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¿Salario Máximo?

Orlando de Sola W.

Tomás de Aquino, un conocido pensador de la Edad Media, creía que con tres verbos se definen las personas: Ser, Hacer y Tener.

Bastante razón tenía el ilustre dominico, a quien muchos consideran Santo, pues seguimos valorándonos por esos verbos, ignorando a veces el mas importante, que es el Ser. Los otros dos, Hacer y Tener, son solo manifestaciones externas del Ser, con el que enriquecemos y empobrecemos nuestra vida.

Medimos al Ser por el balance de vicios y virtudes, mientras que el Hacer y el Tener se miden por manifestaciones materiales, o contables. En ese sentido, Tener es considerado de máxima importancia porque implica poder. Pero, ¿tener que? No todo lo que brilla es oro y al examinar el origen de la tenencia, en ocasiones descubrimos que proviene de fraude, engaño, o violencia.

Hacer es acción. Lo que hacemos de forma rutinaria y permanente, ya sea por vocación, profesión, carrera, ocupación, empleo y demás situaciones condicionantes. Muchos creen que al Hacer definimos nuestro Ser, lo cual es parcialmente cierto. Pero hay quienes exageran al creer que ciertas prendas de vestir y títulos universitarios sustituyen el binomio Ser-Hacer, ignorando que “el hábito no hace al monje” y que no todos tenemos vocación. Pero Hacer y Tener tienen importancia, no solo entre notables, que hacen y tienen mucho, sino entre quienes no somos.

Esto nos lleva al Salario Mínimo, cuyos aspectos materiales, intelectuales y sentimentales afectan al Ser. Recordemos que “no solo de pan vive el hombre” y que los peces se multiplican con amor, no con desprecio, o desamor.

El Salario Mínimo tiene que ver con la dignidad de las personas, que no se sienten tales sin ingresos suficientes. Sin embargo, seguimos relacionando el bienestar con Hacer y Tener, pero no con el Ser.

Si los salarios fueran suficientes para el bienestar general, no habría necesidad de una Comisión Nacional de Salario Mínimo que trata de paliar esa insuficiencia. En el fondo, ese mecanismo de nivelación social también reconoce la insuficiencia de otras formas intangibles de ingreso que se relacionan con el intelecto y los sentimientos.

Negarle a los de abajo un salario suficiente para subsistir equivale a negarles dignidad, o sanidad emocional, que también escasea entre los de arriba, pues hay personas con abundancia material, pero carentes de inteligencia emocional, o sentimental. Esa abundancia o carencia emocional, recordemos, condiciona nuestro Ser, el verbo mas importante.

Tenemos, por otro lado, personas sin mayor mérito personal, vocacional, o profesional que devengan en el Estado y el Mercado sueldos y salarios muy superiores a los considerados por la Comisión del Salario Mínimo. Talvez podrían considerar un tope máximo a esos salarios, como lo hacen con los de abajo.

Hay empresarios en el mercado y funcionarios en los órganos del Estado, el Ministerio Público, las Alcaldías y las Autónomas, que devengan sueldos y salarios muy superiores a los mínimos, insuficientes para cubrir el costo de la vida. Si una Comisión pusiera tope a los ingresos de esos empresarios y funcionarios superiores, como lo hicieron en Europa con los salarios de los altos ejecutivos bancarios, incluyendo sobresueldos, regalías, gastos de representación y otros ingresos disimulados, como aviones y yates, el total ahorrado alcanzaría para un aumento sustancial al salario mínimo, sea en efectivo o en buenos servicios públicos de seguridad, salud y educación.

Como eso no sucede debemos considerar, en el futuro cercano, una Comisión Nacional de Salario Máximo, asistida por otra que podría llamarse Comisión de Vigilancia del Gasto Público.

El Presupuesto General de la Nación viene inflado por la gran cantidad de gastos superfluos, o innecesarios, que se efectúan por costumbre, no por necesidad. Poniendo un tope máximo a los salarios de la burocracia empresarial y gubernamental y priorizando lo urgente sobre lo importante podríamos ahorrar muchísimo, erradicando la creencia que: “Lo que es público es de todos. Lo que es de todos no es de nadie. Lo que es de nadie me lo quedo yo”. Eso sucede cuando “en río revuelto, ganancia de pescadores”.

Ser, Hacer y Tener tienen gran importancia para todos, especialmente para los funcionarios públicos y privados de grueso calibre, cuya posición socio-económica los obliga a predicar con el ejemplo.

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