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Poemas de Myrna de Escobar

AMOR OTOÑAL

Él le regaló una rosa negra en la ventana de la tarde

y su corazón entibió el frío que lo habitaba.

No quería creerlo,

más con el tiempo

albergó la luz en su mirada.

Era el preludio de un nuevo sol

ese que recién descubría

y supo entonces

que era suyo el verano,

nuevo el jardín.

Un arcoíris de violetas florecía

en su corazón marchito,

casi extinto.

Él había arado con su beso en su desierto

y se hacía eco de un fulgor inquietante,

como un rayo de sol en el horizonte,

como el amor que llegó de puntillas,

como este verso al despuntar el día.

 

IMPOSIBLE

¿Cómo pedirle al mar que acalle su bramante furia?

¿Cómo devolver a la vida lo nunca sido?

¿Cómo devolver la inocencia perdida?

¿Cómo detener los latidos sin partir?

Abandonarte sería detener este río vivo

De mi sangre atada al cardumen de besos

Que me circunda

Navegar contra la corriente en el fuego de ninfas

Que cobijan este nínive corpiño que dio frutos ayer.

 

EXTRAÑO

Extraño nuestro edén perdido

el paraje de tu sonrojo

la colonia de tus besos

tu cuerpo,

mi oasis

mi esperanto

nuestro altar

Extraño el trazo de tu sombra

El lienzo de tu boca

La madriguera de tus besos.

las noches largas

y el febril encanto

de nuestro sexo

bajo la luna llena.

 

SERÁ

¿Volveré mañana a contemplar mi ocaso?

¿Verán mis ojos el fruto de mi esfuerzo?

No lo sé.

¿Veré mi piel recogerse con los años?

¿O mis huesos inclinarse sobre mis pasos?

No lo sé.

¿Volveré al ocaso en la hora infeliz del adiós?

¿O perderé el aliento en un súbito sueño?

No lo sé.

Mas sé que un día volveré donde todo inicia

y seré la pájara que canté al son de tu aurora,

la flor que se iza al sol en un frío panteón,

el agua fresca en las pupilas de un recuerdo,

el arcoíris ensombrecido de memorias recurrentes

una caricia dormida en tu sábana nocturna

la suave brisa que llame a tu puerta.

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