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Testimonio del 30 de Julio, unas horas en el hospital

Dr Jose Joaquin Morales Chavez*

El tiempo ha pasado rápido pero los recuerdos son vivos. Este es un relato de lo que fui testigo el 30 de Julio de 1975 desde el hospital del ISSS en San Salvador. Trabajaba en ese tiempo en el hospital del ISSS como residente de cirugía general.

En esa tarde del 30 de Julio desde los pisos superiores del hospital habíamos muchos médicos, enfermeras y otro personal de trabajadores. Comenzamos a ver los estudiantes universitarios  viniendo por la avenida universitaria, venían marchando pacíficamente cantando sus canciones. Cuando el grupo venía cerca de las clínicas médicas observé que miembros del Ejército, la Guardia Nacional, la Policía de Hacienda y la Policía Nacional estaban apostados con tanquetas y fusiles en el área del puente cerca del hospital del seguro. También había militares apostados en el cruce de la esquina del hospital del ISSS. Todo indicaba que los cientos de miembros de las fuerzas represivas habían planificado una emboscada para masacrar a los estudiantes. Los militares en el área del puente que estaban  frente a la manifestación comenzaron a disparar a los estudiantes con sus fusiles y tanques. Vi muchos cuerpos caídos heridos por las balas. Los estudiantes comenzaron a tratar de huir cruzando a la única salida antes de llegar al puente. Cuando cruzaron la esquina del hospital comenzaron a ser masacrados por los cuerpos represivos que los esperaban en el cruce.

Muchos estudiantes se saltaron el puente para tratar de escapar. Otros estudiantes se saltaron sobre el muro de ladrillos para meterse al hospital.

Cuando vimos la matanza el Doctor Roberto Ticas y mi persona salimos con nuestras gabachas blancas de médicos a tratar de recoger heridos en la calle cerca del parqueo del hospital. Yo vi muchos heridos, comencé a llorar debido a los gases lacrimógenos. Agarré a un estudiante que estaba agonizando herido. Él estaba llorando. Lo tomé en mis brazos para tratar de llevarlo al hospital. Tenía mi gabacha llena de sangre. Cuando estaba tratando de rescatar al estudiante un miembro del ejército vino y me dijo: “hijo de puta, dejá a ese pendejo ahí”. El miembro de los cuerpos represivos me golpeó con la culata del G3 y me obligó a regresar al hospital sin el herido que quedó tirado en la calle.

Regresé al hospital y me trasladé a la emergencia donde había muchos estudiantes heridos. Trasladamos los estudiantes más gravemente heridos a la sala de operaciones.

El jefe del departamento de Cirugía del hospital era en ese tiempo el Doctor Ernesto Núñez. El doctor Núñez se opuso a que lleváramos los herido a hacerles cirugía de emergencia. El doctor Núñez argumentaba que no teníamos permiso del director del ISSS para atender a los heridos. Después de perder preciosos minutos y sin escuchar más los argumentos del doctor Núñez comenzamos a operar a los heridos en las salas de operaciones. En ese tiempo que perdimos un estudiante muy mal herido que murió llamando a su mamá justamente en la entrada de la sala de operaciones, el murió antes de ser operado. Yo sentí que él murió por los argumentos del doctor Ernesto Núñez de no querernos dejar a los cirujanos llevar a los heridos a la sala de operaciones. El doctor Núñez no entró con ningún herido a la sala de operaciones. Recuerdo que entré a la sala de operaciones con el Doctor Mariano Cáceres Prendes. Teníamos a un estudiante que tenía un balazo en el hígado posiblemente de fusil G3. Le quitamos casi el setenta por ciento del hígado y fue luego trasladado a cuidados intensivos. Tengo especial recuerdo de ese estudiante porque sobrevivió el trauma pero falleció 6 días después de las heridas recibidas. El estudiante estuvo consciente unos días pero luego entró en insuficiencia del hígado y falleció después de estar en coma debido a la falla del hígado. Este estudiante nos dijo antes de morir que su papá era un militar de la fuerza armada. El papá nunca vino a ver a su hijo al hospital.

Recuerdo con mucho cariño al doctor Francisco Valiente. El Doctor Valiente era Cirujano de Tórax. El doctor Valiente junto al Doctor Salvador Miranda operaron a estudiantes heridos. Otros cirujanos operaron a otros estudiantes.

El siguiente día, después de pasar una noche muy ocupado atendiendo a los heridos, me encontré con el Doctor Núñez en el servicio de cirugía del hospital del ISSS. Yo andaba con mucha cólera con el doctor Núñez y le dije que un día la historia lo juzgaría por lo que nos había hecho al tratar de evitar que atendiéramos a los estudiantes heridos.

Después de la matanza vino el cuerpo de bomberos a lavar la sangre de las calles para borrar las huellas de la masacre.

Este es mi testimonio.

*Fellow Royal College of Physicians and Surgeons of Canada

Canadá

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