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Producción y reproducción del capital: algunos elementos fundamentales

MSc. Tito Alfredo Jacinto Montoya
Catedrático de la Universidad de El Salvador.

Uno de los factores que descarrían la reflexión científica y crítica de nuestro proceso social para caer en visiones reformistas y acomodaticias a las estructuras de poder y explotación vigentes es el olvido,  pretendido o no, de algunas categorías esenciales del marxismo que forman parte integrante de la lucha ideológica de la clase obrera en defensa y promoción de sus intereses estratégicos como clase explotada y dominada. Ese es el caso del abandono, consciente o inconsciente, de los rudimentos científicos en el análisis de la formación de la riqueza de la clase capitalista. El olvido de las categorías marxistas en el entendimiento de los fenómenos económicos inherentes a la formación económico-social salvadoreña, ha podido conducirnos a confundir los conceptos de sistema y modelo económico; lo cual es grave porque dicha confusión ha llevado a creer, para algunos, que con cambiar el “modelo” neoliberal se sirve a los objetivos estratégicos de la clase trabajadora. Pero bien se puede cambiar el “modelo”, y dejar intacto el sistema capitalista; es más, quizá una de las formas de fortalecer el sistema burgués sea precisamente sólo cambiar el modelo neoliberal. En tiempos de caos y confusión, quizá  haya que volver a la simplicidad.  ¿Qué es el Estado capitalista? ¿Qué es una clase social? ¿Qué es el poder político? ¿Qué es el capital? ¿Qué es el valor y el plus valor? ¿Qué es el poder popular? Son fenómenos que únicamente tienen respuesta científica desde el marxismo, pero que al parecer nadie quiere responder para continuar moviéndose en el claro-obscuro del revisionismo reformista en el cual nos hallamos postrados. Estas consideraciones son las que nos mueven ahora a este esfuerzo de reencontrarnos con algunos de los elementos fundamentales de la razón de la dialéctica marxista para entender críticamente nuestra propia realidad social. Sea lo que sigue a continuación nuestra primera entrega.

POSICIÓN Y SITUACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO EN EL PROCESO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA

La producción de plusvalía presupone la supeditación asalariada de la fuerza de trabajo en el proceso productivo capitalista, y la supeditación asalariada de la fuerza de trabajo presupone la producción de capital.

Pero dicha supeditación asalariada de la fuerza de trabajo en el proceso de producción de capital únicamente puede realizarse bajo las siguientes premisas esenciales:

En el mercado el capitalista tiene que hallar una mercancía muy especial que tenga las siguientes cualidades: Poseer la muy peculiar capacidad de producir, en el proceso productivo capitalista, más valor del necesario para su reproducción como mercancía; es decir, producir más valor del tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción y reproducción como mercancía fuerza de trabajo.

Dicha fuerza de trabajo únicamente puede aparecer como mercancía en el mercado laboral en tanto haya sido totalmente despojada tanto de los medios de producción como de los medios de vida que le garanticen su sobrevivencia. Dicha mercancía fuerza de trabajo tiene que haber sido liberalizada (“liberada”) de poseer medios de producción y medios de vida.

El obrero-mercancía deberá igualmente ser libre, en abstracto no en términos reales, de elegir si trabaja o no trabaja, o bien si libremente desea de morir de hambre al no vender su fuerza de trabajo como mercancía por un salario determinado a los compradores de fuerza de trabajo, es decir los capitalistas. (Esta es la esencia de lo que los burgueses llaman “el sistema de libertades”).

Todo esto sólo puede realizarse en unas determinadas relaciones sociales de producción (RSP). Estas relaciones sociales de producción son determinadas por las relaciones de poder clasista establecidas desde el Estado clasista: sistematizan, dan sentido, y el telos (como finalidad última) de la producción. En el Modo de Producción Capitalista (MPC), las RSP determinan que el telos de la producción de mercancías no es la producción de valores de uso, que tienen como propósito final la satisfacción de necesidades humanas; el telos final es la producción de valores de cambio, la valorización permanente y a escala ampliada de capital; la esencia de esta valorización de capital es la extracción de una cada vez mayor tasa de plusvalía producida por la fuerza de trabajo asalariada.

Las relaciones sociales de producción capitalistas implican por lo menos los siguientes presupuestos:

Propiedad privada de los medios de producción.

Institucionalización social del mercado, como forma específica de la distribución.

La existencia del dinero como equivalente general, expresión monetaria del valor, y como medio de pago generalizado.

La existencia de clases sociales, y consecuentemente de lucha de clases.

La existencia de un Estado como dictadura de la clase capitalista sobre la clase obrera.

La subordinación asalariada de la fuerza de trabajo en el proceso productivo.

