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Romerianos de ayer y hoy…

Por Héctor Maldonado

De alguna manera hay que decirlo: el cariño, discount advice el amor, rx el oído atento a su palabra desde siempre, generic el consuelo, la esperanza, los sueños no realizados pero trabajando en ellos, a los utópicos, aquellos a quienes se ha tildado de romerianos, aquellos que a pesar de ser una forma peligrosa de pensar, y que se han ganado la desconfianza de muchos, seguimos de tercos pensando en que Mons. Romero es un modelo de persona, de cristiano, de discípulo y misionero. Se les llama romerianos, pero en realidad son seguidores del evangelio vivido de forma encarnada en nuestras tierras salvadoreñas.

Lo que no podemos negar es la belleza, la variedad y gama de seguidores del legado de Monseñor, la forma sostenida en el tiempo en que ha ido siendo apropiado por todo el mundo, algo que por tanto tiempo ha tenido preocupados a quienes no lo quieren en los altares, tanto dentro de la iglesia como fuera de ella.

Si estamos atentos a los acontecimientos, es necesario observar que las cosas se van moviendo. Ya no estamos en la década de los noventas, las cosas han cambiado en el Vaticano, y hasta de donde menos esperábamos han aparecido señales esperanzadoras de que nuestro Salvadoreño Universal llegue a los altares, si bien es cierto que para quienes le amamos no es lo más importante, aunque también es cierto que cuando algo es bueno y no tenemos un corazón egoísta, queremos compartirlo con todos y que sea conocido y amado por todos.

Con los tiempos que corren seguramente surgirán los “nuevos romerianos”, quizá por la conveniencia del momento, surgirán nuevos libros, nuevos recuerdos, nuevas propuestas mercadológicas y turísticas. Lo que si puedo decir es que el mérito de aquellos murales surgidos en El Paisnal o en la esquina del conacaste en Ciudad Delgado o en las paredes de los distintos edificios de la parroquia Madre de los Pobres en la Chacra o en la capilla de la UCA o en las paredes derruidas por la metralla en los distintos pueblitos de la guerra en Oriente, en Chalate o en el Bajo Lempa, ¡ah! ese mérito y ese cariño expresado, a pesar de lo anacrónico que les parecía a los apáticos de su figura, ese mérito permanece y crece.

Ya lo que surja a partir de la Iglesia oficial, lo que venga con la presión sentida por la misma intervención del Papa Francisco, que con su pensamiento y proclamación claras y que nos recuerdan a Monseñor Romero mismo, ya eso es otro pisto como decimos aquí.

No hay duda que Monseñor será enarbolado como un modelo universal de santidad y como perfil de cristiano, de discípulo y de obispo para este siglo XXI y más. Eso es lo más importante. Para quienes no lo conocieron antes por su cerrazón o porque se les negó el acceso, por habladurías, prejuicios o sesgos ideológicos, ¡bienvenidos! Aquí hay espacio para todos y todas, pues en definitiva descubrimos la realidad de lo que Monseñor Romero profetizó, somos hermanos de un mismo pueblo y estamos en la misma barca para buscar los derroteros de la voluntad de Dios.

Ahora tenemos la luz dada por el pastor que, fiel a Jesucristo, anunció la Buena Noticia para nuestros pueblos, y su voz profética de disenso con lo que significa pecado de su tiempo y del nuestro -porque el pecado siempre se actualiza- sigue siendo guía fresca para posicionarnos ante las injusticias, desamor, desprecio a la vida y retos de nuestro propio tiempo con el anuncio firme y claro del Evangelio –Buena Noticia- de Jesús de Nazaret.

¡¡Porque Cristo Vive, Monseñor Romero Vive!!

Quienes de alguna manera conocimos o compartimos con Mons. Romero su tiempo y su iluminación de la realidad, hemos conocido a un Santo y hemos visto el camino recorrido por él, ¿porqué no ser santos nosotros también? La santidad, como lo dijo el mismo Cristo, le pertenece –  al igual que el Reino- a los esforzados.

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