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Trump, Rusia y la avalancha de críticas bipartidistas

Washington / PL

Martha Andrés Román

En un ambiente político de fuertes divisiones partidistas, republicanos y demócratas parecen tener hoy un singular punto en común: la condena a la reunión del presidente estadounidense, Donald Trump, con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Se requirió una cita a más de cuatro mil kilómetros de distancia de esta capital para que figuras a uno y otro lado del espectro político, aparentemente incapaces de reconciliar posiciones en temas urgentes para la población como el cuidado de salud o la inmigración, alzaran su voz sin miramientos contra la postura de Trump.

Los motivos de las abundantes condenas no tuvieron que ver con cuestiones como el conflicto en Siria, la península de Crimea, las armas nucleares o el enfrentamiento al terrorismo, todos estos asuntos abordados por los interlocutores durante el diálogo que tuvo como escenario el Palacio Presidencial de Helsinki, Finlandia.

El origen de las fuertes palabras contra el gobernante republicano estuvo en el tema de la presunta interferencia electoral rusa en las elecciones de 2016 y una supuesta complicidad con la campaña de Trump.

Desde antes del encuentro bilateral de este lunes, en el cual ambos líderes dialogaron primero en privado y luego efectuaron una reunión ampliada, varios sectores demandaron a Trump que tratara de forma enérgica la cuestión de los comicios de hace dos años, cuando derrotó a la demócrata Hillary Clinton.

Tales exigencias se acrecentaron a partir del pasado viernes, pues como parte de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre las elecciones, se acusó a 12 funcionarios rusos de cargos relacionados con ataques cibernéticos contra organizaciones demócratas durante la campaña de 2016.

Ante ese nuevo paso en la pesquisa, y con tonos y términos que emulan los tiempos de la Guerra Fría, diversas voces exigieron al jefe de Estado que pidiera cuentas a Putin sobre la supuesta intromisión continuamente negada por Moscú.

Me dijeron (las agencias de inteligencia) que creen que fue Rusia. Y el presidente Putin me acaba de decir que no es Rusia. Diré lo siguiente: no veo ninguna razón por la que debería serlo, expresó el gobernante republicano en la conferencia de prensa conjunta al abordar la interferencia electoral.

Tengo una gran confianza en mi gente de inteligencia, pero les diré que Putin fue extremadamente contundente al negar eso hoy, subrayó Trump, en lo que muchas figuras vieron como un posicionamiento al lado del presidente ruso y contrario a las agencias norteamericanas.

En su viaje de regreso a Washington DC, a donde arribó anoche tras una semana de gira por Europa, el gobernante publicó un tuit con el cual intentó salirle al paso a las arremetidas en su contra, al afirmar que confía en la comunidad de inteligencia de su país.

Sin embargo, sostuvo que, para construir un futuro más brillante, ‘no podemos centrarnos exclusivamente en el pasado: como las dos potencias nucleares más grandes del mundo, debemos llevarnos bien’.

Tal mensaje no estuvo ni remotamente cerca de aplacar los pronunciamientos como el del senador republicano John McCain, quien calificó la conferencia de prensa del lunes como ‘una de las actuaciones más vergonzosas de un presidente estadounidense en la memoria’.

Su colega Susan Collins consideró que las declaraciones del mandatario en la cita europea demostraron su continuo rechazo a aceptar las conclusiones unánimes de los líderes de inteligencia de Estados Unidos y los hallazgos bipartidistas del Comité de Inteligencia del Senado.

La debilidad del presidente Trump frente a Putin fue embarazosa, y prueba que los rusos tienen algo sobre él personal, financiera o políticamente, expresó en un comunicado la líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Una sola y ominosa pregunta ahora se cierne sobre la Casa Blanca: ¿qué podría hacer que el presidente coloque los intereses de Rusia sobre los de los Estados Unidos?, manifestó el homólogo de Pelosi en la Cámara Alta, Charles Schumer.

A su vez, en clara oposición a lo dicho por Trump, el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats, señaló: ‘Hemos sido claros en nuestras evaluaciones de la intromisión rusa en las elecciones de 2016 y sus esfuerzos constantes en curso para socavar nuestra democracia’.

Los medios de prensa también cargaron contra él, al usar términos como ‘la capitulación de Trump ante Vladimir Putin’ o referirse a la cita como ‘una de las actuaciones más vergonzosas de un presidente estadounidense’.

En las declaraciones a periodistas junto a su par ruso, el jefe de la Casa Blanca reconoció la existencia de conocidos desacuerdos entre los dos países, pero señaló los beneficios de encontrar formas de cooperación y se refirió al encuentro como el primer paso de un proceso más largo.

Sin embargo, el panorama existente en su nación hace suponer que no serán solo las grandes diferencias entre Estados Unidos y Rusia las que impongan retos y obstáculos al avance de las relaciones, sino también las propias fuerzas en torno al jefe de Estado.

Trump apuntó al lado de Putin, y escribió luego en Twitter, que prefería tomar ‘un riesgo político en pos de la paz, que arriesgar la paz en pos de la política’.

Más allá de que la frase pueda ser o no un mero ejercicio de retórica, su tono desafiante podría chocar contra las reglas de la tradicional política norteamericana.

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