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Según un estudio, la Autoridad Palestina está al borde del colapso

Sólo el logro de la condición de Estado podría salvar a la Ribera Occidental de una inminente ola de violencia, search delincuencia, salve caos y enfermedad, dice este importante informe palestino.

Amira Hass
Sabbah Report
Traducido para Rebelión por J. M.

El colapso de la Autoridad Palestina (AP) convertiría Cisjordania en un lugar violento, criminal, caótico, plagado de enfermedades. Pero aun cuando la mayoría de los palestinos quieren que la Autoridad Palestina sobreviva, ya sea por el orden del bien social básico o por algún interés personal, y aunque Israel teme tener que retomar la responsabilidad de tres millones de habitantes de Cisjordania, el régimen del presidente Mahmoud Abbas colapsará en poco tiempo si Israel continúa frustrando las aspiraciones palestinas de independencia.

Esta es la conclusión de un estudio exhaustivo de seis meses realizado por el prestigioso Centro Palestino de Investigación Política y control de Ramala, dirigido por el doctor Khalil Shikaki.

Un gran número de palestinos tiene un interés profundamente personal en la continuación de la existencia de la AP, señala Shikaki. Las conexiones con la AP traen «bienestar financiero, social y status político en la sociedad y hay círculos que dependen de su relación con ella. Cualquier cosa que suceda a la Autoridad Palestina los despojará de esos beneficios. Aquí se cuentan las organizaciones, los intereses comerciales o las personas que tienen posiciones de poder que traen beneficios a los simpatizantes.

«Si tuvieran la oportunidad, harían todo lo posible para evitar [el colapso de la Autoridad Palestina]», dijo Shikaki, «Pero incluso aquellos que tienen un interés personal en la satisfacción de Israel, en aras de la preservación de la Autoridad Palestina, no podrán hacerlo por demasiado tiempo».

Si los palestinos siguen apoyando la existencia de la Autoridad Palestina, es porque tienen una necesidad de algún tipo de orden, añade. «La gente no quiere verse a sí misma sin una autoridad central que evite el caos y la anarquía en las calles, incluso si tienen una gran cantidad de críticas a la Autoridad Palestina y su funcionamiento. Pero los palestinos están dispuestos a correr el riesgo del colapso completo, si este ocurre en medio de una lucha por un cambio del statu quo. Si hay una buena razón para que colapse, entonces [la actitud es] déjalo que así sea”.

La AP tiene 20 años, pero las voces que cuestionan su eficacia ya se oían en el inicio de la segunda Intifada en el año 2000. Esas voces volvieron y se intensificaron en los últimos dos o tres años, ya que ha quedado claro que la Autoridad Palestina no está cumpliendo con uno de los dos objetivos para los que se estableció: estatalizar y prestar los servicios públicos. Si añadimos el aumento de las dificultades económicas y la ruptura con la Franja de Gaza, la imagen de fracaso es completa.

Informe sin precedentes

«El informe final del «día después» afirma que la probabilidad, las consecuencias e implicaciones del colapso o disolución de la Autoridad Palestina» no tiene precedentes en su alcance y disposición para lidiar con este problema. Más de 200 profesionales palestinos participaron en los debates que condujeron al informe de 250 páginas.

La Autoridad Palestina podría colapsar de tres formas distintas, concluyó el estudio. Una de ellas, el escenario menos probable, es una decisión voluntaria por parte del liderazgo palestino de disolverse. La segunda es el colapso como resultado del poder del castigo de Israel en lo económico, militar y político y de la presión política y económica, especialmente de los Estados Unidos, en respuesta a los pasos palestinos que violan el statu quo, como una petición al Tribunal Penal Internacional o por liderar un levantamiento no militarizado. La tercera posibilidad es una ruptura que resulta de la agitación y la rebelión interna palestinas.
Entre los participantes hay quienes consideran una certeza la desintegración de la AP, dada la negativa de Israel de llegar a la solución de dos estados en consonancia con los principios y las decisiones internacionales. Según Shikaki, los que ven el colapso de la Autoridad Palestina como algo positivo son minoría por ahora y suelen ser los que apoyan un único estado binacional. Pero está claro que los tres actores principales -la propia AP, Israel y la comunidad internacional- no están interesados en la desaparición de la Autoridad Palestina.

