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Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Trump hizo llamado urgente a la unidad de los estadounidenses

Washington/AFP

Aldo Gamboa

El presidente Donald Trump llamó a la unidad de los estadounidenses para crear un país «seguro, fuerte y orgulloso», y pidió al Congreso que apruebe una controvertida reforma migratoria.

En su primer discurso sobre el estado de la Unión, el martes, que se extendió por una hora y 20 minutos, el mandatario defendió los logros de su gobierno y reforzó su prioridad de poner los intereses estadounidenses por delante de cualquier otra consideración.

Luego de un año plagado de controversias y escándalos, Trump llamó a «dejar de lado nuestras diferencias, buscar un terreno común, y construir la unidad que precisamos para ofrecerla a las personas que nos han elegido para ser sus servidores».

«Comencemos esta noche reconociendo que el estado de nuestra unión es fuerte porque nuestro pueblo es fuerte», dijo el mandatario, quien añadió que todos los estadounidenses estamos construyendo «un Estados Unidos seguro, fuerte y orgulloso», indicó.

«Quiero hablarles del tipo de futuro que tendremos, y qué tipo de nación seremos. Todos nosotros, juntos, como un equipo, una persona, una familia estadounidense», expresó.

El mandatario pasó revista a los principales logros de su primer año de gestión, como la adopción de un nuevo sistema de seguros públicos de salud y la aprobación de una completa reforma del sistema impositivo.

Inmigración del siglo XXI

Parte importante del discurso, sin embargo, se centró en la urgencia de aprobar una reforma migratoria, que permitiría también destrabar el diálogo político en el Congreso y permitir la aprobación del presupuesto federal.

Trump defendió la propuesta lanzada la semana pasada por la Casa Blanca, que abre la puerta a la nacionalización de 1,8 millón de extranjeros en situación irregular al cabo de 12 años, pero que viene acompañada de rígidas medidas para contener la inmigración.

El gobierno pide 25.000 millones de dólares para construir un muro en la frontera con México, refuerza drásticamente la vigilancia fronteriza, interrumpe la reunificación familiar, recorta el cupo de inmigrantes legales y suspende el sorteo de visas.

Esa propuesta, dijo, permitirá «crear un sistema migratorio seguro, moderno y legal».

«Es el momento de reformar esas obsoletas reglas migratorias y finalmente traer nuestro sistema migratorio al siglo XXI», dijo Trump.

Desde las tribunas del plenario, unos 23 jóvenes inmigrantes que esperan regularizar su situación acompañaban las palabras del presidente, invitados por legisladores del Partido Demócrata.

Urgencia de un acuerdo

Para votar un presupuesto, la oposición demócrata exige una solución para los llamados «dreamers», jóvenes inmigrantes que llegaron ilegalmente al país en la infancia y regularizaron su situación mediante un programa conocido por las siglas DACA.

En septiembre pasado, Trump anunció la decisión de no renovar más los permisos previstos en el DACA, y con ello dejó a un paso de la ilegalidad a una comunidad de unos 690.000 inmigrantes formalmente regularizados.

En caso de que la cuestión migratoria siga sin resolverse el próximo 8 de febrero difícilmente se aprobará un presupuesto federal y el país estará nuevamente al borde del cierre del gobierno, el temido «shutdown», como ya ocurrió el 20 de enero.

Sin embargo, aún con la mano extendida a la oposición, en su discurso Trump retomó la agresiva retórica antiinmigrante de su campaña electoral, a riesgo de echar a perder la eficacia de su gesto negociador.

Trump se plantó firme en la propuesta lanzada la semana pasada por la Casa Blanca y que incluye una vía a la naturalización para 1,8 millón de inmigrantes al cabo de un período de 12 años.

Ácida división

El tono de ácida división quedó también en evidencia en declaraciones del legislador republicano Jeb Hensarling, para quien «si los demócratas se niegan a negociar lo que el presidente ha puesto sobre la mesa, tal vez deberían emigrar del Congreso».

