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Renegociar la deuda

@arpassv

El Presidente Salvador Sánchez Cerén anunció ayer, sale en una entrevista en Radio Maya Visión, and la búsqueda de “condiciones favorables de pago de la deuda externa”. Aunque dijo que no habla de una renegociación de la deuda, el mandatario declaró que se trata de pagarla en un plazo más largo o vendérsela a algún país, tal como hizo Argentina.

El gobierno destina anualmente más de 800 millones de dólares sólo para cubrir intereses de la deuda, por lo que el Presidente plantea reducir dicho monto y destinar parte de esos fondos para incrementar la inversión social. Sánchez Cerén también se refirió a la búsqueda de soluciones a la deuda de las pensiones.

El anuncio presidencial sobre la renegociación de la deuda es un aporte importante al debate sobre los ingresos estatales, motivado por las reformas tributarias que estudia la Asamblea Legislativa. Estas medidas enfrentan la férrea oposición de las gremiales empresariales que se oponen a una política fiscal progresiva en la que “paguen más quienes tienen más”.

En editoriales anteriores hemos planteado que un abordaje integral de este tema debe incluir –además de la reforma fiscal progresiva– el combate a la evasión y elusión tributaria, la lucha contra la corrupción y la renegociación de la deuda externa. Y, sumado a esto, una política de priorización del gasto gubernamental que elimine gastos superfluos y destine más fondos para la atención de las necesidades de sectores vulnerables.

El gobierno tendría más ingresos cobrando impuestos directos al patrimonio y a la gran ganancia empresarial, cerrando las puertas de la evasión y la elusión tributaria, recuperando dineros robados o malversados por ex funcionarios corruptos y ahorrando un porcentaje del pago de la deuda.

Ése es el camino correcto, y no la vía que proponen las gremiales empresariales y sus aliados políticos que plantean más exenciones tributarias para las grandes empresas o subir el IVA que pagamos todos los consumidores. El IVA más bien habría que eliminárselo a las medicinas, alimentos, insumos agrícolas y otros productos básicos.

Frente a problemas tan dramáticos como la migración de niños o los altos niveles de violencia, se plantea la urgencia de impulsar políticas más inclusivas; y esto no es posible sin los recursos públicos necesarios.

Por tanto, todos los grandes empresarios, dirigentes políticos, líderes religiosos, etc. que ahora se rasgan las vestiduras por los problemáticas resultantes de la exclusión y la marginación deberían apoyar la reforma fiscal progresiva, el combate a la evasión, tributaria la lucha contra la corrupción y la renegociación de la deuda externa.

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