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Doctor Federico Paredes Umaña, premio de Cultura 2018. Foto Diario Co Latino/Juan Carlos Villafranco.

Un nuevo modelo de gestión cultural, propone Federico Paredes Umaña

Oscar López
@OscarCoLatino

En una entrevista concedida a Diario Co Latino, el doctor Federico Paredes Umaña, galardonado con el Premio Nacional de Cultura 2018, aseguró que está enfocado en trabajar en un proyecto de modelo de gestión cultural de El Salvador, con el objetivo de cambiar el
existente, que tiene a la base el coleccionismo privado del patrimonio cultural, dificultando la investigación y el acceso a piezas a la mayoría de salvadoreños.

“Hay que tener una política de protección de patrimonio cultural bien enfocada para hablar de la herencia cultural y de la construcción de lo que somos como salvadoreños”, afirmó Paredes Umaña. El arqueólogo consideró que lo anterior generó que los salvadoreños “pasaran de espaldas al pasado prehispánico”.

Paredes Umaña indicó que el 66% de los sitios arqueológicos del país están en territorios agrícolas (fincas), por lo que al ser descubierto el patrimonio arqueológico, las piezas quedan en posesión de la persona o familia dueña del terreno.
Por lo anterior, el arqueólogo propone que el modelo de gestión cultural tiene que tener a la base la participación de la ciudadanía, lo que generaría que los salvadoreños reconozcan y valoren el patrimonio cultural de su localidad.

“Hay que hacer un modelo de gestión diferente al que tenemos, no hay un museo que pueda albergar los hallazgos del territorio, estoy a favor de que se queden en su localidad, pero que se queden resguardadas y protegidos por la comunidad que está consciente de lo que tiene. Hay que hacer un cambio en la Ley de Patrimonio, tenemos que introducir la valoración comunitaria e introducir el derecho indígena”, argumentó Paredes Umaña.

El galardonado con el Premio Nacional de Cultura por su investigación sobre las cabezas del jaguar, explicó que la Ley
Especial de Patrimonio Cultural de 1993 es garante de la propiedad privada y del coleccionismo privado del patrimonio cultural, lo que generó que el “Estado saque las manos” y no tenga una política de gestión cultural.

“Cosas tan importantes como una cabeza de jaguar o una estela tallada con escritura jeroglífica al Estado puede no importarle que esté en colección particular para sacarle su significado, si está guardado nunca vamos a entender lo valioso que son para el proceso antiguo y para la construcción actual”, argumentó Paredes Umaña.

Cabezas de jaguar

En cuanto a su trabajo con las cabezas de jaguar comentó que: “ellas me encontraron a mí, no fui yo el que las encontró. Son importantísimas para construir nuestro camino de aquí al futuro, han estado guardadas mucho tiempo, hay un ciclo y ahora nos han venido a hablar de la necesidad de reconocimiento de los pueblos indígenas”.

Al terminar su tesis, se tenía un inventario de 50 piezas, sin embargo, fueron descubiertas otras 10, por lo que hasta el momento se pueden contabilizar 60. El arqueólogo indicó que las cabezas de jaguar no están pensadas para ser piezas de museo, sino en una exposición itinerante que va a centros educativos, pueblos y con ello se pretende que formen parte de la lucha de los pueblos originarios.

Paredes Umaña afirmó que las cabezas de jaguar estaban asociadas a retratos de gobernantes, que acompañan el surgimiento de ciudades estado, es decir, el surgimiento de relaciones políticas, sociales y económicas de hace 23 siglos. “Esto no lo podríamos haber imaginado si no hubiésemos hecho un estudio de conjunto. Para hacer el estudio hubo que emplear 10 o 12 años para encontrar cada una”.

El arqueólogo indicó que las piezas fueron colocadas en tríadas, esto por varias razones, entre ellas porque el número 3 era recurrente en la cultura maya. “Es un número que tiene connotaciones mágicas, hay una gran tradición en la cultura maya con el número tres, en este caso un retrato de gobernante asociado a tres cabezas de jaguar”.

Paredes Umaña explicó que las 60 piezas tienen una unidad estilística que las caracteriza, algunas comparten características, entre ellas, forma de ojos, nariz o dientes. “Estos monumentos tienen rasgos felinos, pero también hay otra simbología dentro de ellos”.

“Las cabezas de jaguar están asociadas al poder, no solo político o administrativo, sino un poder mágico, tanto es así que cuando termina su ciclo vital se les golpea, se entierran fragmentados o se les quita una porción. En Ataco, por ejemplo, a una cabeza le quitaron el ojo izquierdo, en Chalchuapa tenemos otro monumento que fue fracturado abajo de la nariz, solo tenemos la parte superior, hay una terminación ritual”, agregó Paredes Umaña.
El arqueólogo consideró que con la investigación de las cabezas de jaguar “apenas estamos iluminando una pequeña parte de las relaciones sociales, políticas y económicas de un grupo de sociedades que vivieron hace 23 siglos”.

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