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Múltiples experiencias culturales y ancestrales se desarrollaron entre las comunidades indígenas de El Salvador y Ecuador, que han servido para reforzar los lazos de hermandad entre estas naciones en torno a la celebración de la fiesta del sol o solsticio de verano.

Solsticio de verano entrelaza hermandad entre El Salvador y Ecuador

Colaboración Ministerio de Cultura

Múltiples experiencias culturales y ancestrales se desarrollaron entre las comunidades indígenas de El Salvador y Ecuador durante los días 21, 22 y 23 de junio del presente año, que han servido para reforzar los lazos de hermandad entre estas naciones, en torno a la celebración de la fiesta del sol o solsticio de verano.

Este tipo de actividades refuerzan los lazos de hermandad entre las comunidades indígenas de cada país, los cuales piden al mundo una conversión en los corazones para obrar bien y cuidar al planeta tierra.

Bajo ese objetivo, la primera actividad —que tuvo lugar en la Embajada de Ecuador— fue la ceremonia del Inti Raymi (celebración en honor de Inti o dios Sol, en agradecimiento por las buenas cosechas), como petición para la renovación de la vida y las buenas relaciones entre los países celebrantes de la actividad. Posteriormente, se dio paso a un conversatorio en la Universidad Tecnológica de El Salvador.

El viernes 22, en la Casa de la Cultura de Panchimalco, se dio un encuentro entre líderes y lideresas indígenas, a fin de conocer los derechos reconquistados por los pueblos originarios de Ecuador y el estado actual de la reivindicación de las comunidades salvadoreñas.

Durante el evento, el director general de Redes Territoriales César Pineda destacó: “queremos agradecer esta hospitalidad a la Casa de la Cultura. Este tipo de eventos enriquecen y ayudan a mostrar parte de las costumbres como pueblos originarios de El Salvador, es así como mantenemos con vida nuestra identidad”.

Uno de los tatas del Ecuador expresó: “estoy impresionado de la vida que tiene este país, quiero invitar a que sigamos el gran esfuerzo para no desaparecer y quiero que los jóvenes nos ayuden a los más viejitos para hacer las cosas vivencialmente. Cuando éramos jóvenes nos cuestionamos qué está pasando con nuestras tradiciones ancestrales, pero me di cuenta que para responder esto nuestra madre naturaleza nos pide que nos conectemos y compartamos su vida a ella”.

Para finalizar las jornadas, el sábado 23 se celebró el solsticio de verano y el agradecimiento a la cosecha, a cargo de Margarita Guillén y otras lideresas indígenas.

Alonso García, mayor de la cofradía de Izalco, dijo: “hago un llamado al Gobierno para que esto se incremente más a la juventud y académicos, que la currícula sea abierta y que no solo estemos con el sistema moderno, para que a los jóvenes les expliquen qué es el solsticio y para qué esta ceremonia”.

En la actividad participó además la embajadora de Ecuador Ana Elena Moser, quien indicó: “nosotros promovemos estos actos culturales porque la política pública nacional de mi país expresa fortalecer la interculturalidad en los diferentes ámbitos que nos encontramos; yo cumplo políticas de Estado, como la actividad del Inti Raymi, para agradecer a la Pacha Mama”.

Por la tarde, los taitas ecuatorianos junto a hombres y mujeres de los pueblos originarios de El Salvador estuvieron en Izalco. Ahí les relataron parte de las vivencias indígenas y la historia de un lugar conocido como El Llanito, ubicado en el mismo lugar donde antes fue un centro ceremonial y donde hoy se ubica una iglesia.

“Se iban a otros lados los domingos y se iban a los montes a esconderse, porque su comunión con el Creador era de otra forma; muchos de ellos pagaron hasta con la misma muerte por no aceptar en su corazón la evangelización”, explicaban.

Los salvadoreños hablaron además sobre lo ocurrido durante el levantamiento indígena en 1932, que constituye un recordatorio más fuerte para mantener El Llanito como un sitio sagrado por todos los que ofrendaron su vida por la justicia.

Al finalizar, el alcalde del Común de Izalco Rafael Latín entregó una vara sagrada a los visitantes ecuatorianos hecha con bálsamo, un árbol sagrado para los indígenas.

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