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Quince años de la Rosa Negra

Cinco lustros median entre el día que se fundó, en la casa que fuera de Salarrué, el Círculo de la Rosa Negra. Quince años de encuentros y desencuentros, de poemas, música y amistad. Hoy, 2018, los que fueron jóvenes en la segunda década de sus vidas, continúan persistentes en la Poesía. Se oyen voces que dan por marchita la Rosa Negra, las mismas que hace quince años auguraban una efímera primavera de dicho botón.  Un grupo incómodo para la mayor parte de socios del establishment de poetas nacionales, porque no se entregaron a la adulación de egos ni a la exaltación de personalidades.

Muchos consideran que la Rosa Negra ya dio su mejor color, ya no tiene esencia que compartir; que su voz está enmudecida y sus miembros sueltos por el viento de la vida. Cosa rara, puede que los integrantes de la Rosa Negra, desaparezcan de la escena común de recitales, peñas culturales, festivales poéticos o certámenes, empero, al haber aprehendido que la Poesía es más que una carrera por la conquista de medallas y el  goce de laureles; más cuando la misma experiencia ha demostrado que toda esa balumba de eventos responden a los intereses de grupos limitados que subsisten del culto al ego de sus miembros.

No, la Rosa Negra sigue picando el lomo de muchos semovientes;  sigue presente, sigue palpitando de versos y amistad. Sí, esa es la fuerza aglutinante y caprichosa del Circulo de la Rosa Negra: la amistad indescriptible de sus pétalos. Ese es el don más envidiado de este grupo de escritores, que más allá de las adversidades y la vida civil e intereses personales de cada compañero, se mantienen fieles a los principios que motivaron la creación del Círculo.

Nadie sabe – después de otro lustro – quiénes continuarán perpetuando su memoria, pero si uno solo queda, ése basta para mantener viva la Rosa. Porque más que el renombre como poeta o el ocupar el lugar de literatos, estamos en la busca del sentido cósmico de la Palabra y la Vida. ¡Salud por estos Quince Años!

EDWIN GIL 

Miembro fundador del Círculo Literario de la Rosa Negra. Ha participado en diferentes certámenes literarios de El Salvador y la mayor parte de su obra se encuentra inédita. Cultiva la Poesía, la Narrativa y el Ensayo; y, principalmente, es un asiduo lector de las diferentes manifestaciones del pensamiento.

Sin Título

Atrás la memoria

El blanco sendero que deja la serpiente

Mientras sigue la huella perfumada

La huella invisible y latente

Atrás la memoria

El silencio de las cosas mientras la lluvia llora

El canto de la lluvia y el sentir de las cosas

Y el silencio compañero

Como una llave

Como una tácita lámpara libertadora

Atrás la memoria

Las altas y verdes y maternales montañas

El viento y la hojarasca

El aroma de los pájaros y la niebla volando…

… Ah la blanca azucena que amanece en la mirada

Y atrás de la memoria

El principio y la nada.

CÓMO DUELE EL AMOR 

Cómo duele el amor

Como carne mutilada

Como un grito de hospital

Como una larga agonía sin fármaco que consuele

Por qué duele el amor

Porque está hecho de carne antes de ser mutilada

Porque nació con un grito en hospital

Porque echa raíces profundas en la sangre

Y no hay fármaco que lo consuele

Porque el amor es tan abismal como la muerte.

 

EL ESPEJO HUMEANTE

Cantas en la noche y solo la noche te oye

Cantas en la oscuridad y eres oscuridad

Cantas en lo profundo

Y de lo profundo ni ecos vuelven

Pero llega el día de la batalla

Sol y tambores se oyen en la explanada

Lloras en tu interior mientras cantas flores alegres

Lloras porque vas solo

Porque aprendiste que el guerrero

Canta solo y solo estará cuando la flecha lo encuentre.

 

YASIR YUAL 

Poeta, miembro del Círculo Literario de la Rosa Negra; así como tiene a cargo el Centro de Interpretación del Centro Cultural Pablo Tesak, en donde es el custodio y curador de alrededor de 1000 piezas arqueológicas. Posee poemarios inéditos: Si tenemos un camino, Magerit, El recuerdo polvoriento y Salitre

 

SON DOS

Habitamos en la luz,

La noche busca con sus pasos

El momento preciso

la palabra que sea madera

Entre dos fuegos

Habitamos en la luz

La noche se iluminará

Y descenderán las estrellas

Como ríos en busca de dos mares

Como peses de colores profundos.