EL SECRETO DE LA EXPLOTACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO EN EL PROCESO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA

En el proceso de producción capitalista, el valor de la mercancía producida es mayor que la sumatoria del valor de sus partes integrantes. Las partes integrantes de la mercancía producida son tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo. Entonces resulta que el valor de la mercancía producida revela un valor mayor de lo que valen los medios de producción y la fuerza de trabajo; la mercancía revela un plus valor. Como sabemos la esencia del valor de una mercancía, de cualquier mercancía, es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir dicha mercancía. Por tanto, es el tiempo de trabajo que se requiere, considerando las condiciones promedio de desarrollo de las fuerzas productivas en una sociedad determinada en un tiempo determinado, para producir una mercancía determinada. Ahora bien, la fuerza de trabajo es una mercancía en la lógica de producción capitalista. Ya sabemos que una de las premisas para la existencia de producción de capital es la subordinación asalariada a la fuerza de trabajo en el proceso productivo; es decir, requiere que la fuerza de trabajo se enganche en el proceso de producción de mercancías por medio de unas relaciones sociales de producción que obligan al trabajador a vender su fuerza de trabajo por un salario; hablamos aquí de la existencia de relaciones asalariadas. Pero para que la fuerza de trabajo se vea obligada a vender su fuerza de trabajo, se hace necesario desarrollar todo un proceso de despojo por el cual se les quite a las personas cualquier medio de producción que pudiera servirle para garantizar su sobrevivencia. Hay un proceso de liberalización de la fuerza de trabajo: ésta debe quedar libre en el sentido de no poseer medios de producción, y libre en el sentido de poder decidir para quien trabajar o de no trabajar para morir de hambre por decisión libre. Por cierto, este es el sistema de libertades que tanto promueve y defiende la clase capitalista explotadora. En todo caso, la fuerza de trabajo está obligada a venderse libremente como mercancía en el mercado laboral. Entonces, el capitalista compra la mercancía fuerza de trabajo por un salario, y dicho salario habría de ser la expresión monetaria del valor de dicha mercancía. Pero, ¿cuál es el valor de la fuerza de trabajo? Es el tiempo socialmente requerido para producirla como mercancía-fuerza de trabajo. En otros términos es el conjunto de bienes de consumo que son necesarios para que una persona pueda reproducirse, no como persona, sino únicamente como mercancía-fuerza de trabajo. Los economistas burgueses lo saben perfectamente y por ello calculan el valor de la fuerza de trabajo bajo el concepto de “salario mínimo”.

En el proceso de producción capitalista, los medios de producción transfieren su valor a la mercancía producida; la fuerza de trabajo produce un valor que va más allá del valor que tiene como fuerza de trabajo. En el caso de los medios de producción no hay producción de valor, únicamente transferencia de dicho valor. Es decir, si el valor de los medios de producción es de $100, en el proceso productivo lo más que le pueden transferir a la mercancía producida es un valor de $100; y al hacerlo, dichos medios de producción se desvalorizan hasta llegar a valor $0. La mercancía-fuerza de trabajo contratada por un salario diario de $8, siendo ése su valor expresado monetariamente en el dinero-salario, en el proceso productivo de 8 horas laborales diarias, produce su valor (es decir $8) y un valor adicional o plus valor, que en todo caso es mayor de $8. Esto es así porque en el caso de la mercancía-fuerza de trabajo hay un tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción como mercancía; este es el trabajo necesario para que el obrero siga siendo obrero y pueda presentarse como obrero el día siguiente a la fábrica, y así sucesivamente. Ese trabajo necesario es el valor del obrero que se expresa en su mísero salario diario, semanal, quincenal, o mensual. Pero el obrero que trabaja 8 horas diarias en la fábrica, en la finca o la maquila, produce su valor digamos en las primeras 3 horas de trabajo; es decir, que el tiempo socialmente necesario para reproducirse el obrero como obrero y poder presentarse el siguiente día a la fábrica es sólo de 3 horas. Las otras 5 horas que sigue trabajando el obrero ya no son trabajo necesario, sino trabajo excedente. Ese trabajo excedente o plus valor, es el que se apropia el capitalista, es un valor adicional producido por la mercancía-fuerza de trabajo pero que el burgués no le paga, es por tanto valor no pagado. Siguiendo nuestro ejemplo, ese valor producido como trabajo excedente, que va más allá de las 3 horas de trabajo necesario para producir su valor como mercancía-fuerza de trabajo, ese valor es el origen real de la riqueza del burgués en el proceso de producción capitalista. Esto significa que si el capitalista vende las mercancías producidas a su valor real de producción, es decir, al valor que le transfieren los medios de producción y el valor que produce la fuerza de trabajo, obtiene siempre ganancia. Ni siquiera necesita vender las mercancías por encima de su valor real para poder ganar. Movido por su avaricia el capitalista puede, si quiere, colocarle un precio mayor al valor de la mercancía producida para obtener más ganancia. Por eso no es lo mismo valor y precio. Este último tiene qué ver con las variabilidades caprichosas que el burgués le coloca al valor real de una mercancía. Pero como ya dijimos, este capitalista siempre obtiene ganancia aun vendiendo las mercancías a su valor de producción. Esto es posible porque una parte integrante del valor de la mercancía producida es exactamente el plus valor que produce el obrero en el proceso productivo; ese plus valor es valor no pagado que se lo embolsa gratuitamente el capitalista.

