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Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
El aroma a romero inundaba la nave principal de la catedral metropolitana, y solo competía con el olor a incienso que se desprendía al paso del cardenal Gregorio Rosa Chávez y los sacerdotes concelebrantes de la Santa Misa, ofrecida al natalicio centésimo primero del Beato Monseñor Oscar Romero.
La urna con las reliquias del Pastor Mártir fueron acompañadas por quince rosas y quince plantas de romero, que simbolizan el día del nacimiento, el 15 de agosto, explicó el cardenal Rosa Chávez.
Mientras, en el altar estaban dispuestas 101 rosas y 101 plantas de romero, de estas quince rosas fueron rojas para recordar el martirio de Monseñor Romero, y el resto a los pies del Divino Salvador del Mundo y la Virgen María.
“Catedral huele a Romero y ustedes son los romeritos (niños y niñas), futuros Romeros de la patria y con ustedes este país puede cambiar y si los acompañamos adecuadamente los adultos y si les transmitimos lo mejor de nuestro ser, que es la fe en Dios y el amor a nuestro prójimo”, dijo al recordar el apostolado romeriano.
Monseñor Oscar Arnulfo Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, San Miguel, en 1930 ingresa al seminario menor en su ciudad natal, luego pasa al seminario mayor de San José de la Montaña en San Salvador y en 1937 que parte hacia el Vaticano, Roma, Italia, a terminar sus estudios teológicos en la universidad Gregoriana, corría el año de 1942, previo a la Segunda Guerra Mundial.
“El aroma de Romero también inundará la Plaza de San Pedro dentro de dos meses, el domingo 14 de octubre, qué rápido pasa el tiempo y qué emoción e impaciencia llena nuestros corazones esperando ese momento. Ceremonia que será a las diez de la mañana en Roma y dos de la mañana en El Salvador, muchas comunidades parroquiales vivirán esa víspera de vigilia en oración y cuando amanezca estallará la fiesta popular, porque el papa Francisco habrá dado a El Salvador su primer Santo”, manifestó el cardenal.
Monseñor Romero a sus 20 años llegó a Roma, pero por motivos de la guerra regresa al país en 1943, y le asignan su primera parroquia en Anamorós, luego es nombrado secretario de la conferencia de obispado. En 1970 es nombrado obispo y en 1977 el papa Paulo VI lo nombra arzobispo de San Salvador, cuando el país se encaminaba al conflicto armado que duraría una década.
Se convirtió en la “Voz de los sin voz”, y vivió el Evangelio de Jesucristo definiendo su pastoral por la opción preferencial de los pobres, la justicia y defendió la paz rechazando cualquier salida que estuviera ligada a la violencia.
Gaspar Romero, hermano menor del Pastor Mártir, reafirmó su asistencia a la plaza San Pedro el próximo 14 de octubre y sus sentimientos son encontrados y parcos.
“No puedo decirle todo lo que siento porque puedo mostrar todas las emociones (se le quiebra la voz), no puedo creer que vaya tanta gente, sé que serán mil 500 personas las que van a ir a Roma. Y me sorprende que algunas personas han prestado para pagar su viaje, es un gesto de amor, de admiración ver la gente que voluntariamente va allá, nadie les obliga, porque él (Monseñor Romero) está en el corazón de todos”, afirmó.