 

PIPIL

Canta niño,

niño canta,

Confúndete entre la tierra

no susurres,

que el grito de los pájaros te acompaña,

confúndete,

este tiempo busca cielos

pirámides que te coronen

Dioses que el mármol no sostuvo

y que la piedra siente.

Vive el niño entre piedras

1932 años le resguardan

el bosque se ha reducido

al tamaño de su cuerpo

los ejércitos de madres

que duermen al hombre en la tierra,

te llaman a no renunciar

batalla niño

no dejes la flecha

que germina en la sangre

de la batalla contra el olvido.

 

AMAT

Tantas veces perdido y profanado

desde los umbrales de la tierra;

de flor y canto son las páginas

entre la corteza del espíritu del viejo,

tantas veces quemado.

En rojo y negro se transforma el pensamiento

de tu casa al sur atienden ya las cuentas

el calendario acerca la nueva fiesta.

Tantas veces sufrimos y esperamos

el asechar perdido del lagarto,

con los ojos abiertos a la resonancia del viento

tantas veces en la casa el día muerto,

desollamos el árbol de jiote,

en la sola espera de un día venado.

Seguimos el camino entre las orejas del conejo,

hasta el infierno florido del agua

se escucha el canto del perro.

Llegará la venganza de la hierba

el olor de la caña

el colmillo brujo del tekwani.

Afilaremos el deseo y la furia del águila,

con el residuo del hechizo zopilote

seguiremos en movimiento

con armas de pedernal.

Cantamos verde y azul a la lluvia

tantas veces, pero tantas veces prendidos de la flor.

 

FRANCISCA ALFARO 

Es profesora de Lenguaje y Literatura y licenciada en Letras por la Universidad de El Salvador (UES). Egresada de la opción Literatura de la Maestría de Estudios de la Cultura Centroamericana de la misma casa de estudios. Fue miembro fundadora del Círculo de la Rosa Negra y el Colectivo Literario Delira Cigarra.

 

Respuesta a Oliverio

Yo no sé volar

pero si sé de mujeres con plumas

en la plena luz de la noche

girando con las sombras en el fuego eterno

cantando el placer con los labios rojos

los cabellos como enredaderas del infierno

Yo no sé consentir a quien llora.

Soy una fiesta perpetua

y puedo entender a los amantes rotos

también el olvido.

Voy por sobre el mundo

descalza

y me cuido poco del frío.

Yo apostaría con la muerte

una noche frente al mar

a que ningún poeta sabe

cómo volar

porque en algún oscuro sueño entendí

que nacimos del subsuelo

y buscamos el centro

para tener las piedras del pecho

en el calor preciso.

No es necesario espantar pájaros

ahora los que vuelan son menos

caen como hojas sobre el mar

o sobre las ciudades horribles

con las plumas quemadas

el cuerpo y el canto perdidos en el viento.

No sabemos volar.

Siempre volvemos.

 

HUÍDA

Aléjate de los reflectores

Mientras veas o intentes mirar.

Recuerda el oscuro rincón donde musitas

El umbral de los telegramas que dicta tu enfermedad

Y cómo corren breves  sobre la niebla.

Habrá siempre alguien, de esos obesos sagrados

Que se venden como latas infalibles

O como querubes y unicornios irredentos

Que jugará a ser tu amigo o bien tu adversario

Qué te abrirá  o cerrará puertas que no necesitas

Si sobre ellas está la pacífica sombra del  enemigo.

¿Cuál? Tú mismo, las cofradías, las parvadas hambrientas

Que trastocan y defecan sus larvas infectas

De servil memoria y aun así saben volar.

Olvídate de laureles, de nubes y ángeles mudos

Recuerda el oscuro rincón donde musitas

Y a los que vendrán

Con el corrosivo don de volver a nombrar las cosas.

Aléjate de los reflectores

Siéntete feliz de comer y beber sin besar argollas negras

Esas mismas que lamerías de buen grado si tuvieras solo talento

Pero lo tuyo no es solo el  talento

Y eso no se vende fácil, eso que es otra suerte

Servirá muy poco ahora

Pero es la claridad y el subsuelo que revienta

Por debajo de las orquídeas

Donde somos algo más que tinta

y un par de hermosas letanías al misterio.

