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Trump despliega militares en la frontera con México para detener la inmigración ilegal

Washington/Matías Romero/AFP

Aldo Gamboa/Sofia Miselem

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió este miércoles movilizar a la Guardia Nacional en la frontera con México para frenar la entrada ilegal de inmigrantes.

La medida fue anunciada tras el rechazo de Trump a una caravana de migrantes centroamericanos en territorio mexicano que se proponía llegar a la frontera con Estados Unidos, objetivo que el grupo abandonó este miércoles.

En la Casa Blanca, la Secretaria de Seguridad Interna, Kirstjen Nielsen, dijo que Trump «ha ordenado que el personal de la Guardia Nacional sea desplegado en la frontera sur», y que el mandatario «firmará la Proclamación en esta misma jornada».

«Esperamos que la movilización comience de inmediato», dijo Nielsen, aunque aún se torne necesario firmar «memorandos de acuerdo» con los gobernadores de los Estados de la Unión que hacen frontera con México.

Este miércoles Nielsen dijo que había estado «en contacto con mis contrapartes en México» y aseguró que esos interlocutores «entienden el deseo de nuestra administración, así como la de ellos, para controlar el ingreso ilegal al país».

Según la responsable, el ingreso ilegal de un millar de indocumentados por día –300.000- al año– es un nivel «inaceptable» para Estados Unidos.

En la víspera, durante una conferencia de prensa el presidente había llegado a mencionar la posibilidad de utilizar el Ejército en la frontera para impedirlo.

«Nuestro trabajo termina»

Sin embargo, el anuncio sobre la Guardia Nacional se formuló después que los responsables por la caravana «Viacrucis Migrante» anunciaran que el grupo terminaría su marcha en la Ciudad de México, desistiendo de llegar a la frontera.

«Nuestro trabajo termina en Ciudad de México y si otras personas necesitan acompañamiento, tenemos equipo de apoyo en la frontera, pero ellos tendrán que viajar por su cuenta», dijo a la AFP Irineo Mujica, director de Pueblo sin Fronteras, que desde 2010 realiza este simbólico viacrucis para visibilizar el drama de los migrantes a su paso por México.

Decenas de migrantes centroamericanos que viajan en la caravana, detenida desde el fin de semana en la comunidad de Matías Romero del sureño estado de Oaxaca, se preparaban para seguir por su cuenta el recorrido, algunos de ellos con visas para transitar por México durante 30 días.

La caravana, que arrancó el 25 de marzo, provocó iracundas reacciones de Trump, que advirtió que «la gallina de los huevos de oro del TLCAN», actualmente bajo tensa renegociación, estaba en juego y que militarizaría la frontera con México de más de 3.000 km.

México, destino final de la mayoría

Trump aseguró que sus amenazas provocaron que el gobierno mexicano dispersara la caravana, que inició en Tapachula, frontera con Guatemala. Sin embargo, la cancillería mexicana aseguró que fue por «decisión de sus participantes».

Los líderes del «Viacrucis» aseguraron que el gobierno mexicano no arremetió contra sus integrantes ni antes ni después de las acaloradas declaraciones de Trump.

La decisión de no llegar hasta la frontera con Estados Unidos se debe al alto número de migrantes que participan, alrededor de 1.500, adujo Mujica.

«Viajan demasiados niños, 450 (…) y subirnos al tren, como hacíamos antes, sería una locura», añade Mujica.

El 80% por ciento de los que integran la caravana son hondureños y el resto salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos.

«Lo que quieren es un lugar donde vivir en paz, donde puedan trabajar sin ser apuntados con una pistola, sin ser reclutados por las maras», expuso.

«Yo creo que 80% de los migrantes van a quedarse en México, que se ha convertido ya en un país de destino», añadió.

Hasta ahora, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha entregado 230 visas de tránsito –un plazo de 20 días para salir del país– y se espera que este miércoles otorgue 200 más. A los que quieren buscar refugio en México les dan un plazo de 30 días para iniciar el trámite.

Humberto Velázquez, un joven hondureño de 25 años, espera que le den la visa. Piensa ir Monterrey, en el norte de México. «Un amigo me ha prometido trabajo», comenta.

Pero si no consigue los documentos, se arriesgaría a seguir ilegalmente.

«Reacción histérica»

La caravana instaló un campamento en unas canchas de fútbol de Matías Romero, muy cerca de la vía por donde pasa el tren que va al norte.

Por las noches, los centroamericanos duermen abrazados a sus escasas pertenencias, las usan como almohadas.

Esperan salir el jueves a la ciudad de Puebla, en el centro del país, a más de 550 km y donde los esperan abogados para asesorarlos sobre si son candidatos a recibir refugio en México o Estados Unidos. Después partirán a la capital del país.

Para el excanciller, Jorge G. Castañeda, la reacción de Trump frente a la caravana ha sido «un poco histérica» ante la posibilidad de que los republicanos pierdan la mayoría en la Cámara Baja en las elecciones de noviembre próximo.

Es «una maniobra que apela a los peores sentimientos de la sociedad norteamericana», añadió, tras recordar que al menos dos de sus antecesores enviaron a la Guardia Nacional a la frontera con México en momentos que ellos consideraron críticos para frenar los flujos migratorios ilegales.

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