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Nuestros Poetas: Oswaldo Escobar Velado

Eduardo Badía Serra,

Director de la Academia Salvadoreña de la Lengua.

 

El futuro de nuestras dinamiteras es cruel…..y también el de aquél Chiquilín, niño de mil años que cuando la luna brilla sobre la parrilla, come luna y pan de hollín.

Celaba la dinamitera

sus atributos de fiera.

Nadie al mirarla creyera

que había en su corazón

una desesperación…..

y una tristeza……y una angustia cruel que la vencía aun y cuando en sus manos hubiera sufrido repetidamente el destello de aquella luz que mata, floreciendo rosas en su dinamita. Rosario Sánchez Mora, triste y todo, presa de la angustia, en su soledad dolorosa del tabaco subrepticio que sabía esconder en los recodos de aquella fuente en la que debió ocultarse tantos años, fue luego, con todo y su tristeza y con todo y su angustia, el emblema del ser que opta por su libertad, y con ello, que se encierra en su soledad para ser siempre triste y vivir con la angustia. Tanto fue así esa gran mujer, que el mismísimo Ortega y Gasset la buscó para decirle que la amaba con un amor tan sano y amoroso que ni el gran vitalista sabía a veces explicar.  Traspasó Rosario el precario muro de los entornos físicos para llegar hasta donde no se pensaría que estuviera, en el espíritu y en el ejemplo, por supuesto. Llegó hasta aquí, y uno de nuestros hombre-poeta la retomó en el verso, verso que estuvo oculto, que fue nunca publicado, no sé porqué, y que le inspiró otro grande del mundo, también hombre-poeta, viril soldado, amante de la libertad, que, inevitablemente, le llevó entonces a la soledad, y con ello, a la soledad y a la angustia.

Ya llegará, Miguel, el claro día……

diría desde aquí Escobar Velado al joven español que inmortalizó a Rosario en su poema.

Vengo desde la angustia que revela

tu España traicionada:

Suave pastor de cabras de Orihuela,

dame la mano tuya constelada.

Poeta con el fusil en la trinchera,

todavía tu voz hoy nos recita

para Rosario, la dinamitera,

la campanada de la dinamita.

Desde la angustia que revela…..le pide nuestro bardo al otro enorme, al suave pastor de cabras de Orhihuela, que le extienda la mano constelada. ¿Suave pastor de cabras? ¿Extiéndeme tu mano constelada? ¡Qué versos enormes! ¡Qué elegancia de poesía!

Escobar Velado era el poeta de la angustia, de una angustia viva manifestada en el sufrimiento por la patria, en el dolor del hombre, e incluso en el dolor humano. A Neruda le dijo también, en un poema con su nombre:

Delirante, Neruda, llegó el día

en que estás por los hombres ubicado

más allá de tu angustia y tu poesía…

haciéndole justicia.

Rosario, la dinamitera, tenía la mano bonita. A ella le escribió Miguel Hernández. A ella se rindió el orgulloso Ortega. Y a ella recogió nuestro poeta Oswaldo Escobar Velado en esa forma que he expuesto. Oswaldo Escobar Velado cumplirá cien años  de nacimiento este próximo 2019. De él ya nos hemos olvidado. Fue un gran poeta, como tantos y tantos poetas grandes de nuestra patria. Ahora, a los salvadoreños nos preocupan otras cosas. De los poetas………ni nos acordamos.

Fue un poeta exquisito, sensible, sano. En sus Poemas con los ojos cerrados, le dijo a su Barrio, probablemente despidiéndose de él:

Me voy por los azules caminos de mi dicha

con el alma desnuda;

te estoy amando casi como te amaba entonces

perdido en mi locura,

con el aquel amor que tuvo calzoncitos cortos

y la cara sucia.

 

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.