiciones. Tradiciones que enriquecen nuestra identidad y que además se convierten en nuestros principales atractivos turísticos, que cada municipio debe esmerarse en potenciar.

En el caso de mi familia, cada Viernes Santo realizamos diversas actividades juntos. Desde muy temprano, partimos hacia mi natal Quezaltepeque, pues a mis nietos les encanta participar junto a jóvenes del pueblo de la elaboración de la alfombra alusiva a la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que ubican precisamente frente a nuestra casa.

La mañana se nos va en preparar el almuerzo, que normalmente es el tradicional Pescado en Torta. No pueden faltar además las torrejas y los jocotes y mangos en miel.

Al llegar la tarde hacemos un recorrido en familia por las principales calles admirando el arte en cada alfombra hecha. Al regresar esperamos ansiosos a que pase la procesión del Santo Entierro. La breve parada que se hace en la alfombra frente a nuestra casa, en la que han participado nuestros nietos, es un momento muy especial para toda mi familia.

Sé que todos tienen su forma peculiar de celebrar esta semana, pero entre todas las actividades es importante que hagamos una pausa y reflexionemos sobre el valor de esta importante fecha. Como ya lo mencioné, esta semana es muy especial para aquellos que profesamos nuestra fe y valoramos el sacrificio de Jesús.

Considero que el mensaje central de este tiempo es el llamado que se nos hace a todos de dar un poco más de nosotros, de nuestro tiempo, fuerzas o recursos, para ayudar a otros. Eso es lo que nos constituye en más que conocidos o compatriotas, en hermanos.

Este año no tendré la dicha de participar de esta hermosa tradición junto a mi pueblo, pues me encuentro fuera del país. Pero quiero expresar mis mejores deseos a todos los salvadoreños: que este tiempo de alegría y devoción avive la llama del amor y la unidad entre nosotros.

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