Shikaki dijo que preguntó a los israelíes «en qué circunstancias podría perder Israel el interés en la preservación de la Autoridad Palestina, y su presunción era que los palestinos no son estúpidos y no quieren ir demasiado lejos para que nosotros [Israel] cambiemos nuestras prioridades». Esta perspectiva israelí parece reforzar la posición de los críticos palestinos que afirman que la AP sirve a los intereses de Israel. De hecho, Shikaki dice: «Todos los palestinos que participaron en el debate coincidieron en que Israel y la Autoridad Palestina tienen un interés común en mantener el funcionamiento de la Autoridad Palestina. La sociedad palestina en general entiende que la AP es capaz de existir mientras Israel esté contento con ella, y siempre y cuando los palestinos les resulten útil para ellos».

¿Los entrevistados israelíes entienden que las políticas israelíes fueron responsables de derribar la AP? Sí, dijo Shikaki. «Piensan que [la política israelí] podría empeorar significativamente las condiciones, pero que Israel va a intervenir en el último momento y evitar el colapso».
Shikaki señaló que todos los participantes asumieron que «en todos los niveles, habrá un intento de evitar un colapso». Paradójicamente, dijo, «Esto da a cada uno de los actores la comodidad de creer que puede hacer mucho daño a la otra parte sin correr el riesgo de colapso». Así, la relación de Israel con la AP se vuelve como un juego de la gallina, una analogía utilizada en las discusiones que se centraron en las formas en que los palestinos podrían obligar a los israelíes a parpadear primero.

Si hay una decisión voluntaria de desmantelar la Autoridad Palestina, «los palestinos podrían tratar de forzar a Israel a profundizar la ocupación, volviendo a la situación que prevalecía antes de 1994, cambiar su política negociando seriamente el final de la ocupación o unilateralmente retirarse de la mayor parte de Cisjordania», según el documento definitivo del centro. La alternativa, en el caso de colapso como resultado de presiones externas o internas, «Esta inesperada inestabilidad podría obligar a Israel a volver a examinar sus opciones».

El informe concluye que los resultados de un colapso de la AP dependería en gran medida de si los diversos componentes de la dirección palestina rompen los hábitos de largo tiempo de la mala planificación, la falta de transparencia, la excesiva centralización, la falta de los órganos consultivos y de la satisfacción inmediata y sectaria de intereses personales. Preferentemente, el liderazgo palestino podría decidirse a restaurar el estado de la OLP, incluyendo movimientos islámicos en sus filas; descentralizar la planificación, la gestión y la transferencia de las funciones de las organizaciones civiles y las instituciones; construir un mecanismo de gestión alternativa o establecer un Gobierno en el exilio.

Hamás sería el gran ganador

Estos son algunos de los pasos preliminares que los participantes en el estudio recomiendan para mitigar las graves repercusiones del colapso de la Autoridad Palestina. Incluyen los daños económicos al sector público y privado, la pobreza generalizada, la desintegración social y política y la propagación de enfermedades, con especial perjuicio para la salud de los niños; saqueo de instalaciones de infraestructura, fortalecimiento de las tribus y clanes; profundización de la brecha entre la Franja de Gaza y Cisjordania; surgimiento de bandas armadas y caos en cuanto a la seguridad y un retorno a la violencia como corriente principal de la lucha. Un resultado cierto es que Hamás, y en particular su Gobierno en Gaza, se fortalecería.

Los participantes en el estudio incluyeron a profesores universitarios, ministros del Gobierno actual y anterior, legisladores de todas las facciones, empresarios y directivos de organizaciones no gubernamentales. El efecto que se vislumbra en caso de un colapso de la AP influiría en la seguridad, la economía, las relaciones entre Fatah y Hamás y la vida política, la salud, la educación, la infraestructura, la telefonía y las comunicaciones, el gobierno local, el poder judicial y el futuro de la lucha por la independencia.

El centro también entrevistó a 180 palestinos para obtener una comprensión más profunda de las actitudes prevalentes. Además, Shikaki entrevistó a 12 israelíes del ejército, de la administración civil, a varias facciones políticas (aunque no de la extrema derecha) y a los institutos de investigación, aunque Shikaki se negó a nombrarlos.

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