El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, es uno de los interlocutores necesarios para alcanzar un acuerdo sobre la reforma migratoria, pero el legislador no parecía conmovido por el intento de aproximación del presidente, a raíz de la retórica utilizada.

Para Schumer, el discurso de Trump «alimentó las llamas de la división en vez de aproximarnos».

Elizabeth Guzmán, una peruano-estadounidense de la legislatura local de Virginia, dijo: «No debemos aceptar ni normalizar la forma atroz e insultante en la cual este presidente representa a nuestras comunidades. Hacerlo sería rendirse a un cuento falso y peligroso».

Para el Comité Nacional Demócrata, en tanto, «Trump ha repetido muchas veces la mentira de crímenes cometidos por inmigrantes para intimidar y empujar su agenda anti inmigrante» y su discurso anual «no fue la excepción».

Al retirarse del Congreso el martes de noche, el senador demócrata Richard Blumenthal expresó el deseo de que Trump «sea realmente el unificador suprapartidario, y no el Divisor en Jefe que vino a esta cámara».

Es en este ambiente de tirantez en el que en apenas una semana republicanos y demócratas deberán hallar un terreno común para resolver un problema tan complejo.

Enorme plan de inversión

Trump también anunció un ambicioso plan de inversiones por valor de 1,5 billón de dólares en el plazo de un década para renovar la decaída infraestructura del país, en especial la dedicada al sector de transportes.

«Vamos a construir brillantes rutas nuevas, puentes, autopistas, vías férreas y vías acuáticas en todo el país», dijo Trump, quien agregó que para ello era necesario reducir las regulaciones que impiden que los proyectos avancen rápidamente.

El presidente también reiteró que su gobierno estaba determinado a adoptar nuevas normas en sus relaciones comerciales, dejando de lado «acuerdos injustos».

En su mensaje, Trump alertó que países como China y Rusia amenazan los intereses, la economía y los «valores» estadounidenses, al tiempo que advirtió que Corea del Norte podría «muy pronto» amenazar territorio estadounidense con sus misiles nucleares.

Prisión de Guantánamo seguirá abierta

La nueva «mano dura» de Washington quedó en evidencia con el anuncio sobre una directiva al Secretario de Defensa, Jim Mattis, para que «reexamine nuestra política de detención militar y mantenga abierta las instalaciones de detención en Guantánamo».

De acuerdo con Trump, en el pasado Estados Unidos ha liberado «a centenas y centenas de peligrosos terroristas, apenas para encontrarlos nuevamente en el campo de batalla», y eso justificaba mantener abierta la prisión de Guantánamo.

Esa cárcel fue inaugurada tras la invasión a Afganistán por tropas estadounidenses que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001, y ha albergado desde entonces a cientos de prisioneros.

El gobierno de Barack Obama se propuso cerrar ese centro de detención pero la resistencia del Congreso frenó el proceso, que terminó siendo sepultado por la llegada de Trump a la Casa Blanca.

Marcha a un «pasado vergonzoso»

Para la oposición demócrata, el discurso de Trump fue apenas un compilado de frases efectistas que escondió la realidad del país.

El Senador Bernie Sanders -ex aspirante presidencial- dijo que es necesario «tratar seriamente la cuestión migratoria, pero eso no significa dividir familias y reducir la inmigración legal en 25% o 50%.»

La tradicional respuesta oficial del Partido Demócrata estuvo a cargo del joven legislador Joe Kennedy III, sobrino nieto del ex presidente John Kennedy, asesinado en 1963.

Kennedy criticó un gobierno que parece haber declarado «una guerra abierta a la protección ambiental», y apuntó que «la administración no ataca apenas las leyes que nos protegen, sino la idea misma de que todos merecemos protección».

Elizabeth Guzmán, una inmigrante peruana que actualmente es delegada demócrata en la legislatura de Virginia, formuló la respuesta de su partido destinada al electorado hispano.

El gobierno de Trump, dijo, amenaza arrastrar al país «a un pasado vergonzoso, en el cual nuestro pueblo fue juzgado, no por la calidad de su carácter, sino por el color de su piel y por sus creencias religiosas».

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