Pd: sé que ya les hemos irrumpido en la fiesta mortuoria de lo que llaman verdadera literatura y es solo un largo poema insípido, mientras la calle se tiñe de sangre. Pero nosotros venimos de la muerte.

 

ILICH RAUDA

Nace en San Salvador, el 20 de Marzo de 1982. Miembro fundador del Círculo de la Rosa Negra. Especialista en Medicina Familiar por la Universidad de El Salvador. Actualmente es Secretario de la Asociación de Médicos Escritores “Alberto Rivas Bonilla”. Ha publicado en poesía: Maíz del Corazón (Publicaciones Papalotquetzal 2016). Ganador en 2017 del Premio Único de Cuento Infantil en los XXV Juegos Florales de Usulután.

 

EL POZO

No sé por qué

Las palabras y los rostros

se pierden entre las multitudes

Y si digo sombra, son en realidad mis manos arañando la niebla

Buscando vocablos inexactos entre los dientes

Un conjuro olvidado, una piedra o su sonido contra el agua

Me asomo al hueco del pozo y mi rostro son las ondas

La piedra que continúa cayendo, incesante en su eco

Hay un hombre en el fondo del pozo, pero no soy yo

Yo soy lo que se pierde entre la boca y el viento

El río subterráneo, el trepidar

El eco que no termina

La oreja negra que vuela y dibuja un viejo laberinto circular

La luz de esa palabra ardiendo entre las alas

un ocaso de pájaros y mis manos de pequeña bestia

Tierra árida, arañas en los muros, manos en el barro

pequeños ojos e incógnitas

monedas que aguardan un siglo de deseos o sueños.

 

EL HOMBRE ES EL POEMA

El poema es la piel denudada del hombre

Su cabeza sigue rodando como las palabras amadas

Corazón solar, calendario petrificado

Jaguar del tiempo acechante de la piedra

Can ceremonial que abre el universo

Un día la sangre derramada

germina desde las entrañas de la tierra

Y la palabra retorna hecha hombre

De la región de los muertos hecha Flor

El poema es un campo cultivado

Deja de ser un estado excepcional el poeta

Su ausencia una mentira

Sus ojos son los ojos, de todos los pájaros en vuelo

Su boca es la boca, de todos los niños

pronunciando su primera palabra frente al mundo.

Yo no creía

Me lo dijeron cien veces:

Que tu palabra estaba protegida

Por los desiertos y los linces

Me lo decían cada 10 de Mayo:

Tu amor como un cardo entre las manos

La piedra volcánica resguardando tu palabra.

Por eso pronuncio tus versos como animal nocturno frente al río

Y la noche se incendia estrepitosa

Los corales silban su concierto de colores atravesando los montes

Los reptiles abandonan sus cuevas  escapando de tu pecho

Tu corazón enardecido ha retomado su origen de fuego

Y el frío de los nuestros se ha quebrado

Como se quebrantan los espíritus sin sueños

Ante la comprensión impura de tu ternura inacabada.

Ciudad Universitaria. 9-05-16

 

OSCAR VALMORE

Nació el 19 de noviembre de 1981. Escritor,  poeta y abogado graduado de la Universidad de El Salvador es  miembro fundador del Círculo de la Rosa Negra, ha publicado sus textos en diferentes antologías.

 

SOLEDAD

Soledad:

señalar a aquel que va distraído,

que es brevemente inmune a ver la hora,

a aquel que busca estrellas

mientras piensa en los ojos oscuros de su perro.

Soledad:

darse un baño mientras toma forma el cascarón sangrante de los meses,

Acercarse a la falda más próxima

Mientras no sea la falda de tu hermana, de tu madre o de tu hija;

Herirse uno mismo

Con el olor a billetera que se pudre debajo de la risa.

Sobrevivir a las dos de la tarde sin haber renegado de un adiós o de los ríos,

caminar distraídamente hacia los ojos donde ya murió el amor,

donde ya no nacen peces.

Soledad:

poner punto a un verso

con la mirada lastimera del que sabe

que un día morirá todo lo escrito.

Tomado de: La orilla de todas las cosas.