MARX TIENE RAZÓN: LA LÓGICA DEL CAPITAL VIOLENTA LA LEY DEL INTERCAMBIO DE EQUIVALENTES DEL MISMO MERCADO CAPITALISTA

Una de las leyes fundamentales del mercado capitalistas, más allá de la oferta y la demanda, es la ley del intercambio de equivalentes. La circulación de capital, que son todas las relaciones de compra-venta y venta-compra, supone que dichas transacciones, sancionadas como legales por el Estado capitalista, implican una forma del intercambio de valores equivalentes. De tal suerte que quien compra la camisa aportando $20 dólares americanos lo hace bajo el supuesto de que lo aportado equivale realmente al valor de la camisa que está comprando. De otro lado, quien vende la camisa pide que se le paguen $20 dólares americanos considerando que el valor de la camisa que vende se encuentra bien expresado en la cantidad de dólares que aporta el comprador. Nada más perfecto, legal, y democrático. Hay que recordar que la categoría dinero tiene varias funciones: es medio de pago, equivalente general, y es también expresión monetaria del valor. Bien sabemos que la esencia del valor de una mercancía producida en la lógica del capital es el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de dicha mercancía. Entonces, se supone que hay una proporcionalidad directa en el sentido de que a mayor tiempo socialmente necesario para la producción de una mercancía, mayor valor de dicha mercancía, y a menor tiempo socialmente necesario para su producción, menor valor de la referenciada mercancía. Por supuesto que estamos al tanto de que en el mercado capitalista puede darse el caso de que las mercancías puedan ser vendidas por encima o por debajo de su valor. La existencia real de semejantes relaciones de intercambio presupone la igualmente real existencia de unas determinadas relaciones sociales de producción sancionadas, resguardadas, y promovidas por determinadas relaciones de poder organizadas desde el Estado.

Ahora bien, como ya le denunció Marx, y su análisis tiene vigencia hoy día, en las relaciones de mercado por el cual el capitalista compra la mercancía llamada fuerza de trabajo y los trabajadores venden su fuerza de trabajo como una mercancía adquirible en dicho mercado laboral, hay una violación flagrante de la ley de intercambio de equivalentes.

Por lo menos por dos vías: 1) cuando el dueño del capital compra la mercancía-fuerza de trabajo en el mercado laboral ocurren dos cosas: la primera, el dinero con el cual el burgués compra fuerza de trabajo es plus-valor, es decir, trabajo no pagado; en el caso de la mercancía-fuerza de trabajo, como en el caso de cualquier otra mercancía, el valor es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir dicha fuerza de trabajo como fuerza de trabajo (no como persona humana); entonces, hay un tiempo de trabajo social que es el necesario para producir dicha mercancía, más allá de ese tiempo socialmente necesario será un tiempo de trabajo excedente al valor de producción de la fuerza de trabajo; en el proceso laboral, la mercancía-fuerza de trabajo en un tiempo determinado de dicha jornada (digamos 3 horas de las 8 laboradas en el día) logra producir su valor como mercancía; el resto del tiempo que labora para el capitalista que compró su fuerza de trabajo es valor que excede a lo que es socialmente necesario para la producción de la mercancía-fuerza de trabajo; por tanto es valor no pagado, es un valor que está más allá del valor necesario para la producción de la mercancía- fuerza de trabajo; es, por ello, plus-valor. Hay que tener presente que en la composición orgánica de capital, el único componente (medios de producción y fuerza de trabajo, diríamos trabajo muerto y trabajo vivo) que tiene la cualidad de producir más valor del que tiene es la fuerza de trabajo; los medios de producción únicamente transfieren el valor que tienen a la mercancía producida; si los medios de producción en su conjunto tienen un hipotético valor de $100, el valor que habrán de transferir (pasar) a la mercancía producida no puede ser mayor que el de $100; no hay valor nuevo, sólo transferencia del valor que ya se tiene en los medios de producción; sólo la fuerza de trabajo, como mercancía laborando en el proceso productivo, puede hacer dos cosas a saber: producir el valor del tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción como mercancía, y producir un excedente (el plus-valor) en valor del trabajo socialmente necesario para su producción; únicamente la fuerza de trabajo produce plus-valor. La segunda, la fuerza de trabajo mercancía vende su fuerza de trabajo al valor real del tiempo socialmente necesario para su producción y reproducción. Entonces, no hay intercambio de equivalentes. 2) La segunda vía: el capitalista compra fuerza de trabajo con valor no pagado, pero la mercancía fuerza de trabajo comprada por un salario cuando produce en el proceso productivo capitalista produce más de lo que vale, en eso consiste justamente el plus-valor. Entonces tampoco hay intercambio de equivalentes. El supuesto general de las relaciones de mercado es la del intercambio de equivalentes, es su ley esencial, es exactamente la ley que se violenta en la compra-venta de fuerza de trabajo por un salario.

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