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Tras misa con sobrevivientes del tifón, papa acorta visita a Tacloban

Por Jean-Louis de la Vaissiere
Tacloban/AFP

El papa celebró una misa con gran recogimiento este sábado en la región del centro de Filipinas devastada por el supertifón Haiyan, viagra orando por las víctimas y los miles de damnificados que sobrevivieron, más de un año después de la catástrofe, pero a causa de una tormenta adelantó su regreso a Manila.

El Sumo Pontífice, llegado al aeropuerto de Tacloban poco antes de las 9:00 de la mañana, hora local, partió nuevamente hacia la capital sobre las 1:00 de la tarde tras encontrarse brevemente con algunos sobrevivientes, constataron periodistas de la AFP.

Francisco ofició la ceremonia en el aeropuerto de Tacloban ante una numerosa muchedumbre que fue a recibirlo, a pesar del viento y la lluvia debidos a la aproximación de una tormenta tropical.

Los peregrinos, entre los cuales los organizadores distribuyeron ponchos de plástico de color amarillo, aclamaron al Sumo Pontífice quien también vestía sobre su sotana blanca un impermeable transparente.

Llegado el jueves a Filipinas, Francisco, con una amplia y apretada agenda, a continuación debía almorzar con 30 sobrevivientes y tenía previsto visitar una iglesia, pero las precipitaciones pluviales y el viento, que aumentaron al cabo de las horas, lo obligaron a regresar a la capital filipina.

«Y, cuando vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí y enseguida decidí hacer el viaje (…) Quise venir para estar con ustedes. Un
poco tarde, me dirán, pero estoy. Esto, para decirles que Jesús es el Señor y que Jesús no defrauda», aseveró en un discurso en español cargado de emoción.

Situada en la isla de Leyte, a 650 km de Manila, Tacloban fue el epicentro del tifón, que provocó los vientos más violentos hasta ahora registrados en el mundo.

Conocido en Filipinas como Yolanda, en 2013 Haiyan provocó 7.350 muertos y desaparecidos, así como enormes daños en las infraestructuras en una de las regiones más pobres del país.

Unos 14 millones de personas, o sea, alrededor del 15% de la población nacional, viven en la zona arrasada, dedicada a la agricultura y la pesca.

Millones de ellos no cuentan con un techo ni medios de subsistencia, y están expuestos a enormes peligros en caso de producirse otra gran tormenta.

«¡Padre!, puede decirme alguno de ustedes, ¿porqué perdí mi casa, mi familia, porqué estoy enfermo…? Es verdad eso que decís y lo respeto. Pero lo veo a Jesús allí clavado (en la cruz), y Él desde allí no nos defrauda».

«No tengo palabras que decirles. Él (Jesús) sí sabe. Muchos de ustedes se habrán preguntado porqué Señor, y a cada uno Él le responde desde el corazón (…) Hagamos silencio, miremos al Señor porque Él pasó por todas las cosas. Yo marcho junto a ustedes en silencio», añadió el papa argentino.

Reconfortar a las víctimas

También diría: «no estamos solos, tenemos una Madre, y tenemos a Jesús, nuestro hermano (…) No estamos solos. Y también tenemos muchos hermanos que en ese momento de catástrofe vinieron a ayudarnos, y también nosotros nos sentimos más hermanos».

Teresita Raza, de 65 años de edad, pasó toda la noche en el aeropuerto para asegurarse poder ver al papa. «Es como si viera a Jesucristo», exclamó.

«Su presencia reconforta a todas las víctimas de la tragedia. Aliviana su peso», añadió.

Durante todo el recorrido realizado desde su llegada al archipiélago, centenares de miles de personas esperaron y aclamaron al papa argentino.

Su estilo directo y caluroso, sus mensajes sobre las desigualdades y sobre la devoción popular, la importancía de los lazos familiares, ayudan a aumentar su enorme prestigio en el archipiélago, en el que más del 80% de sus 100 millones de habitantes son fervientes católicos.

El papa defendió el viernes el modelo tradicional de familia, llamando a los filipinos a resistir al «colonialismo ideológico» y a las «presentaciones confusas de la sexualidad y el matrimonio», un mensaje de apoyo a los obispos filipinos conservadores, que están en contra de la legalización del aborto y el matrimonio gay.

«Cada amenaza contra la familia es una amenaza contra la sociedad», dijo. También demandó a las familias, en referencia al aborto, «ser santuarios de respeto por la vida, desde la concepción hasta la muerte natural».

Este segundo periplo papal en Asia, tras su viaje a Corea del Sur, está destinado a animar a una región percibida por el Vaticano como una tierra de futuro para el catolicismo.

El punto fuerte de esta visita será la misa final en el Rizal Park de Manila, el domingo, a pesar de los pronósticos meteorológicos no muy halagüeños, donde se espera la afluencia de un número récord de fieles.

Según los organizadores, son esperados unos seis millones de fieles, o sea, más que los cinco millones reunidos por Juan Pablo II en 1995, durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que tuvo lugar en la capital filipina.

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