 

VI

Esa esperanza que brillaba

Nombrando torres viejas

Escuelas y cocinas

Esa esperanza que crecía en condominios

al oír el sonido de los postes madurando

De las catedrales madurando

De las autopistas madurando

De los pechos de las niñas madurando

Esa esperanza primero fue un caballo que esparció los días violentos de nuestros más remotos huesos

Y todos sonreímos porque éramos duros y sensatos y teníamos la armonía del metal y de las flores

Y rendíamos culto a las capitales y a los magos

Y a los que sembraban dardos en los huecos

Y a los que tiranizaban la retina

Y le hacían el amor al universo

Y a los que se rascaban el hedor con el llanto limpio de las cosas tristes

Los que multiplicaban

Los que numerizaban

Y la esperanza fue dejando de ser bestia

Y se convirtió en un número marchito

Que se derramó sobre los escritorios

Y manchó nuestras camisas

Y era un coágulo en nuestros pechos

Que caminaba con nosotros al cementerio y al mostrador

Y ese número aprendió a multiplicarse solo

Y a llenar nuestras arterias

Y nuestros mares

Y aprendió a besar

Y a acariciar

Desde entonces los hombres nacen solos

 

VICTOR PATIÑO 

Nace el 26 de julio de 1981, Poeta fundador del Círculo de la Rosa Negra,  con estudios de medicina por la Universidad de El Salvador y biología marina en Australia. Cultiva ensayo y poesía.

 

EL COCUBINO

No tuve nunca vocación de concubino,

vaya, ni de poeta.

Llegado a los amores como a las palabras:

por errores de apreciación y falta de voluntarios.

Oficios primitivos y simples

que desconcertaban a la amable audiencia.

Pero nunca hubo audiencia.

Comercio solitario las palabras, el amor.

Solo papel. Solo sábana.

Solo constelaciones. Solo escozor de pecho.

Espuma. Espuma.

Calendario Litúrgico iii

(Día de la Independencia)

Esta patria tanto encarama

sus esdrújulos fundadores,

técnocratas, mártires, próceres;

tanto amontona sus grandes hombres

sobre el lomo partido de estos volcanes

que ya ni Góngora,

que ya ni los poetas de la dinastía Ming,

que ya ni las mejores mentes

de la mercadotecnia audiovisual.

Esta estatua de parir uniformes,

galera de honores

e imprentas de registros fiscales,

¿quién vive aquí?

¿quién vive aquí que pueda cantarla?

¿quién vive aquí que quiera cantarla?

Sin embargo, cómo brillan los ojos

cuando porfiada sueña

los días de liberación.

 

Calendario Litúrgico iv

(Vida de pareja/Día Internacional de las Familias)

Quemar las ropas

es un acto de violenta deferencia

hacia los vecinos.

Los gritos y las vajillas -es cosa sabida-

interrumpen el curso silencioso de la luna:

el fuego consume con educado sigilo:

una guitarra en llamas es muda.

Sólo cruje la tinta con mercurio

de las cartas de amor.

 

ANGEL RECINOS 

Nació el 10 de agosto de 1982, Poeta fundador del Círculo de la Rosa Negra,  Doctor en Medicina por la Universidad de El Salvador, con especialidad en psiquiatría. 

 

TRIPTICO

A Karla Aguilar

 

P

atrás queda el polvo

oculto a la sombra del viento

y tu otro ser abandona la distancia

siendo gotas que silban en los senderos

del viejo que saluda a las piedras

en nombre de tu recuerdo

quita las crisálidas de mi pecho

y olvida la primera palabra que dije de niño

la primera hoja que desprendió mi cabeza

y el tintero de las alas en el viento

pero no llegues tarde

para que nuestros pasos no dejen de existir

 

P

Varias primaveras me han arrastrado

Por el sino de las mareas y las lágrimas de las montañas,

Toco las sombras, dolor de cada mañana,

En la infinidad del mundo

Siendo espinas levantadas por pétalos nocturnos

Siendo crisálidas de polvo en el viejo tambor

Y prefiero la noche marmórea y el frío acero.

Tengo en espera nuestro último aliento

Luciérnagas de sonrisa férrea por la mañana

Dejo los cánticos de las cuevas, el humo de la almohada

Y los fantasmas en las paredes.

Comparto siluetas extrañas y la distancia del arcoíris

Comparto la noche y su último segundo

Y dejo los pasos del océano,

Las luciérnagas, los mares fatuos

Y la fragilidad del viento.

