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Ultraderecha desafía en Jerusalén el llamado a la «prudencia» de Netanyahu

Jerusalén/AFP

Un legislador israelí de extrema derecha visitó el domingo la mezquita Al Aqsa en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, recipe desafiando los llamamientos a la «prudencia» del primer ministro Benjamin Netanyahu, medical líder de su partido Likud.

Moshe Feiglin, treat del ala derecha del Likud, se encontró con protestas de musulmanes que gritaban «¡Allahu Akbar!» (Alá es el más grande) cuando visitaba el sitio sagrado, indicó un fotógrafo de la AFP.

La derecha ultranacionalista religiosa israelí continuó de esta manera su campaña para obtener el derecho a orar en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, aumentando las tensiones en la Ciudad Santa.

Para denunciar las visitas cada vez más frecuentes de judíos al tercer lugar santo del islam, consideradas como provocaciones, los movimientos políticos palestinos llamaron a manifestar en Qalandiya, el puesto fronterizo que une el norte de Cisjordania ocupada a Jerusalén.

La manifestación degeneró en enfrentamientos entre decenas de jóvenes que lanzaban piedras y soldados israelíes que replicaban con disparos y lanzamiento de gases lacrimógenos.

Según los servicios de emergencia palestinos, 15 manifestantes resultaron heridos, uno de ellos de bala.

La Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, se convirtió recientemente en objeto de todas las tensiones, y fue escenario de enfrentamientos frecuentes.

Los palestinos y los jordanos, que están encargados del sitio, acusan con regularidad a Israel de tratar de modificar el statu quo de 1967 por el que los judíos pueden entrar al complejo, que es también sagrado para ellos, pero no tienen derecho a orar allí.

El rey Abdalá II de Jordania prometió de nuevo que su país protegerá «por todos los medios disponibles los lugares santos cristianos y musulmanes», mientras la Liga Árabe instó a la comunidad internacional a intervenir para que cesen las «violaciones» de Israel en Jerusalén, acusando al Estado hebreo de haber cruzado una «línea roja».

Visitas mediáticas a la Explanada

El miércoles pasado, otro conocido miembro de la extrema derecha nacionalista israelí, Yehuda Glick, fue alcanzado por cuatro balas.

Horas más tarde, las fuerzas israelíes mataron en su casa a su presunto agresor y, temiendo una réplica palestina, cerraron la Explanada, en lo que se considera una decisión excepcional.

El viernes, día de la gran oración para los musulmanes, el acceso a la mezquita fue autorizada de nuevo, pero solo a los hombres de más de 50 años y a las mujeres.

Y el Primer ministro israelí Benjamin Netanyahu repitió que no tiene ninguna intención de cambiar el statu quo, exhortando a los ultraderechistas a ser «prudentes» y «responsables».

El presidente palestino, Mahmud Abas, acogió con satisfacción este «paso adelante en la buena dirección» y llamó a «continuar los esfuerzos para crear una atmósfera más calmada» pues, «los ataques y las provocaciones de los radicales producirán resultados peligrosos para toda la región».

El ministro de Vivienda, Uri Ariel, religioso y partidario de la colonización, en especial en Jerusalén-Este anexionada y ocupada, pidió de nuevo por la radio pública el derecho de los judíos a orar en la Explanada.

La policía israelí anunció, además, la detención de cinco militantes de extrema derecha, lo que aumenta las tensiones en la ciudad santa, donde 17 palestinos fueron detenidos el viernes y sábado, según la policía, que anunció haber detenido a un total de 111 palestinos desde el 22 de octubre y la agravación de las tensiones en Jerusalén Este.

Gaza cerrada

En la noche del sábado, palestinos y policías israelíes se enfrentaron de nuevo en diferentes barrios de Jerusalén-Este.

Reforzando aún más su arsenal jurídico contra los palestinos, Israel podría endurecer las penas por lanzamiento de piedras y cócteles Molotov contra vehículos, que podrían llegar a ser de hasta 20 años de cárcel.

Más al sur, los palestinos de la franja de Gaza, devastada durante el verano por una nueva guerra, la tercera en seis años, vieron endurecerse todavía más su encierro, al cerrar Israel hasta nueva orden los puntos de cruce, en respuesta a los disparos de cohete contra su territorio.

Los 1,8 millones de habitantes de Gaza viven bajo un estricto bloqueo israelí desde 2006, mientras Egipto mantiene cerrado la mayoría del tiempo el puesto fronterizo no controlado por Israel.

Egipto cerró recientemente Rafah luego de un ataque en el fronterizo territorio de Sinaí.

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