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Poemas de Herbert Vaquerano

REFLEXIONES

Sobre un indigente dormido.

Será que será feliz durmiendo a toda voluntad -si no lo hiciera estaría loco o muerto- en la acera de la vía pública, sin pensar en finanzas, hogar, apariencias, etc. Tan despreocupado -hasta digno de envidia- sólo viviendo por la voluntad divina, sin aflicción aparente. ¿De qué te afliges si El Dador de la Vida ha de alimentar a todas sus criaturas? Afortunado, sin jefes hostigadores, horarios martirizantes, presupuestos inflacionarios…Sin la obligación de dar ejemplos moralizantes, evitando los vicios, porque el mejor de los vicios es vivir per se. ¡Libre de los vampiros usureros que pueblan el mundo!

Ante la fuga, no lluvia de ideas.

Pienso que lo mejor es tener un bolígrafo en la mano. Aunque muchas veces se deba dejar la fuga en marcha debido a las obscenidades mentales. Me cuesta como a pocos salvadoreños entablar esa lucha contra  ese pensamiento abstruso, rayano en esa vulgaridad obscena. En la jerga salvadoreña no están libres de su intrínseca significación palabras como: consolador, paloma, tubo, chile, pisar, componer, hoyo, ocho, pico, coger, torta, pupusa,, cucaracha, culero, mico, naco, etc., etc., etc. Y no pretendo más que un ideal neoclásico: una enseñanza.

 

VAMPIROS DIURNOS

En el día procuran siempre la sangre

de los demás, y en la noche

no duermen pensando en sus riquezas

amasadas con la explotación

del pueblo exangüe,

con su capa de estiércol

los políticos antiéticos

prometen imposibles

en su desfachatado cinismo

rampante en actos inauditos

tal el fingimiento de sus muertes

¡si los vampiros no mueren!

¡cómo pude ser eso!

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