Abandono la espera

No temo saltar al corazón de la montaña

Porque el resplandor de tus dedos

Levanta mi tambor de polvo y estrella.

F

No permitas que me alcance

La oscura mano que levanta la oración antigua

Ominosa oración que invade el profundo sueño

Figura que resuena en los oídos

En espera del regreso del herido

No dejes que salga del espejo, la máscara blanca

No mires sus ojos que lanzan el grito de mortaja

Condúceme a tu lado

Por los huesos roídos de los oscuros

Por los caminos de la sierpe

Pero no cantes, el prohibido rompería tu sonrisa

Condúceme en el cristal

Nombra el color de mi sombra

Y canta mi nombre

Y elévame a la niebla

A la mazmorra del loto

 

ALBERTO GAVIAN 

Quezaltepeque, 28 de febrero de 1983. Escritor, miembro del Círculo de la Rosa Negra. Cualquier otro dato es residuo, el proceso es cosa inexplicable y la creación literaria tendrá que defenderse sola. 

 

DE LA RABIA PURA Y LA CERTEZA

¿Habrá un poeta

de la esperanza fácil

comestible?

Debe morir el poeta del olvido.

Podrá el orden

escribir los versos

de nuestra desesperación

circular y eterna.

Ningún hombre

come a placer su heces.

Ningún canto dorado

ungirá de dulce salvación nuestras vidas.

No debe el masacrado

alabar su verdugo

ni besar al sepulturero.

Herederos del 32.

Tenemos la rabia, el llanto

-lágrima amarga y pura

que nos limpia y nos rebela-,

la Dignidad altiva

contra las cloacas del temor comandante.

La Palabra es nuestra

como nuestro el presente

puño alzado.

Se levantarán nuestros Abuelos

aunque la mano que escribe estos versos se vuelva ceniza.

 

PREGÓN VITAL

Caballero del tropel ya nunca. No.

No quiero espadas por Espigas.

Saber que el de vivar es oropel

y si oro fuera poca cosa siempre es.

No queremos reyes fatuos, un dios falso.

Tierra, Abuelos, Dioses buenos tenemos.

Ignota Sangre Somos. América que no

se llama América. Pobres fantasmas Pobres

de la Europa muerta a nuestro Espíritu.

Mirar que estamos Vivos, Alzados, Renovados.

Nuestro Fuego es Prima Vera. Nuestro Fuego es Caña Nueva.

 

JESÚS MARTINEZ

Miembro  fundador del Círculo de la Rosa Negra y miembro de la Asociación Salvadoreña de Médicos Escritores “Dr. Alberto Rivas Bonilla” filial del Colegio Médico de El Salvador.  

 

MANIFIESTO

Desde el polvo y la sangre

cantamos los confines

más profundos del dolor

Somos el suspiro que nace

muriendo

noche tras noche,

día tras día,

viviendo,

respirando.

Palpitar oculto de la carne,

luchamos y amamos,

entramos en el día del mundo,

en el valle interminable del silencio,

el pensamiento reposado,

la memoria.

Miramos al pasado para ver el horizonte

las estrellas

Solitarios caminantes,

los que se van y nunca parten,

los que andan y desandan el camino,

los que en tristeza y soledad

susurramos al oído

el deseo y el miedo

más oculto, primitivo.

El llanto, la aflicción.

No la sombra cruel

ni el pedernal sobre la carne.

No la asfixia estéril

desatada sin sentido.

Soñamos.

Habitamos la hierba,

La piedra sedentaria del camino,

trémulo barro sensitivo,

lo humano que prolonga la vida

en el reflejo del hijo,

el recuerdo.

Vidas en que la muerte se prolonga.

Universo circular.

Espejos.

Desde el polvo y la sangre

procuramos el poema,

la arteria que sangra,

el agua que nos fue negada

cantando los confines

más profundos del dolor.

 

ACELHUAT

Naciste del Hiloapa y del Garrobo

y de las venas que ofrendaron su sangre.

Salvaje corrías por los montes

que abrieron sus vientres poderosos,

con fuerza golpeabas al Lempa,

como niño feliz derrotaste las piedras.

Jugabas por el pecho de la tierra,

a tu paso fecundabas el suelo,

entregabas tu amor infinito.

Vigoroso te extendías de Coxcatán a Soyatpanco

de Ayutuxtepec a Suchitoto.

