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Poemas de AMILCAR COLOCHO

AMILCAR COLOCHO. Ciudad Arce 24 de enero de 1965- Volcán de San Salvador 30 de octubre de 1990. Fundador del Taller Literario Xibalbá en 1985 y del Taller Shilut en la ciudad de Quezaltepeque, ciudad en la que llega desde niño, en ella un Taller Literario y una avenida han llevado su nombre.

Su obra ha sido publicada en el Suplemento Cultural Tres Mil del periódico DIARIO CO LATINO, además de ser recopilada en la Antología Piedras en el huracán y CRUCE DE POESÍA Nicaragua-El Salvador (2006).

Su poesía ha sido publicado casi en su totalidad con el título de VARIOS y en La Canción del Poeta, Plaquette de Ediciones Mazatli.

El oscurantismo en nuestros días.

Sé que no en muy lejanas bibliotecas

hay libros que fomentan los sueños

de mi gente

que germinan la esperanza

y de vuelven la dignidad a manos llenas.

Hoy que recorro sus iluminadas senderos

Cómo quiero unir a mi gente con los libros.

Poema.

Amor te sueño cada noche

Nuestro primer encuentro

Fue un presagio de este tiempo

Desde que mis manos anduvieron tu cuerpo

Vivo impaciente nuestra hora

Cada momento que me faltas

Tu óxido me corroe

Ansío tu cañon Para oír

El grito de nuestro desasosiego.

 

Recuerdo.

Sos vos misma con la fuerza que heredaste

con el viejo dolor de huérfana a medias

con el recuerdo del muerto que no muere

y vivificas con visión y esperanza

y te sientes la Crusoe de la isla

de la incomprensión donde arde,

donde hace falta.

Vas adelante y te proyectas como ciudadana

y te llamaste ilusa cuando al volver la vista

descubres que la muerte es un viaje sin retorno.

 

Engaño.

No señora, no nos enseñaron

a ser hijos ejemplares;

nos enseñaron simplemente

a no hacer lo que ellos

hacían ante nosotros.

 

Justificación de un tiempo muerto.

Desde mi condición de infrahombre

me escondía tras la sombra

de una mujer de mi inframundo

(tan relativo y aparente eterno)

autodenominándome hombre-hacha

anteponiendo el filo al pensamiento

hacía sucumbir los troncos

devorando su natural estructura

con amenaza del golpe

certero justo y necesario como sudor

que me erosiono la frente.

 

Unidad…

Una fuerza te empuja a estar despierto

nos va llevando

como aire a los pulmones,

nos recorre el cuerpo, como, sangre,

nos acerca puño a puño solidarios,

levanta las banderas a la noche;

Esperanza:

Los gritos ahogados

Las palabras dormidas

El corazón atento.

Muralla en pleno vuelo contra el viento.

 

Poesía fragmentada.

Americalatina

¿por qué tienes más cuarteles que escuelas?

¿por qué tu forma decadente con materiales para defensa?

(Incluyendo los que escaparon del Vietnam)

¿por qué tu prosapis elige west point escuela de las américas

y el progreso de la ciencia?

¿por qué el patrón es extranjero?

¿por qué las muchachas tienen todas

las mejillas rosadas y la sonrisa alegre en los folletos de turismo?

¿por qué tengo tanto miedo de ser latino?

 

Machacal.

Madre, hoy estamos en las riberas de la casa

del camarón

señalando los caminos que le acorten la distancia

a nuestro abrazo.

 

10 de mayo.

Vos que de no haber nacido, no harías falta a mi

desnudo instinto

de haberme quedado aislado,

marcharía

sin la atención que merece cada ojo enfriado

de uniformes.

Ahora ya no sirven las soledades y vamos dispuestos

a no perder ninguna flor, en el intento.

 

Trashumante (I)

Hoy que regrese de la muerte

penetro de nuevo en tus heridas

en el canto que te alumbra a vida a la hora de la ausencia

yo el hambriento

el que bebió tu sangre con la noche

y se marchó luego

sólo con el recuerdo

 

Trashumante (II)

Madre tus lágrimas riégamelas en el pecho

pon tu dolor cerquita de tus palpitaciones

haz que el corazón retorne de todas sus ausencias

para quedarme en tus ojos invernales

ahora que de nuevo regreso hacia la muerte.

 

Negación.

Los volcanes y los cerros

ya no son sólo testigos

de tu rigidez feudal.

Hoy portan semillas

que se dispersan y crecen

en la ya no tan indómita carcajada,

nidos de nuevas aves

Afrontan la cara de los escombros

y nacen niños-talapo

que cantan luego del bombardeo.

 

Vigilia

Sicario de afiladas entrañas, que me robas el sueño,

apedreas a mi ángel con tu corcel pederasta

te presentan tras cada horizonte, nublando nuestras simientes.

Ante tus garfios no se doblegan nuestros racimos

Y las multiplicadas espinas se yerguen

Desafiando el brío de tus bayonetas.

 

Porvenir

“los últimos serán los primeros”

San Mateo

Manantiales en afluencia

del caudal de brazos prolongados.

En el chapudo amanecer del monte

traslúcidos manos portadoras

del fuego purificador de la tierra

que dignifique la semilla

Pan sagrado de nuestros hijos postreros.

Distancia II

Mi corazón despierta en guardia

sobresaltado por el sol que despunta,

por el día que hizo viento

en nuestros labios

y me hizo volver al futuro de la patria,

a la herida que perdura…

Hasta que no callen los muertos.

 

¡Hola hijo!

No angelito sino pez,

habitante placentario,

capitán del barco exclusivista,

te siento desde las escafandras

te siento retorcerte desde la piel

que te cobija.

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