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¿Qué le sucede a don Héctor Vidal?

Rigoberto Palma

Héctor Vidal es uno de mejores economistas de derecha cuando analiza con serenidad, ampoule pero pierde objetividad cuando juzga a gobiernos que no le agradan. Criticar no es malo, treat pero sí lo es cuando se hace sin fundamento.

El 16 de junio pasado, don Héctor escribió un artículo donde habla de una “caída brutal de todos los indicadores que contribuyen a que la economía crezca de manera sostenida.” ¿Cuáles son esos indicadores? Seguramente él se refiera a los que dan algunos organismos internacionales, como el nivel de competitividad y otros. Pero don Héctor debe saber que esos organismos elaboran indicadores muy cuestionables. Por ejemplo, el indicador de competitividad no toma en cuenta los subsidios en países como Europa y Estados Unidos. ¿Serán competitivas las economías de esos países sin subsidios? Además, esos organismos no aciertan cuando analizan el rumbo de la economía mundial, pues nunca prevén las crisis que se dan.

El poco crecimiento de la economía viene desde hace muchos años y se debe a la escasa inversión pública (el Estado solo tiene el 15.4% del ingreso nacional) y a la poca inversión privada, que no crece a pesar de que los gobiernos de ARENA aprobaron decenas de leyes que les permiten a las empresas no pagar impuestos, dolarizaron la economía y aprobaron varios TLC que supuestamente atraerían inversión extranjera. A pesar de esas y otras medidas, en los años 1999-2009 la economía apenas creció 2% y la inversión extranjera no llegó a 250 millones al año, salvo en 2007 y 2008, cuando los empresarios nacionales vendieron sus bancos y sus empresas de pensiones y de seguros.

Los empresarios con más recursos tienen 20 años invirtiendo parte de sus capitales en el exterior, pues la estrechez del mercado nacional, causada por la fuerte concentración del ingreso, le impone límite a sus inversiones. Don Héctor sabe que esa es la verdad, no los supuestos indicadores de competencia. La dolarización, que don Héctor rechazó, contrajo más el mercado al imponer restricciones monetarias. Y aunque el gobierno de Mauricio Funes y el FMLN mejoró la distribución del ingreso, redujo la pobreza de 40% de los hogares a 29% y sacó la economía del descalabro en que la dejó ARENA en 2009, todavía la gran empresa no da señales de querer invertir mucho en el país. Si se mantiene en esa postura, la inversión pública y extranjera serán los pilares del nuevo despegue económico.

En su artículo, don Héctor también acusa al expresidente Funes de confrontar con el llamado sector empresarial. Ese juicio debería matizarlo por dos razones. Primero, porque ese sector no solo está en la ANEP, que tiene 14,000 empresas afiliadas de las 161,000 que hay en el país. Para muchas cooperativas y pequeñas empresas el gobierno de Funes fue bueno. Segundo, porque fueron los directivos de la ANEP quienes comenzaron a atacar a Funes y no le reconocieron ni un logro. El señor Jorge Daboub, presidente de la ANEP, se atrevió a decir que la pobreza creció. ¿Por qué don Héctor no le aclara a Daboub que mentir es una acción agresiva?

Don Héctor dice que los directivos de la ANEP le piden al gobierno transparencia y que no castigue al pueblo con impuestos. Pero ¿quiénes carecen de transparencia al evadir impuestos por cientos de millones? ¿No sabe don Héctor que cientos de empresas han sido multadas por vender productos vencidos y con otras irregularidades? ¿No recuerda que muchas empresas ejercieron violencia contra su personal cuando les exigieron votar por ARENA? ¿Qué dicen la ANEP y don Héctor de todo eso?

¿De dónde saca Héctor Vidal que los directivos de la ANEP no quieren que el gobierno les ponga impuestos al pueblo? ¿Cuándo se opuso la ANEP a la aprobación del IVA, a su incremento a 13% y a su ampliación a los granos básicos, los lácteos, las verduras, las frutas y la medicina? Ese impuesto lo impuso ARENA y la ANEP lo respaldó. Además, el impuesto de 1% que el actual gobierno le quiere poner a las propiedades inmobiliarias no afecta al pueblo, que no tiene casas de más de 350,000 dólares ni ranchos en las playas. Tampoco daña al pueblo que los dueños de El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica paguen impuestos sobre sus ganancias, como pagan las empresas pequeñas y medianas que operan en condiciones precarias.

Don Héctor haría muy bien si les preguntara a los directivos de la ANEP por qué invitan al evento de ENADE 2014 al presidente de Honduras, si en ese país pronto se aplicará un paquete de medidas fiscales que el propio ministro de hacienda reconoce que golpeará al pueblo.

En su artículo, don Héctor también asegura que la venta de bonos servirá para aumentar la burocracia estatal. Pero cambiar deuda de corto plazo por deuda de largo plazo es correcto y lo hicieron varias veces los gobiernos de ARENA, sin que la ANEP ni don Héctor se opusieran.

Don Héctor Vidal es un buen economista, pero en su afán por criticar al gobierno, esta vez perdió la serenidad que suele mostrar en sus escritos.

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