Cargas en tu espalda al Tutunichapa-Tomayate,

Guazapa y Tasajera  abrazan tu costado.

¡Como oigo resonar  tu nombre en estampida!

Envenenaron tu piel,

te convirtieron en un charco

loco de  hedor y de excremento.

Cómo pudiste acoger tanto y tanto muerto.

Cómo fuiste cómplice del terrible asesino,

del traidor que ataca por la espalda.

Por qué ocultaste los cuerpos

de hombres que te amaban

diluyendo su esencia cristalina.

Perdiste tu clara transparencia,

tus sesenta y dos kilómetros de espejo,

los peces huyeron de tu cuerpo

y tus aguas limpias y sencillas

se tornaron turbias y asesinas.

Por eso inundas cuando sangras

y tu nombre asusta a los viejos y a los niños,

porque toda tu fuerza de río indomable

está estancada  entre la culpa y la mentira.

Pero eres mi río y el río de mi madre,

el que no se llevó la casa de mi abuela,

el que regó los mangos y las moras

con que aplacaron el hambre

mis hermanos y mis tíos.

Abuelo río,

dame tus ocultos secretos,

tu dolor cotidiano,

tu soledad,

tu edad sin memoria

para andar por tu cauce tumultuoso.

Abuelo río,

dame tu voz y tu antigua espuma

para cantar con tu amor caudaloso.

 

ERIC DORADEA 

Poeta, Antologador y Gestor Cultural. Nace el 10 de julio de 1982 en el departamento de San Salvador. Graduado en Ciencias Jurídicas por la Universidad de El Salvador, tiene estudios de maestría de la   Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Miembro fundador del Círculo Literario de la Rosa Negra en el año 2003 y fundador del Colectivo Tzunhejekat (Colectivo dedicado a la promoción del idioma Náhuat); cultiva ensayo, poesía y cuento corto.

 

POETAS ENEMIGOS

Porque antes, muchísimo antes que poetas

somos hombres.

Roque Dalton

Queremos poetas que canten la vida y la muerte

que sientan el dolor del prójimo

porque ellos son el prójimo

que lloren el dolor de un árbol

porque ellos son el árbol.

Poetas que nos hagan perder equilibrio

aumenten presión sanguínea

desarmen y nos vuelvan a armar

poetas que llamen con otros nombres a las estrellas

que nos duelan como Vallejo

que nos alegren como Whitman

que demuestren que la Poesía es infinita

y afirmen que los besos van a salvar el mundo.

Queremos poetas que se tarden meses

para encontrar esa palabra que va a cerrar el verso

poetas que celebren

esa palabra que hizo grande el verso

poetas que transformen pasibles islas

pezones dormidos en ardientes volcanes

que su palabra sea clave

embriague y nos haga gigantes.

Necesitamos poetas enemigos

de quienes hacen la guerra

y ven caer los muertos

enemigos de quienes controlan

y privatizan la ternura

poetas francotiradores

memoria, guillotina

que derrumben torres de marfil

y abran callejones que no tienen salida,

necesitamos poetas que no sean llave

sino dinamita contra la puerta.

Queremos poetas descarnados

que estallen en locura

que conozcan el rito y lo practiquen

que conozcan el rito y lo trasgredan

que nos hablen de la rebelión robótica

a la que nos enfrentaremos cuando las maquinas

se cansen de la mediocridad de los hombres

que nos hablen del abuelo que se hizo vasija para vencer el tiempo

de la inteligencia artificial como inteligencia artificial

de las nanotecnologías como peste del siglo XXI

poetas que recuerden que una maquina jamás llorará con un poema

y que una flor no siempre es una flor.

No queremos poetas neutros

desganados, envueltos por la tibieza.

Queremos poetas enemigos

que atesoren tornados en su pecho

que su lengua no se sostenga solo en la palabra

sino también en el sexo

poetas desnudos

que sean laberinto

que no callen

que no callen

que nos digan que la espera es insuficiente

cuando hay amor.

 

Círculo de la Rosa Negra

Serpiente de tile devorándose a sí misma, en su danza de muerte y renacimiento abrazando la rosa de negritud, la palabra: signo que cae como una huella sobre el blanco  papel o vuela cual voluta de humo en el aire cotidiano; dibujada en la noche la Rosa y la Serpiente con sus  movimientos nos  renuevan con la fuerza del canto.

 

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