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Más de 190 mil salvadoreños que gozan del beneficio del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) podrían quedar desprotegidos si se elimina ese estatus, producto de la política anti inmigratoria del Gobierno de los Estados Unidos.
Hay que recordar que Donald Trump, siendo candidato presidencial en Estados Unidos, uno de sus ejes de campaña fue precisamente su promesa de combatir la migración.
Y no tardó mucho en comenzar a cumplir sus promesas, pues, recién asume la presidencia ordena que miles de ciudadanos árabes con estatus legal no ingresaran a territorio estadounidense.
Menos mal que en esa nación del norte de América funcionan las leyes, pues, un juez federal anuló la orden de Trump, por violar leyes federales. Posteriormente, ordenó cancelar el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que afectó a unos 28 mil salvadoreños.
El fin de semana pasado se supo que el secretario de Estado de los Estados Unidos Rex Tillerson, en una carta a Seguridad Interna, solicita cancelar el TPS para los centroamericanos.
El TPS fue creado por el Gobierno de Estados Unidos en 2001 para ayudar a salvadoreños que salieron indocumentados para aquel país, tras los terremotos de enero y febrero de ese año que causó centenares de muertos y centenares de millares de dólares en pérdidas económicas.
El canciller de la República Hugo Martínez ha realizado varios viajes a Estados Unidos, en uno de esos viajes incluso se hizo acompañar por diputados de las diferentes fracciones, para gestionar medidas de impacto positivo para los salvadoreños cobijados por el TPS y los que eran parte del DACA.
Sin lugar a dudas las gestiones han sido muy importantes pero debemos ser realistas, es como decimos los salvadoreños: “cuesta arriba”, por no decir imposible.
El TPS para los salvadoreños expira a principios de enero de 2018 pero no se descarta que su terminación o prórroga se anuncie esta semana.
Hay que tener claro que si el Gobierno de Trump elimina el TPS será producto de la temporalidad del programa, por un lado, y por la esencia anti inmigrante de Trump.
En este sentido, esperemos que la derecha no lo utilice como parte de la campaña electoral, ni mucho menos insistir, como ya lo han hecho cuando quitaron el DACA, vincularlo a las relaciones diplomáticas que el país tiene con otras naciones del mundo que Trump tiene en la mira.
